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miércoles, 7 de enero de 2015

EL LINK

HOLA!! BUENO AQUI ESTA EL LINK DE LA NOVELA ... ESPERO LA LEAN Y COMENTEN ... BUENO ADIOS Y QUE ESTEN BIEN :))

http://ella-es-mia-poseer.blogspot.mx/

.- SORPRENDEME .- CAPITULO 42 Y EPILOGO

42
Esa noche, cuando ____ durmió a Sami, sorprendiendo a Tom lo hizo
subir al coche. Cuando llegaron al hotel, divertido, la miró y ella murmuró:
—Esta vez no hay chocolate.
Encantado porque todo hubiera salido bien, la abrazó y dijo:
—Tengo lo único que necesito. A ti.
Tras pasar por recepción y recoger su llave, entraron en el ascensor,
donde se besaron como locos hasta llegar a su planta. Una vez llegaron,
Tom preguntó:
—¿Qué habitación es?
—215.
Mientras caminaban por el pasillo, Tom se fijó en lo guapa que
estaba vestida de militar y, agarrándola por la cintura, le comentó:
—¿Sabes que me gustas mucho vestida así?
—¿Ah, sí?
Cosquilleándole la cintura, murmuró:
—Teniente..., tienes mucho morbo vestida de militar.
____ sonrió y, parándose frente a una habitación, repuso:
—Creo que te voy a gustar más desnuda.
Una vez entraron, _____ fue directa al equipo de música y tras poner un
CD que se sacó del bolsillo, los primeros acordes de la canción de Bruno
Mars, When I was your man sonaron, lo miró y preguntó:
—¿Bailas?
Él no lo dudo. En las últimas semanas, esa canción y los CD de
música que tenía de ella habían sido el único nexo de unión con ____ y,
abrazándola, disfrutó de su cercanía mientras bailaban la bonita canción.

Too young, too dumb to realize
That I should have bought you flowers and held your hand.
Should have gave all my hours when I had the chance.
Take you to every party ‘cause all you wanted to do was dance.
Now my baby is dancing, but she’s dancing whith another man.

Una vez terminó, Tom la besó y cuando sus labios se separaron, ella,
poniéndose muy seria, se apartó de él y dijo, tendiéndole un papel:
—Quiero que leas esta carta. Es de Mike. Y una vez la leas, quiero
romperla y no volver a leerla nunca más.
Conmovido Tom la cogió y, mirándola a ella, preguntó:
—¿Estás segura? Esto es algo entre tú y él.
_____, con una sonrisa, asintió.
—Sí, cariño. Estoy segura. Léela.
Tom sacó el papel del sobre y comenzó a leer, ante su atenta mirada.

Mi querida ____:
Si tienes esta carta en tus manos es porque nuestro buen amigo Conrad te la ha hecho llegar y eso significará que yo he muerto. Quiero que sepas que eres lo mejor que he tenido en mi vida a pesar de que en ocasiones me he comportado como un idiota contigo. Siempre has sido demasiado buena para mí y tú lo sabes, ¿verdad?
El motivo de esta carta es para disculparme por todo lo que vas a descubrir ahora de
mí. Me avergüenza pensarlo, pero así es mi vida y ante eso nada puedo hacer, salvo pedirte disculpas y esperar que no me odies eternamente.
Deseo que conozcas a un hombre especial. Un hombre que te cuide, te lleve de fiesta
con él, baile contigo, quiera a nuestro hijo y te dé esa familia que yo sé que tú siempre has querido formar. Espero que ese hombre sepa valorarte como yo no he sabido y que seas lo primero para él. Te lo mereces, ____. Te mereces encontrar a una persona así. No todos son como yo y aunque sabes que te quise a mi manera, también sabes que eso nunca fue suficiente para ti.
A nuestro bebé dile que su padre lo hubiera querido mucho, pero deja que quiera como a un padre a ese hombre que espero que algún día llegue a tu vida. Eres fuerte, ____, y sé que saldrás adelante. Tienes que rehacer tu vida. Prométemelo y rompe esta carta después.
Os quiere,
Mike

Cuando terminó de leerla, Tom guardó la carta y miró a _____. Ella,
con una sonrisa que le llenó el alma, dijo emocionada:
—Tú me valoras. Bailas conmigo, cuidas de mi hija y de mí y quieres
darnos la familia que él nunca nos quiso dar, sin que yo te lo pida. Tom, tú
eres ese hombre único y especial que yo siempre he querido conocer, y te
aseguro que Sami y yo te queremos con todo nuestro corazón, porque...
No pudo continuar, la emoción le pudo y Tom la abrazó. Cuando la
calmó, con todo el amor que estaba dispuesto a darle, dijo:
—¿Sabes?, no me alegro de lo que le pasó a Mike, pero sí me alegro
de que no esté contigo, porque eso me ha permitido conocerte y volverme
loco por ti. Y quiero que sepas que voy a cuidar y a mimar a mis dos
princesas como os merecéis.
_____ asintió y, cogiendo la carta la rompió en pedazos.
Definitivamente, Mike, como hombre, era pasado y Tom era su futuro.
Una vez dejó los papelitos sobre la mesa, Tom, despojándose de la
chaqueta de lana negra que llevaba, exigió, haciéndola sonreír:
—Desnúdate, teniente.
Ambos se desnudaron con celeridad sin dejar de mirarse. Tom
terminó antes que ella y murmuró:
—Estoy tan duro que te voy a romper.
Ella sonrió y, con chulería, lo retó:
—Rómpeme, pero con cariño.
La cogió entre sus brazos y, poniéndola contra la pared sin ningún tipo
de preliminares, le abrió las piernas y con urgencia la penetró. Ambos
jadearon y él, mirándola a los ojos, dijo con voz ronca:
—Ni te imaginas cómo te he echado de menos.
Moviéndose para darle más profundidad, repuso:
—Ni te imaginas cuánto he pensado yo en ti.
Mordiéndole la barbilla, volvió a penetrarla.
—Te quiero para mí y, como le dice un buen amigo a su mujer: «Tu
boca, tu cuerpo y toda tú, quiero que sea mío, sólo mío», ¿entendido?
—No me des más órdenes —jadeó—. La teniente aquí soy yo.
Tom sonrió y dándole un azote en el trasero, musitó:
—Tu grado a mí no me vale, preciosa.
Esa reacción hizo reír a ____ y Tom la besó. Enloquecida por la
pasión que él le demostraba, se abandonó a sus caricias y dejó que guiara el
morboso juego. Sin darle tregua, Tom la penetró una y otra vez y cuando
él jadeó demasiado alto, ella murmuró:
—Chisss..., no quiero que nos echen del hotel.
Divertido, respondió dándole otro azote en el trasero.
—El hotel no me importa, sólo me importa que te corras para mí.
—¿Sólo para ti?
Penetrándola de nuevo, asintió y afirmó con seguridad:
—Sólo para mí siempre que juguemos.
Un jadeo de ella lo hizo reactivarse y, enloquecido por la pasión que
sentía, preguntó:
—¿Te gusta, ____?
—Sí... sí... me gustan nuestros juegos.
Tom sonrió y sin parar su asolador movimiento, murmuró:
—Morbosa... —____ jadeó ante una nueva embestida y Tom dijo—:
Dime a qué quieres jugar.
Dispuesta a caldear el momento con fantasías, con voz plagada de
sensualidad, murmuró ante sus nuevas embestidas:
—Estoy de pie en la ducha y tú estarás detrás de mí, los hombres, de
rodillas, desearán que les meta mi fresa en la boca y tú me lo pedirás.
Desde atrás me abrirás los labios y les darás acceso a mi interior mientras
les pides que me masajeen el clítoris y me pides al oído que me corra para
ti. Sólo para ti. Primero, uno meterá su boca entre mis piernas, después
otro y cuando cumpla lo que me pides, saldremos de la ducha, me tumbarás
en la cama y me follarás delante de ellos para enseñarles lo que nos gusta.
—Sigue..., morbosa..., sigue.
—Cuando te corras —gritó, llegando al clímax—, abrirás mis piernas,
otro me penetrará y... y cuando éste acabe, rápidamente se introducirá en
mí el siguiente, mientras tú me pides que me corra para ti. Sólo para ti, y
yo moriré de placer.
Tom en ese instante no pudo más y hundiéndose en ella, alcanzó
también al clímax. Sus cuerpos se convulsionaron al unísono y cuando sus
respiraciones se acompasaron, _____, mimosa, lo besó en la cabeza y
preguntó:
—¿Te ha gustado el juego?
Mirándola con deseo, él asintió.
—Tus deseos son órdenes para mí, teniente. Cuando regresemos a
Múnich, prometo cumplir esa fantasía.
Aquella noche, cuando ella se durmió, Tom se quedó contemplándola
como un tonto. Tenerla en su cama y bajo su cuidado era lo mejor que le
había pasado en mucho tiempo y deseoso de hablar con alguien, cogió su
móvil y llamó a su buen amigo Bill. Tras dos timbrazos, éste contestó y
Tom dijo:
—Estoy con ____.
Bill asintió. Aún recordaba lo desesperado que Tom había estado con
todo lo ocurrido e, incorporándose en la mesa, preguntó:
—¿Está bien?
—Sí. Cansada, pero bien. Ahora está durmiendo.
—¿Tú cómo estás?
Tom, tocándose el pelo, respondió:
—Feliz... feliz como nunca en mi vida. Sólo quiero estar con ella y
cuidarla y...
—No puedes dormir, sólo puedes mirarla, ¿verdad?
Tom sonrió. Bill lo conocía mejor que nadie en el mundo y añadió:
—Me siento como un idiota.
—Te entiendo —convino Bill, al pensar en su mujercita—. El día que
conocí a Jud, con su carácter rebelde me dejó fuera de combate y creo que
ese temperamento en ____ es lo que te ha dejado fuera de combate a ti
también. ____ y Jud se parecen en muchas cosas y una de ellas es ese
maldito carácter.
Tom sonrió. Miró a ____, que dormía plácidamente en el centro de su
cama y murmuró:
—Me vuelve loco ese carácter, amigo.
—Escucha, Tom, si tu corazón ya ha elegido, nada podrás hacer
contra él. Mi consejo es que te dejes llevar por los sentimientos y disfrutes
del momento. Lo que tenga que ser... será.
—Joder, macho, ¡me estás asustando!
Bill sonrió y, antes de colgar, bromeó:
—¡Asústate!
Cuando cerró el móvil, Tom se sentó en la cama y observó dormir a
la mujer que le había quitado el sueño desde hacía un tiempo. Deseoso de
estar a su lado, se acostó con ella y cuando la acercó a él para sentirla más
cerca, musitó:
—_____ Parker..., estoy loco por ti.
Una sonrisita le hizo saber que ella estaba despierta y haciéndole
cosquillas en las costillas, susurró mientras ____ reía.
—¿Escuchando conversaciones ajenas?
Ella soltó una carcajada y, agarrándole las manos, dijo:
—Si te pones a hablar a mi lado, ¿cómo no quieres que me entere?
Tom sonrió. Se levantó de la cama y fue hasta su cartera, de donde lo
vio sacar algo. Se sentó en la cama y la hizo sentarse. Después le enseñó el
colgante de la fresa mojada en chocolate y preguntó:
—¿Me dejas que te lo ponga de nuevo?
____ asintió y él lo hizo. Cuando acabó, lo miró y, divertida, comentó:
—Por favor... te has puesto tan serio que parece como si me hubieras
regalado un anillo de compromiso.
—Cásate conmigo. Sé la señora Kaulitz.
Alucinada al oírlo no pudo articular palabra y Tom, dispuesto a
conseguir su propósito, afirmó:
—Puedo ser muy convincente.
Ella lo miró y dijo:
—Te lo tendrás que trabajar..., muñeco.
Con gesto simpático, Tom asintió. Ella era la mujer que siempre
había buscado. Era el sentido de lo que tantas veces había buscado en su
vida y, dejándose llevar por lo que sentía, propuso:
—_____ Parker, aunque de momento no te quieras casar conmigo,
¿me haríais tú y Sami el honor de veniros a vivir a mi casa, que será
nuestra casa en el momento en que aceptes mi proposición?
Parpadeando al comprender lo que eso suponía para la vida de los tres,
respondió emocionada:
—Sí..., aceptamos.
Tom la besó y de pronto ella, separándose, dijo:
—Un momento... un momento.
Él, al ver su cejo fruncido, se preocupó y preguntó alarmado:
—¿Qué ocurre? ¿Qué pasa ahora?
—¿Peggy Sue también podrá venir?
Tom, soltando una carcajada, besó a la mujer que adoraba por encima
de todo y tumbándose sobre ella, cuchicheó:
—Claro que sí, cariño... Peggy Sue es la más importante de la familia.

EPILOGO
Múnich... un año después

El espectáculo en la guardería era un momento especial para los padres.
Ataviados con disfraces de verduras, los niños cantaban y bailaban,
mientras ellos los grababan en vídeo y les hacían infinidad de fotografías.
Sami, vestida de zanahoria, cuando terminó su número corrió a los
brazos de Tom, que la cogió encantado. La maestra corrió tras la niña y,
agarrándola de la mano, dijo:
—No, Sami... regresa a la fila.
—Quiedoo con mi papáááá.
_____ soltó una carcajada. Sami sentía pura adoración por Tom. Desde
que vivían juntos, la niña le había otorgado ese título y él, encantado, lo
había aceptado. Emocionado como un tonto, Tom se colgó la cámara de
fotos al cuello y cuando fue a hablar, la maestra dijo:
—Samantha..., quítate la corona. Todavía no te la puedes poner.
Él, al ver la cara de su pequeña, miró a la mujer y, con gesto enfado,
dijo:
—La función ha terminado. Ella ha estado sin su corona durante el
espectáculo. Ha cumplido su promesa y ahora nosotros tenemos que
cumplir la nuestra. Le dijimos que se pondría la corona de princesa cuando
acabara la función y así ha de ser.
La maestra cruzó una mirada cómplice con ____ y ésta puso los ojos
en blanco. Al final, dando su brazo a torcer, la maestra dijo:
—De acuerdo. Pero que regrese a la fila con los demás.
Tom, encantado por haberse salido con la suya, miró a Sami, que,
con su corona de princesa, lo observaba, y dijo con convicción:
—Eres la princesa zanahoria más bonita que he visto en mi vida. Pero
ahora tienes que volver a la fila. Prometo ir a recogerte a la puerta de la
guardería en cinco minutos con mamá, ¿vale?
La niña, tras regalarle una espectacular sonrisa, asintió y corrió junto
a sus compañeros. ____, que había permanecido en un segundo plano,
agarró la mano de Tom y, tirando de él, dijo:
—No sé quién es peor. Si tú o la princesa zanahoria.
Tom sonrió y agarrando a _____, caminó hacia la puerta de la
guardería, donde habló con otros padres del maravilloso espectáculo que
los niños les habían ofrecido. Era un padrazo orgulloso.
Una vez recogieron a su pequeña, los tres subieron al coche y se
fueron a casa de sus amigos. Judith, al ver llegar a la pequeña aplaudió.
—Samiiiiiiiii...., estás preciosaaaaaaa.
La niña, aún con su disfraz de zanahoria, los miró a todos y aclaró:
—Soy la pinsesa zanahodia.
Bill soltó una risotada y Tom exclamó:
—¡Mi princesa es la bomba! Teníais que haberla visto en el escenario.
Se ha comido en su número al tomate y a la coliflor.
_____ puso los ojos en blanco. Cualquier cosa que Sami hiciera, para
Tom siempre estaba bien. Judith, al oírlo, se acercó a su amiga y
cuchicheó:
—Te aseguro que Bill, el día que los peques vayan a la guardería,
babeará igual. ¡Menudo es él con sus niños!
Divertidos por el comentario, todos entraron a tomar algo, mientras
____ agarraba a Tom y, besándole, le decía:
—Venga, muñeco..., te mereces una copita.
En el año que llevaban juntos todo había sido estupendo. Maravilloso.
Se habían trasladado a vivir con Tom y éste había adaptado su casa a las
necesidades de Sami. Fort Worth estaba olvidado.
En repetidas ocasiones, le había pedido a ____ que se casaran, pero ella
se hacía de rogar, aunque le había prometido que si un año después seguían
juntos, lo harían. Tom finalmente aceptó.
En ese tiempo, él conoció a Neill, a Fraser y a otros militares y
nuevamente se dio cuenta de lo equivocado que había estado. Aquellos
americanos eran una gran familia y sólo había que ver cómo se cuidaban
entre ellos, y cada vez que _____ tenía que pilotar, le prometían que la
cuidarían.
Al principio, cada vez que ella se tenía que ir a Afganistán, o Irak o a
cualquier otra parte, Tom no dormía y estaba todo el día pegado al
noticiero. Cuidaba de Sami con cariño y sólo pensar que algo le pudiera
pasar a ____ le quitaba la vida.
Pero el tiempo había pasado y, como ella le prometió, en cuanto el
ejército lo permitió pasó a ser una civil. Dormía todas las noches con su
hija y con Tom y era completamente feliz. Ahora tenía tiempo para
terminar el curso de diseñadora gráfica que un día comenzó y disfrutaba de
una tranquila vida. No sabía si a la larga echaría el ejército de menos, pero
lo que sí sabía era que por primera vez era completamente feliz y estaba
creando su propia familia.
Aquella noche, cuando los pequeños se durmieron, las chicas
propusieron ir a la fiesta que unos amigos daban en su casa. Bill y Tom,
tras mirarse con complicidad, aceptaron encantados. Simona y Norbert se
quedaron con los niños y ellos se marcharon a divertirse.
Al llegar a la fiesta, las chicas, tras saludar a algunos conocidos, se
dirigieron a una barra para tomar algo. Una vez pidieron las bebidas, _____
se acercó a su amiga Judith y cuchicheó:
—Vaya...vaya..., acabo de ver a Diana y a su novia.
Judith sonrió. En aquel tiempo se habían encontrado con ellas en el
reservado del Sensations más de una vez y cada una a su manera, lo había
pasado bien. Divertida, miró a su marido, que hablaba con Tom y dos
hombres y le preguntó a ____:
—¿Qué te parecen los hombres que están con los chicos?
Ella los miró y entendiendo lo que proponía, asintió. Tom, al ver la
mirada de su chica, sonrió y le guiñó un ojo.
—Cuatro hombres para nosotras dos. ¡Bien!
Judith sonrió y cuchicheó tras cruzar su mirada con Bill:
—A Iceman, por su gesto también le gusta.
Bill, que como Tom se había percatado del cuchicheo de las mujeres,
divertido le comentó algo a su amigo y éste asintió.
Sin necesidad de hablar, los cuatro se entendieron. Ellas, sonriendo,
cogieron sus bebidas y se encaminaron hacia un lateral del salón. Segundos
después, los hombres caminaron hacia ellas y Tom, abrazando a su mujer
la besó en el cuello, abrió una cortina y vieron varias camas con varias
personas practicando sexo y unos columpios de techo.
____, al ver aquello, asintió. Pegó sus labios a los de él y lo besó.
Tom, excitado, respondió a aquel ardoroso beso ofreciéndole su lengua,
que ella saboreó.
Sin demora, entraron en la estancia. Allí, Tom y Bill se sentaron en
una de las camas y mirando a los hombres que estaban junto a ellas les
pidieron que las desnudaran. Una vez estuvieron las dos desnudas,
caminaron hacia sus parejas y al llegar a su altura se sentaron a horcajadas
sobre ellos. Tom, tras devorar los labios de ____, dijo:
—Siéntate al revés, mirando a Alfred.
____ lo hizo. Tom, excitado, le tocó los muslos y susurró en su oído:
—Alfred se muere por saborearte, cariño, y yo deseo que lo haga.
¿Qué te parece?
Ella sonrió. Miró a Judith y a Bill, que se divertían sobre la cama con
otro de los hombres, y dijo:
—Me parece una idea excelente.
Tom paseó sus manos por las piernas de su mujer y, abriéndole los
muslos, dijo, mirando al hombre que los observaba:
—Juega con su clítoris... eso le gusta.
Alfred sonrió y, poniéndose de rodillas, contestó:
—Voy a jugar con tu clítoris hasta que te corras en mi boca.
Se puso de rodillas y, tras echar agua sobre su vagina y secarla con un
paño limpio, acercó la boca y succionó con deleite. Las manos de Tom le
abrían los labios internos y, dándole acceso a ella, murmuraba en su oído:
—Así, ____..., permíteme abrirte para él...
Echando las caderas hacia atrás, ella preguntó:
—¿Así te gusta?
Acalorado por lo que ella le hacía sentir, Tom asintió y murmuró:
—Sí, cariño..., sí... Métete en su boca.
Un chillido escapó de los labios de ____ al sentir cómo aquel hombre
cogía con sus labios su clítoris, mientras con la lengua le daba dulces
golpecitos.
—Te quiero, preciosa..., chilla..., disfruta.
Las manos de Tom subieron hacia sus pechos y comenzaron a
pellizcarle los pezones mientras murmuraba:
—Estoy muy duro, _____... Córrete para que yo te pueda follar.
El cuerpo de ella tembló y cuando Alfred la cogió de los muslos y se
los abrió más, volvió chillar mientras Tom cuchicheaba:
—Sí..., así..., cariño.... Para mí. Sólo para mí.
Su voz... las cosas que decía, cómo se entregaba y el morbo era
excitante. Escuchar la voz apasionada y caliente de Tom en su oído
mientras sus manos le pellizcaban los pezones siempre la volvía loca.
Cuando ____ gritó y al llegar al clímax se convulsionó, Tom dijo:
—Sí..., cariño... sí... Córrete en su boca...
Sin fuerzas, ____ apoyó sus manos en la cabeza de Alfred, apretándolo
contra ella, mientras él chupaba y lamía enloquecido su clímax. Así estuvo
unos minutos hasta que Tom, deseoso, le indicó que su momento había
acabado y que la lavara. Alfred lo hizo, la secó y cuando se levantó, Tom,
ansioso, le dio la vuelta a _____ y, mirándola a los ojos, guió con su mano el
pene hasta su húmeda vagina y preguntó:
—Dime, Cat Woman, ¿quieres ser mía sobre la cama o sobre un
columpio?
_____, excitada por el hombre que adoraba y que la trataba como a una
princesa, lo besó en los labios y, deseosa de recibirlo como él quisiera,
murmuró:

—Sorpréndeme..., James Bond.



HOLA!!! BUENO AQUI ESTA EL FINAL!!! SE AH ACABADO ... LO SIENTO TANTO ... JAJAJA BUENO GRACIAS POR TODO, POR HABERLA LEIDO, POR HABER COMENTADO Y TODA LA ONDA ... ENSERIO MIL GRACIAS ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO, LOS PROTAGONISTAS DE ESTA HISTORIA SON BJORN Y MELANIE ... TAMBIEN ESTA LA HISTORIA DE JUDITH Y ERIC QUE ERAN JUDITH Y BILL ... LA LEERE Y LUEGO SE LAS PUBLICO PERO AQUI OBVIO SERA CON TOM Y ____ EN LUGAR DE BILL Y JUDITH xD ... BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO ... LEAN LA NUEVA NOVELA ... AHORITA MISMO LES PASO EL LINK ... ES OTRO LIBRO QUE ADAPTARE ... ES CORTA PERO LOS CAPS SON LARGOS ;) ... ADIOS :))

martes, 6 de enero de 2015

.- SORPRENDEME .- CAPITULOS 40 Y 41

ULTIMOS CAPITULOS
40
Un mes después, la teniente ____ Parker y su equipo tomaron tierra
con su C-17 de nuevo en la base de Ramstein, al oeste de Alemania, tras
varios viajes que los habían llevado a Líbano, a Kuwait y a Estados Unidos
para asistir a los funerales de los compañeros caídos en el avión abatido. Y
después de pasar por Bagdad y recoger a varios soldados heridos y a un par
de periodistas norteamericanos liberados.
El funeral por Robert fue triste. Desolador. Savannah, abrazada a ella,
lloraba inconsolable y ____ no puedo hacer nada salvo abrazarla a su vez y
compartir su dolor.
El comandante Lodwud, al saber que el avión de ____ había aterrizado,
fue a verla y, cuando estuvo frente a ella, la saludó:
—Teniente Parker. Bienvenida.
—Gracias, señor.
—Estaré en mi despacho esperando los informes.
____ asintió. Rellenó junto a Fraser y Neill todo el papeleo y se
encaminó hacia el hangar. Cuando llegó frente a la puerta, como siempre,
llamó. Tras escuchar la voz del comandante, entró y a diferencia de otras
veces, no echó el pestillo.
Lodwud fue consciente de ello y, levantándose de la mesa, caminó
hacia ella y la abrazó.
—Estaba preocupado por ti. ¿Estás bien?
—Sí.
—Siento lo del teniente Smith y sus hombres. Sé la amistad que os
unía.
—Gracias, James.
Separándose de ella, se sentó de nuevo y ____, que había permanecido
de pie ante la mesita, dijo:
—Si me firma los papeles, señor, podré regresar con mis hombres.
—¿Es cierto que te vas a Fort Worth?
—Sí. El mayor Parker se está ocupando de todo.
—¿Por qué te vas?
—Temas familiares.
Lodwud asintió y, sin preguntar nada más, firmó los papeles. ____, con
una sonrisa, lo miró. A su manera, aquel militar siempre había sido un
buen amigo y compañero y dijo:
—Espero que algún día superes lo de Daiana, como yo creo haber
superado lo de Mike. Te mereces una vida mejor, James, y sé que la vas a
tener. Lo sé.
Él la miró y murmuró:
—Ha sido un placer haberte conocido, _____.
Ella caminó hacia él, se agachó, lo abrazó y respondió:
—Lo mismo digo, James. Gracias por todo, porque a nuestra extraña
manera me ayudaste a seguir viviendo. —Ambos sonrieron—. Y espero
que si alguna vez vas por Fort Worth nos volvamos a ver, aunque nuestros
encuentros ya no sean como los de estos últimos tiempos.
Ambos sabían que aquello era una despedida. Había llegado el
momento de olvidar los fantasmas del pasado e intentar retomar sus vidas.
Cuando se separaron, ____ cogió los papeles que él había firmado y
abandonó el despacho. Cuando salió, el comandante miró la puerta y sonrió
por ____. Era una buena chica.
Aquella tarde, en la base de Ramstein y vestidos aún con la ropa de
camuflaje, Neill y ____ se despidieron. Ella cogería un vuelo que la llevaría
a Madrid y desde allí otro hasta Asturias. Su hija volaba con su madre y su
hermana desde Fort Worth para reunirse con ella allí.
—Fraser a última hora se fue en el pájaro de Thomson. Ha regresado a
Kuwait. Por lo visto, su hermano está destacado allí y quería verlo.
Neill asintió y, cansado del viaje, le aconsejó:
—_____, descansa cuando llegues a Asturias. Lo necesitas.
—Tú también.
Con una triste mirada, el militar la miró y se sinceró:
—Pilotar contigo estos años ha sido estupendo. Espero que en Fort
Worth te traten como te mereces.
—Lo mismo digo, Neill. Pero no me vas a perder de vista. Seguro que
nos volveremos a encontrar en algún otro conflicto, aunque ya sabes que
dentro de diez meses, mi intención es dejar el ejército para dedicarme a
otra cosa. Necesito cambiar de aires, por Sami y por mí.
Ambos rieron y Neill comentó:
—Creo que el ejército va a perder un estupendo piloto, pero el mundo
algún día va a ganar una estupenda ilustradora.
Se abrazaron con cariño y cuando Neill se marchó y ella se quedó sola
en el aeropuerto, se sacó del bolsillo la tirita de princesas que su hija le
puso el día que se fue y sonrió. Después se echó el petate a la espalda y
caminó en busca del avión que la llevaría hasta España.

41
La llegada a Asturias en esta ocasión fue diferente. Que Scarlett no
fuera a buscarla al aeropuerto la entristeció. Se había acostumbrado a ver a
su loca hermana allí y no tenerla la hizo añorarla el doble.
Vestida de militar, alquiló un coche y fue directa a la casa de su
abuela. Al llegar, la puerta de la casona se abrió. Covadonga, al ver que se
trataba de su nieta, con los brazos en alto corrió a recibirla.
—¡Aiss, mi neña..., aiss, mi neña que ya está en casa!
_____ sonrió. Abrazó a aquella mujer que tanto quería y susurró:
—Hola, abuela. Ya estoy aquí de nuevo.
La preocupación de Covadonga en ese momento desapareció y
mirando a su neña con ojos vidriosos, preguntó:
—¿Estás bien, mi vida?
—Sí.
—Estaba muy, muy, muy preocupada por ti.
—Estoy perfecta, ¿no me ves? —rió encantada.
Covadonga la besuqueó y gritó a todas sus vecinas que la hija del Ceci
y su hija Luján habían regresado. Al verla vestida de militar, todos la
trataban como a una heroína. En esta ocasión, _____ no rectificó a su abuela.
Si ella había decidido llamar a su padre Ceci, no pensaba corregirla nunca
más.
Aquella tarde, sobre las siete, cuando ____ cayó en la cama, durmió
durante muchísimas horas. Estaba agotada. Covadonga la dejó dormir, sólo
había que ver la cara de cansancio de su pequeña para saber que lo que
necesitaba era descanso.
Cuando se despertó al día siguiente eran las tres de la tarde. Había
dormido casi del tirón veinte horas, a pesar del par de veces que se
despertó angustiada por las pesadillas. No podía olvidar lo ocurrido y eso
no la dejaba descansar con tranquilidad.
Al levantarse, miró por la ventana y vio que el día estaba grisáceo y
con algo de niebla.
En marzo los días en Asturias solían ser grises y aquél era uno de
tantos. Cuando su abuela la vio aparecer, sonrió y, abrazándola, preguntó:
—¿Ha descansado bien mi neña?
—Sí, abuela —mintió—. He dormido, como se suele decir ¡a pierna
suelta!
Covadonga, feliz por tenerla allí, le puso un plato de sopa y la
apremió:
—Vamos, come algo.
Arrugando la nariz, ella gruñó:
—Me acabo de levantar, abuela. No me apetece comer.
Pero la mujer, dispuesta a engordar a su neña, insistió:
—¡Come! Pareces un saco de huesines.
Sin muchas ganas, al final le hizo caso y dos segundos después,
mientras aquel caldito asturiano le entraba en el cuerpo, reconoció que le
estaba sentando a las mil maravillas. Miró el reloj: las cuatro.
—¿A qué hora dijo mamá que llegaba su avión?
Cogiendo un papel de encima de la chimenea, Covadonga se lo
entregó.
—Dijo que llegaban a las siete. Ah... y el Ceci viene también.
—¿Viene papá?
—Sí, neña..., tu padre viene también. Seguro que a dar por culo, como
siempre.
—¡Abuela!
La anciana soltó una risotada y ____ tuvo que reír también. A la mujer
le gustaba su padre más de lo que quería admitir y ambas rieron. Cuando se
terminó el caldito, _____ miró por la ventana y dijo:
—Abuela, voy a dar un paseo por la playa. Tiene que estar hoy
preciosa.
—¿Con esta humedad? —se extrañó la anciana, pero conociendo a su
nieta, añadió—: Ve... ve..., neña, ve, siempre te gustó pasear por la playa.
Pero antes cámbiate de ropa. No vayas a ir en pijama.
Como no tenía mucha ropa en Asturias, volvió a ponerse lo mismo
que el día anterior. Pantalón de camuflaje y chupa del ejército. Cuando
llegó a la preciosa playa de La Isla sonrió. A pesar de la neblina, aquel
lugar era el más bonito y mágico que había visto nunca.
Caminó hacia un lateral y se sentó sobre una roca. Durante un buen
rato, miró a unas mujeres que paseaban y disfrutó del sonido y la visión del
mar. Observarlo siempre la relajaba.
Pensó en su pequeña, estaba deseando verla e, inconscientemente
pensó en Tom. A él también estaba deseando verlo, pero sabía que no
debía hacerlo. Verlo y continuar con su morboso juego sólo le ocasionaría
dolor y sufrimiento. Debía cortar por lo sano y una excepcional manera de
hacerlo era como lo iba a hacer. Marchándose a Fort Worth. Eso evitaría
tentaciones.
Cuando el culo comenzó a dolerle de estar sentada sobre aquella fría
piedra, se levantó y caminó hacia la orilla, aunque antes de que el agua le
rozara, se paró. Mojarse era una temeridad. El agua del Cantábrico en
marzo era un témpano de hielo, pero se agachó y la tocó con la mano.
Comenzó a caminar hacia el otro extremo de la playa mientras en su
cabeza bullían cientos de pensamientos. Robert. Savannah. Tom. Sami.
Afganistán. ¿Cómo podía ser que allí hubiera tanta paz, pudiera pasear
tranquilamente y en otros lugares la gente se matara sin sentimientos de
forma incontrolada?
Estaba sumida en sus pensamientos, cuando el sonido de un coche
atrajo su atención, y al mirar vio que aparcaba junto a uno de los
pintorescos hórreos. De él se bajaron dos personas. Desde lejos vio que se
trataba de un hombre y un niño. Los observaba cuando un movimiento del
pequeño que corría llamó su atención.
Curiosa, lo observó. Aquel saltimbanqui corría con la misma gracia
que su hija. Eso la hizo sonreír. Eran tales las ganas que tenía de ver a su
Sami, que ya creía verla donde no estaba. Pero a medida que se acercaba a
ellos, el corazón le comenzó a latir con fuerza al oír el sonido de su risa.
____ se paró en la playa y explotó de felicidad cuando vio que no eran
otros que Sami y Tom.
¿Tom? ¿Qué hacía él con su hija?
—¡Mami... mami...! —gritaba la pequeña.
Emocionada, ____ echó a correr por la playa. Aquélla era su pequeña.
Quien la llamaba era Sami y, según se acercaba a ella, la pudo ver con
claridad. Su niña, con su famosa coronita en la cabeza, corría con los
brazos abiertos en busca de su mamá. Cuando ____ llegó hasta ella, se
agachó y, cerrando los ojos, la agarró y la abrazó, mientras sonreía
emocionada por el encuentro.
Sami olía a vida, a niñez, a inocencia y futuro, y sentir sus manitas
alrededor de su cuello casi le hizo llorar de felicidad. ¡Cuánto la había
echado de menos...!
Durante varios minutos permaneció abrazada a su niña y cuando abrió
los ojos, vio a Tom acercándose con las manos en los bolsillos de los
vaqueros. Su corazón se descontroló al verlo allí, con una chaqueta negra
de punto. Su sonrisa la descolocó y más aún cuando la saludó:
—Hola, teniente Parker.
Sin entender bien qué hacía él allí con su hija, iba a hablar cuando la
pequeña, llamando su atención, dijo:
—Mami, Peggy Sue se escapó en el coche y el pínsipe lo tuvo que
descatá.
Sorprendida, miró a Tom y éste, divertido, afirmó:
—Asqueroso. Casi me da algo cuanto tuve que parar el coche y coger
a ese animal, pero por mi princesa Sami rescato lo que sea. Eso sí, a tu
madre casi le da un infarto al ver al bicho suelto por el vehículo.
De pronto, unos gritos llamaron su atención. En un lateral de la playa,
sus padres y su hermana Scarlett llamaban a la pequeña. Ésta, al verlos,
salió corriendo dejando a solas a Tom y a su madre. Desconcertada por la
presencia de éste, ____ preguntó:
—¿Cuándo han llegado mis padres con Sami?
—Hace una hora. He ido a buscarlos al aeropuerto. Luego hemos ido a
casa de la abuela y ella nos ha dicho que estabas aquí.
Alucinada, parpadeó, lo miró y preguntó:
—¿Y tú qué haces aquí?
Con voz segura a pesar de los nervios que tenía por tenerla delante, él
respondió:
—Tenía que verte, _____.
Sorprendida, no supo qué decir y Tom añadió:
—Siento mucho lo que le ocurrió a tu amigo Robert y a sus hombres.
Lo siento de todo corazón, cariño.
«¡¿Cariño?!»
Cuánto había deseado oír esa palabra, pero recordar la muerte de su
amigo la hizo cerrar los ojos. Pensar en que nunca más volvería a ver a
Robert aún le dolía demasiado.
Cuando recuperó el control, abrió los ojos y lo miró. Miró al hombre
que quería, que deseaba, que necesitaba. Sin hablar, se dijeron lo que
sentían. Sin hablar se comunicaron. Y, finalmente, Tom, deseoso de su
contacto, al ver sus ojeras y su cara de cansancio, se disculpó:
—Perdóname, cariño. Yo tampoco te lo puse fácil.
Confusa por todos los sentimientos que de pronto afloraban en ella
por lo ocurrido, vio a su hija llegar junto a sus padres y susurró con un hilo
de voz:
—Estás perdonado.
Tom sonrió, sacó las manos de los bolsillos y, tendiéndolas hacia
ella, pidió:
—Ven aquí, preciosa.
Sin dudarlo, se echó a sus brazos y él la aceptó.
La acunó mientras repartía cientos de besos por su rostro. Aquel
rostro que no había podido quitarse de la cabeza y que tanto sufrimiento le
había ocasionado. Tenerla en sus brazos fue la medicina que Tom
necesitaba para volver a sonreír y finalmente se besaron. Al sentirlo
reclamando su beso, ____ sonrió. Se sintió especial de nuevo. Se sintió
protegida y mimada y cuando sus bocas se separaron, murmuró:
—No he parado de pensar en ti.
Encantado de oír eso, Tom, sin separar su rostro del de ella, dijo:
—Ni yo en ti, cielo. Ni yo en ti.
Después de varios minutos en los que ninguno habló pero no dejaron
de abrazarse, él añadió:
—Estaba tremendamente preocupado por ti. Y antes de que digas
nada, déjame decirte que me he comportado como un idiota y que estoy
dispuesto a hacer lo que sea para que me vuelvas a querer como yo te
quiero a ti.
—Tom...
—¿Sabes? —insistió nervioso, sin dejarla hablar—. Mi padre me
aconsejó que para enamorarte te hiciera reír, pero quiero que sepas que
cada vez que te ríes, yo me enamoro como un idiota más de ti. Te quiero.
Te quiero con toda mi alma y nunca he estado más seguro de nada en mi
vida. Y si no me quieres, vas a tener que comprar un gran cargamento de
tiritas de princesas para quitarme el dolor tan terrible que...
—Tom...
—Antes de que digas nada —la volvió a cortar—. Quiero que sepas
que estoy dispuesto a luchar por ti. No me importa que seas militar, ni
americana, ni rusa, ni polaca. No voy a permitir que te vayas a Texas. Y si
lo haces, prepárate, porque voy a seguirte y no pienso dejarte en paz hasta
que claudiques y decidas regresar conmigo, porque te quiero y necesito que
me quieras.
Esas últimas palabras que recordaba que ella le había dicho la
hicieron sonreír. Eso era lo que ____ necesitaba. Necesitaba a Tom y su
amor. Sobrecogida por todas las cosas maravillosas que él le estaba
diciendo, posó una mano en su boca para hacerlo callar y confesó:
—Te quiero.
Emocionado, enternecido y totalmente enamorado porque ella le diera
la oportunidad que él no le dio, la miró embobado y ella, acercándose,
exigió, deseosa de su contacto.
—Te quiero y me quieres, por lo tanto, ¡bésame ya! Lo estoy
esperando.
Sin demora, lo hizo. La izó en sus brazos y la besó como llevaba
semanas deseando hacerlo. De pronto, en su vida volvía a tener a la
persona que necesitaba. Ella estaba bien, sana, salva y receptiva y con eso
de momento le valía.
Esa tarde, después de varias horas con Tom en la playa hablando de
sus sentimientos, al llegar a la casa de su abuela, sus padres y su hermana
los esperaban con su niña. Al verla aparecer, todos la besaron y ____ pudo
ver lo bien que su padre y Tom parecían llevarse. Luján, al ver cómo los
miraba, se acercó a ella y, emocionada, la informó:
—Que sepas que ese muchacho ha peleado como una fiera con tu
padre por ti.
—¿En serio?
Scarlett, acercándose a su hermana, puntualizó:
—Telita, la mala leche que tiene el alemán. Ha callado hasta a papá.
¡Flipante!
Alucinada, _____ miró a su madre y ésta afirmó:
—Sí, cariño. Totalmente en serio. Y ya sabes cómo es tu padre, pero
Tom no se ha amilanado y cuanto más le gritaba papá, más le gritaba él,
hasta que papá se tranquilizó. Increíble pero cierto. Con decirte que ha
paralizado tu traslado a Fort Worth por petición de Tom hasta que él hable
contigo y tú decidas realmente lo que quieres hacer.
—Mi Tlomsito no es militar, pero nada tiene que envidiarle al Ceci —
comentó Covadonga—. Me alegra que no se amilane ante él y le ponga los
puntos sobre las íes a ese americano.
—Mamáááá, no empieces —protestó Luján.
Boquiabierta, ____ miró a Tom. Que se hubiera enfrentado a su padre,
como poco era inaudito. Nadie se enfrentaba al mayor Parker. Pero él lo
había hecho y eso la hacía feliz. Luján, al ver el gesto de su hija, insistió:
—¿Qué vas a hacer, cariño?
____ sonrió. Si Tom había conseguido que su padre claudicara, estaba
claro que había luchado como decía su madre como un león por ella y,
dispuesta a darle una oportunidad al amor, murmuró:
—De momento, esta noche irme con él a pasar la noche fuera. —Y
mirando a su hermana, le pidió—: Scarlett, necesito una suite en el hotel.
Su hermana, que andaba con el móvil, dijo mirándola:
—Ya la tienes reservada, pero el chocolate no te lo he podido
conseguir.
—¡¿Chocolate?! —preguntó la anciana—. ¿Para qué quieres
chocolate, neña?
Las hermanas soltaron una carcajada y Luján, al ver las caras de sus
hijas, cayó en la cuenta.

—Vale... no quiero saber más, ¡sinvergüenzas!


HOLA!!! BUENO ... MAÑANA ES EL FINAL DE ESTA HERMOSA NOVELA ... TOM Y LA RAYITA POR FIN YA ESTAN JUNTOS ...ESO ERA LOO QUE USTEDES QUERIAN NO?? BUENO YA SABEN 4 O MAS ... MAÑANA A VER SI LES AGREGO MAS TEMPRANO PERO USTEDES COMENTEN AHORITA ..... YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO MAÑANA MISMO Y MUCHO MAS TEMPRANO, ESTARE CHECANDO EL BLOGGER PARA VER COMO VAN CONN LOS COMENTARIOS ... BUENO ADIOS Y QUE ESTEN BIEN :))