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martes, 6 de enero de 2015

.- SORPRENDEME .- CAPITULOS 40 Y 41

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40
Un mes después, la teniente ____ Parker y su equipo tomaron tierra
con su C-17 de nuevo en la base de Ramstein, al oeste de Alemania, tras
varios viajes que los habían llevado a Líbano, a Kuwait y a Estados Unidos
para asistir a los funerales de los compañeros caídos en el avión abatido. Y
después de pasar por Bagdad y recoger a varios soldados heridos y a un par
de periodistas norteamericanos liberados.
El funeral por Robert fue triste. Desolador. Savannah, abrazada a ella,
lloraba inconsolable y ____ no puedo hacer nada salvo abrazarla a su vez y
compartir su dolor.
El comandante Lodwud, al saber que el avión de ____ había aterrizado,
fue a verla y, cuando estuvo frente a ella, la saludó:
—Teniente Parker. Bienvenida.
—Gracias, señor.
—Estaré en mi despacho esperando los informes.
____ asintió. Rellenó junto a Fraser y Neill todo el papeleo y se
encaminó hacia el hangar. Cuando llegó frente a la puerta, como siempre,
llamó. Tras escuchar la voz del comandante, entró y a diferencia de otras
veces, no echó el pestillo.
Lodwud fue consciente de ello y, levantándose de la mesa, caminó
hacia ella y la abrazó.
—Estaba preocupado por ti. ¿Estás bien?
—Sí.
—Siento lo del teniente Smith y sus hombres. Sé la amistad que os
unía.
—Gracias, James.
Separándose de ella, se sentó de nuevo y ____, que había permanecido
de pie ante la mesita, dijo:
—Si me firma los papeles, señor, podré regresar con mis hombres.
—¿Es cierto que te vas a Fort Worth?
—Sí. El mayor Parker se está ocupando de todo.
—¿Por qué te vas?
—Temas familiares.
Lodwud asintió y, sin preguntar nada más, firmó los papeles. ____, con
una sonrisa, lo miró. A su manera, aquel militar siempre había sido un
buen amigo y compañero y dijo:
—Espero que algún día superes lo de Daiana, como yo creo haber
superado lo de Mike. Te mereces una vida mejor, James, y sé que la vas a
tener. Lo sé.
Él la miró y murmuró:
—Ha sido un placer haberte conocido, _____.
Ella caminó hacia él, se agachó, lo abrazó y respondió:
—Lo mismo digo, James. Gracias por todo, porque a nuestra extraña
manera me ayudaste a seguir viviendo. —Ambos sonrieron—. Y espero
que si alguna vez vas por Fort Worth nos volvamos a ver, aunque nuestros
encuentros ya no sean como los de estos últimos tiempos.
Ambos sabían que aquello era una despedida. Había llegado el
momento de olvidar los fantasmas del pasado e intentar retomar sus vidas.
Cuando se separaron, ____ cogió los papeles que él había firmado y
abandonó el despacho. Cuando salió, el comandante miró la puerta y sonrió
por ____. Era una buena chica.
Aquella tarde, en la base de Ramstein y vestidos aún con la ropa de
camuflaje, Neill y ____ se despidieron. Ella cogería un vuelo que la llevaría
a Madrid y desde allí otro hasta Asturias. Su hija volaba con su madre y su
hermana desde Fort Worth para reunirse con ella allí.
—Fraser a última hora se fue en el pájaro de Thomson. Ha regresado a
Kuwait. Por lo visto, su hermano está destacado allí y quería verlo.
Neill asintió y, cansado del viaje, le aconsejó:
—_____, descansa cuando llegues a Asturias. Lo necesitas.
—Tú también.
Con una triste mirada, el militar la miró y se sinceró:
—Pilotar contigo estos años ha sido estupendo. Espero que en Fort
Worth te traten como te mereces.
—Lo mismo digo, Neill. Pero no me vas a perder de vista. Seguro que
nos volveremos a encontrar en algún otro conflicto, aunque ya sabes que
dentro de diez meses, mi intención es dejar el ejército para dedicarme a
otra cosa. Necesito cambiar de aires, por Sami y por mí.
Ambos rieron y Neill comentó:
—Creo que el ejército va a perder un estupendo piloto, pero el mundo
algún día va a ganar una estupenda ilustradora.
Se abrazaron con cariño y cuando Neill se marchó y ella se quedó sola
en el aeropuerto, se sacó del bolsillo la tirita de princesas que su hija le
puso el día que se fue y sonrió. Después se echó el petate a la espalda y
caminó en busca del avión que la llevaría hasta España.

41
La llegada a Asturias en esta ocasión fue diferente. Que Scarlett no
fuera a buscarla al aeropuerto la entristeció. Se había acostumbrado a ver a
su loca hermana allí y no tenerla la hizo añorarla el doble.
Vestida de militar, alquiló un coche y fue directa a la casa de su
abuela. Al llegar, la puerta de la casona se abrió. Covadonga, al ver que se
trataba de su nieta, con los brazos en alto corrió a recibirla.
—¡Aiss, mi neña..., aiss, mi neña que ya está en casa!
_____ sonrió. Abrazó a aquella mujer que tanto quería y susurró:
—Hola, abuela. Ya estoy aquí de nuevo.
La preocupación de Covadonga en ese momento desapareció y
mirando a su neña con ojos vidriosos, preguntó:
—¿Estás bien, mi vida?
—Sí.
—Estaba muy, muy, muy preocupada por ti.
—Estoy perfecta, ¿no me ves? —rió encantada.
Covadonga la besuqueó y gritó a todas sus vecinas que la hija del Ceci
y su hija Luján habían regresado. Al verla vestida de militar, todos la
trataban como a una heroína. En esta ocasión, _____ no rectificó a su abuela.
Si ella había decidido llamar a su padre Ceci, no pensaba corregirla nunca
más.
Aquella tarde, sobre las siete, cuando ____ cayó en la cama, durmió
durante muchísimas horas. Estaba agotada. Covadonga la dejó dormir, sólo
había que ver la cara de cansancio de su pequeña para saber que lo que
necesitaba era descanso.
Cuando se despertó al día siguiente eran las tres de la tarde. Había
dormido casi del tirón veinte horas, a pesar del par de veces que se
despertó angustiada por las pesadillas. No podía olvidar lo ocurrido y eso
no la dejaba descansar con tranquilidad.
Al levantarse, miró por la ventana y vio que el día estaba grisáceo y
con algo de niebla.
En marzo los días en Asturias solían ser grises y aquél era uno de
tantos. Cuando su abuela la vio aparecer, sonrió y, abrazándola, preguntó:
—¿Ha descansado bien mi neña?
—Sí, abuela —mintió—. He dormido, como se suele decir ¡a pierna
suelta!
Covadonga, feliz por tenerla allí, le puso un plato de sopa y la
apremió:
—Vamos, come algo.
Arrugando la nariz, ella gruñó:
—Me acabo de levantar, abuela. No me apetece comer.
Pero la mujer, dispuesta a engordar a su neña, insistió:
—¡Come! Pareces un saco de huesines.
Sin muchas ganas, al final le hizo caso y dos segundos después,
mientras aquel caldito asturiano le entraba en el cuerpo, reconoció que le
estaba sentando a las mil maravillas. Miró el reloj: las cuatro.
—¿A qué hora dijo mamá que llegaba su avión?
Cogiendo un papel de encima de la chimenea, Covadonga se lo
entregó.
—Dijo que llegaban a las siete. Ah... y el Ceci viene también.
—¿Viene papá?
—Sí, neña..., tu padre viene también. Seguro que a dar por culo, como
siempre.
—¡Abuela!
La anciana soltó una risotada y ____ tuvo que reír también. A la mujer
le gustaba su padre más de lo que quería admitir y ambas rieron. Cuando se
terminó el caldito, _____ miró por la ventana y dijo:
—Abuela, voy a dar un paseo por la playa. Tiene que estar hoy
preciosa.
—¿Con esta humedad? —se extrañó la anciana, pero conociendo a su
nieta, añadió—: Ve... ve..., neña, ve, siempre te gustó pasear por la playa.
Pero antes cámbiate de ropa. No vayas a ir en pijama.
Como no tenía mucha ropa en Asturias, volvió a ponerse lo mismo
que el día anterior. Pantalón de camuflaje y chupa del ejército. Cuando
llegó a la preciosa playa de La Isla sonrió. A pesar de la neblina, aquel
lugar era el más bonito y mágico que había visto nunca.
Caminó hacia un lateral y se sentó sobre una roca. Durante un buen
rato, miró a unas mujeres que paseaban y disfrutó del sonido y la visión del
mar. Observarlo siempre la relajaba.
Pensó en su pequeña, estaba deseando verla e, inconscientemente
pensó en Tom. A él también estaba deseando verlo, pero sabía que no
debía hacerlo. Verlo y continuar con su morboso juego sólo le ocasionaría
dolor y sufrimiento. Debía cortar por lo sano y una excepcional manera de
hacerlo era como lo iba a hacer. Marchándose a Fort Worth. Eso evitaría
tentaciones.
Cuando el culo comenzó a dolerle de estar sentada sobre aquella fría
piedra, se levantó y caminó hacia la orilla, aunque antes de que el agua le
rozara, se paró. Mojarse era una temeridad. El agua del Cantábrico en
marzo era un témpano de hielo, pero se agachó y la tocó con la mano.
Comenzó a caminar hacia el otro extremo de la playa mientras en su
cabeza bullían cientos de pensamientos. Robert. Savannah. Tom. Sami.
Afganistán. ¿Cómo podía ser que allí hubiera tanta paz, pudiera pasear
tranquilamente y en otros lugares la gente se matara sin sentimientos de
forma incontrolada?
Estaba sumida en sus pensamientos, cuando el sonido de un coche
atrajo su atención, y al mirar vio que aparcaba junto a uno de los
pintorescos hórreos. De él se bajaron dos personas. Desde lejos vio que se
trataba de un hombre y un niño. Los observaba cuando un movimiento del
pequeño que corría llamó su atención.
Curiosa, lo observó. Aquel saltimbanqui corría con la misma gracia
que su hija. Eso la hizo sonreír. Eran tales las ganas que tenía de ver a su
Sami, que ya creía verla donde no estaba. Pero a medida que se acercaba a
ellos, el corazón le comenzó a latir con fuerza al oír el sonido de su risa.
____ se paró en la playa y explotó de felicidad cuando vio que no eran
otros que Sami y Tom.
¿Tom? ¿Qué hacía él con su hija?
—¡Mami... mami...! —gritaba la pequeña.
Emocionada, ____ echó a correr por la playa. Aquélla era su pequeña.
Quien la llamaba era Sami y, según se acercaba a ella, la pudo ver con
claridad. Su niña, con su famosa coronita en la cabeza, corría con los
brazos abiertos en busca de su mamá. Cuando ____ llegó hasta ella, se
agachó y, cerrando los ojos, la agarró y la abrazó, mientras sonreía
emocionada por el encuentro.
Sami olía a vida, a niñez, a inocencia y futuro, y sentir sus manitas
alrededor de su cuello casi le hizo llorar de felicidad. ¡Cuánto la había
echado de menos...!
Durante varios minutos permaneció abrazada a su niña y cuando abrió
los ojos, vio a Tom acercándose con las manos en los bolsillos de los
vaqueros. Su corazón se descontroló al verlo allí, con una chaqueta negra
de punto. Su sonrisa la descolocó y más aún cuando la saludó:
—Hola, teniente Parker.
Sin entender bien qué hacía él allí con su hija, iba a hablar cuando la
pequeña, llamando su atención, dijo:
—Mami, Peggy Sue se escapó en el coche y el pínsipe lo tuvo que
descatá.
Sorprendida, miró a Tom y éste, divertido, afirmó:
—Asqueroso. Casi me da algo cuanto tuve que parar el coche y coger
a ese animal, pero por mi princesa Sami rescato lo que sea. Eso sí, a tu
madre casi le da un infarto al ver al bicho suelto por el vehículo.
De pronto, unos gritos llamaron su atención. En un lateral de la playa,
sus padres y su hermana Scarlett llamaban a la pequeña. Ésta, al verlos,
salió corriendo dejando a solas a Tom y a su madre. Desconcertada por la
presencia de éste, ____ preguntó:
—¿Cuándo han llegado mis padres con Sami?
—Hace una hora. He ido a buscarlos al aeropuerto. Luego hemos ido a
casa de la abuela y ella nos ha dicho que estabas aquí.
Alucinada, parpadeó, lo miró y preguntó:
—¿Y tú qué haces aquí?
Con voz segura a pesar de los nervios que tenía por tenerla delante, él
respondió:
—Tenía que verte, _____.
Sorprendida, no supo qué decir y Tom añadió:
—Siento mucho lo que le ocurrió a tu amigo Robert y a sus hombres.
Lo siento de todo corazón, cariño.
«¡¿Cariño?!»
Cuánto había deseado oír esa palabra, pero recordar la muerte de su
amigo la hizo cerrar los ojos. Pensar en que nunca más volvería a ver a
Robert aún le dolía demasiado.
Cuando recuperó el control, abrió los ojos y lo miró. Miró al hombre
que quería, que deseaba, que necesitaba. Sin hablar, se dijeron lo que
sentían. Sin hablar se comunicaron. Y, finalmente, Tom, deseoso de su
contacto, al ver sus ojeras y su cara de cansancio, se disculpó:
—Perdóname, cariño. Yo tampoco te lo puse fácil.
Confusa por todos los sentimientos que de pronto afloraban en ella
por lo ocurrido, vio a su hija llegar junto a sus padres y susurró con un hilo
de voz:
—Estás perdonado.
Tom sonrió, sacó las manos de los bolsillos y, tendiéndolas hacia
ella, pidió:
—Ven aquí, preciosa.
Sin dudarlo, se echó a sus brazos y él la aceptó.
La acunó mientras repartía cientos de besos por su rostro. Aquel
rostro que no había podido quitarse de la cabeza y que tanto sufrimiento le
había ocasionado. Tenerla en sus brazos fue la medicina que Tom
necesitaba para volver a sonreír y finalmente se besaron. Al sentirlo
reclamando su beso, ____ sonrió. Se sintió especial de nuevo. Se sintió
protegida y mimada y cuando sus bocas se separaron, murmuró:
—No he parado de pensar en ti.
Encantado de oír eso, Tom, sin separar su rostro del de ella, dijo:
—Ni yo en ti, cielo. Ni yo en ti.
Después de varios minutos en los que ninguno habló pero no dejaron
de abrazarse, él añadió:
—Estaba tremendamente preocupado por ti. Y antes de que digas
nada, déjame decirte que me he comportado como un idiota y que estoy
dispuesto a hacer lo que sea para que me vuelvas a querer como yo te
quiero a ti.
—Tom...
—¿Sabes? —insistió nervioso, sin dejarla hablar—. Mi padre me
aconsejó que para enamorarte te hiciera reír, pero quiero que sepas que
cada vez que te ríes, yo me enamoro como un idiota más de ti. Te quiero.
Te quiero con toda mi alma y nunca he estado más seguro de nada en mi
vida. Y si no me quieres, vas a tener que comprar un gran cargamento de
tiritas de princesas para quitarme el dolor tan terrible que...
—Tom...
—Antes de que digas nada —la volvió a cortar—. Quiero que sepas
que estoy dispuesto a luchar por ti. No me importa que seas militar, ni
americana, ni rusa, ni polaca. No voy a permitir que te vayas a Texas. Y si
lo haces, prepárate, porque voy a seguirte y no pienso dejarte en paz hasta
que claudiques y decidas regresar conmigo, porque te quiero y necesito que
me quieras.
Esas últimas palabras que recordaba que ella le había dicho la
hicieron sonreír. Eso era lo que ____ necesitaba. Necesitaba a Tom y su
amor. Sobrecogida por todas las cosas maravillosas que él le estaba
diciendo, posó una mano en su boca para hacerlo callar y confesó:
—Te quiero.
Emocionado, enternecido y totalmente enamorado porque ella le diera
la oportunidad que él no le dio, la miró embobado y ella, acercándose,
exigió, deseosa de su contacto.
—Te quiero y me quieres, por lo tanto, ¡bésame ya! Lo estoy
esperando.
Sin demora, lo hizo. La izó en sus brazos y la besó como llevaba
semanas deseando hacerlo. De pronto, en su vida volvía a tener a la
persona que necesitaba. Ella estaba bien, sana, salva y receptiva y con eso
de momento le valía.
Esa tarde, después de varias horas con Tom en la playa hablando de
sus sentimientos, al llegar a la casa de su abuela, sus padres y su hermana
los esperaban con su niña. Al verla aparecer, todos la besaron y ____ pudo
ver lo bien que su padre y Tom parecían llevarse. Luján, al ver cómo los
miraba, se acercó a ella y, emocionada, la informó:
—Que sepas que ese muchacho ha peleado como una fiera con tu
padre por ti.
—¿En serio?
Scarlett, acercándose a su hermana, puntualizó:
—Telita, la mala leche que tiene el alemán. Ha callado hasta a papá.
¡Flipante!
Alucinada, _____ miró a su madre y ésta afirmó:
—Sí, cariño. Totalmente en serio. Y ya sabes cómo es tu padre, pero
Tom no se ha amilanado y cuanto más le gritaba papá, más le gritaba él,
hasta que papá se tranquilizó. Increíble pero cierto. Con decirte que ha
paralizado tu traslado a Fort Worth por petición de Tom hasta que él hable
contigo y tú decidas realmente lo que quieres hacer.
—Mi Tlomsito no es militar, pero nada tiene que envidiarle al Ceci —
comentó Covadonga—. Me alegra que no se amilane ante él y le ponga los
puntos sobre las íes a ese americano.
—Mamáááá, no empieces —protestó Luján.
Boquiabierta, ____ miró a Tom. Que se hubiera enfrentado a su padre,
como poco era inaudito. Nadie se enfrentaba al mayor Parker. Pero él lo
había hecho y eso la hacía feliz. Luján, al ver el gesto de su hija, insistió:
—¿Qué vas a hacer, cariño?
____ sonrió. Si Tom había conseguido que su padre claudicara, estaba
claro que había luchado como decía su madre como un león por ella y,
dispuesta a darle una oportunidad al amor, murmuró:
—De momento, esta noche irme con él a pasar la noche fuera. —Y
mirando a su hermana, le pidió—: Scarlett, necesito una suite en el hotel.
Su hermana, que andaba con el móvil, dijo mirándola:
—Ya la tienes reservada, pero el chocolate no te lo he podido
conseguir.
—¡¿Chocolate?! —preguntó la anciana—. ¿Para qué quieres
chocolate, neña?
Las hermanas soltaron una carcajada y Luján, al ver las caras de sus
hijas, cayó en la cuenta.

—Vale... no quiero saber más, ¡sinvergüenzas!


HOLA!!! BUENO ... MAÑANA ES EL FINAL DE ESTA HERMOSA NOVELA ... TOM Y LA RAYITA POR FIN YA ESTAN JUNTOS ...ESO ERA LOO QUE USTEDES QUERIAN NO?? BUENO YA SABEN 4 O MAS ... MAÑANA A VER SI LES AGREGO MAS TEMPRANO PERO USTEDES COMENTEN AHORITA ..... YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO MAÑANA MISMO Y MUCHO MAS TEMPRANO, ESTARE CHECANDO EL BLOGGER PARA VER COMO VAN CONN LOS COMENTARIOS ... BUENO ADIOS Y QUE ESTEN BIEN :))

5 comentarios:

  1. :O:O Siiiii están juntos de nuevo que alegría tan grande virgiii y que bueno que (Tn) se haya enterado de que Tom se enfrento a su padre xq la quiere de verdad jejeje y ps es una lastima que ya vaya a terminar esta linda historia, de verdad que me encanta, siii virgi sube mañana pleaseeee :( espero los últimos caps :(

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  2. Ayyyy !!!! Que lindoo uii al fin juntosss , cuando se reencontro con samii me dio penita hajajajajajajajajaja me encanta. Ya quiero er el final aunque igual da nostalgia no quiero que termineee. U.u creo que llorareeeee .
    Una vez mas digo que me encataaaaaa la ficc oomg es genial jajajaja sube prontooo o moriree bye cuidate mucooo c: besosss y abrazos jujuju byeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

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  3. Que buen que ya están juntos :)
    Tom enfrento al padre de tn que bueno que tn se entero :) me encanta esta historia *-*

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  4. Al fin ya están juntos :)
    Que lindo fue el reencuentro entre tn y sami
    Ya la historia termina mañana :( no o
    Me encanto esta historia , tan bella espero que subas mañana ahaha

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  5. Sii al fin!! Juntos otra vez..

    Hahahhaha el chocolatee. Estoy muy ansiosa por leer mañana ;)

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