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38
El sábado, día de
cocidito madrileño en casa de los Zimmerman Flores,
como siempre, se
congregaba un buen número de gente. Todos querían
degustar ese maravilloso
plato que Judith cocinaba como nadie.
_____ aquella mañana se
había despertado con su hija en la cama y
juntas habían jugado a
los ponis durante horas en pijama. ¡Qué divertido
era jugar con Sami!
Cuando estaba preparando
las cosas de la pequeña para ir a casa de
Judith, recibió una
llamada de comandancia.
Tenía que ir urgentemente
a la base de Ramstein y reincorporarse.
Debían partir en apenas
cuatro horas para Afganistán. Uno de los aviones
de suministro había sido
abatido en vuelo y no había supervivientes.
Sin recibir más
información, se quedó mirando el teléfono
descolocada mientras las
manos le temblaban. Podría haber sido su avión.
Podría haber sido ella y
sus hombres. El teléfono volvió a sonar. Era Neill.
—¿Te han llamado?
—Sí.
—____..., siento lo del
teniente Smith.
Al oír eso, se dejó caer
en la silla y con un hilo de voz, preguntó:
—¿Era el avión de Robert?
Tras un conmovedor y
doloroso silencio, su compañereo respondió:
—Lo siento, _____.
El gemido que Neill oyó a
través del teléfono le partió el corazón.
Sabía lo especial que era
Robert para su teniente, la amistad que los unía.
Dispuesto a ir cuanto
antes a casa de ella, dijo:
—Tranquila, ____.
Tranquila.
Pero la tranquilidad en
un momento así y tras aquella noticia era
imposible. Robert, su
buen amigo Robert, había sido abatido en vuelo y
____ se sintió morir.
Pensó en la joven mujer de él. En el duro trance por el
que iba a tener que pasar
y se desesperó. Ella lo había pasado cuando
ocurrió lo de Mike y era
doloroso. Muy doloroso. Imágenes de Robert
acudieron a su mente. Su
positividad, su sonrisa, cómo quería a su pequeña
y las lágrimas, en tromba,
le nublaron la razón.
Durante varios minutos,
Neill habló y habló, intentando que se
recompusiera y la
teniente Parker apareciera. Cuando ella dejó de llorar, el
militar musitó:
—Tranquila, ____. Voy
para tu casa a recogerte.
—Espera, Neill —lo cortó
entre lágrimas—. ¿Romina se puede quedar
con Sami hasta que mi
madre o mi hermana vengan a buscarla?
—Lo siento, ____, pero
Romina está aún con los niños en California.
Nerviosa y descentrada al
recordarlo, ____ asintió y murmuró:
—Es verdad. Vale. No te
preocupes. Me las arreglaré para encontrar a
alguien que se la quede.
Cuando colgó, sintió
ganas de vomitar. No podía creer que Robert
hubiera muerto. No lo
quería creer. ¿Cómo le podía haber pasado eso a
Robert?
—Mami, ¿po
qué
llodas?
Al oír la voz de su hija
se reactivó. Se enjugó las lágrimas de la cara e,
intentando sonreír,
respondió, enseñándole un dedo:
—Me he hecho daño aquí,
pero...
La cría, sin dejarla
terminar, corrió a su bolso, sacó la caja de tiritas
de princesas y,
mirándola, preguntó:
—¿Te pono una?
Abatida y con unas
terribles ganas de llorar, ____ asintió y su hija,
cumpliendo con el ritual
de siempre, le puso aquella tirita rosa alrededor
del dedo y cuando con su
media lengua terminó de decirle lo que siempre
se decía, la teniente
Parker la miró y dijo con una amplia sonrisa:
—Biennnnnnnn... ¡Ya no me
duele!
Sami sonrió y ____, tras
darle un enorme beso en la mejilla, la sentó
frente al televisor y le
puso dibujos. La niña se enganchó a ellos y mientras
ella la miraba, se tragó
sus lágrimas al ver que llevaba puesta la última
coronita que Robert le
regaló.
Afligida, se dio aire con
la mano. Debía tener la cabeza fría y pensar
en su hija. Debía
encontrar con quién dejarla. Pero su angustia creció y
creció y tuvo que correr
al baño para vomitar lo que había desayunado.
Pensar en la cruda
realidad de Robert y sus hombres la horrorizó y,
tapándose la cara con las
manos, se permitió llorar sin hacer ruido.
Cinco minutos después, se
lavó la cara con agua fría e intentó
recuperar el control por
su hija. Sami no debía verla llorar. Así pues, se
tragó sus emociones y se
organizó. Regresó al salón, donde la pequeña
continuaba viendo
dibujos, se cambió el pijama por ropa militar, hizo el
petate en dos minutos y
la maleta de Sami en otros dos.
El teléfono sonó de
nuevo. Era su padre.
—Cariño, ¿estás bien?
—Sí, papá.
El mayor Parker, al
enterarse de lo del avión, creyó morir. Pensar que
podría haber sido su hija
lo había vuelto loco y sabiendo quién era el piloto
abatido, murmuró:
—Siento mucho lo del
teniente Smith. Robert era un buen muchacho.
—Sí, papá. Lo era
—respondió emocionada.
Incapaz de escuchar a su
hija llorar, el mayor retomó su voz de mando
y preguntó:
—¿Te han movilizado ya?
Dándose aire en la cara
para no llorar, contestó:
—Sí. En cuatro horas salimos
para Afganistán.
La voz de su madre sonó
en el teléfono.
—Ay, cariño... ¡qué susto
nos hemos dado!
Se pudo imaginar lo que
habrían pasado al llegar las noticias al
despacho de su padre,
pero intentando ser fuerte como ella era, respondió:
—Lo sé, mamá. Me hago
cargo.
—¿Qué vas a hacer con
Sami? Oh, Dios, mi niña. ¿Dónde vas a dejar a
mi pequeña hasta que yo
vaya a recogerla?
Ése era precisamente uno
de los problemas que quería evitar cuando
su madre y su hermana se
trasladasen a Texas y, pensando con celeridad,
murmuró:
—Ahora hablaré con Dora.
Ella seguramente se la podrá quedar hasta
que tú llegues.
—Confírmamelo. No
cuelgues y ve a hablar con ella.
Sin protestar _____ hizo
lo que su madre le pedía. Dora al verle los ojos
llenos de lágrimas, la
abrazó. Ella de nuevo se desmoronó y la mujer la
consoló. Cuando se
repuso, le pidió que se quedara con la pequeña y Dora
lloró al tener que
decirle que sólo podía tenerla una hora. Se iba de viaje
con su hermana. La mente
de _____ trabajó a toda mecha y pensó en Judith.
Ella se quedaría sin
ningún problema con Sami. Dora se quedaría con Sami
y Judith la recogería. Se
despidió de la vecina, corrió hacia su casa, cogió
el teléfono y dijo:
—Mamá, Dora no se la
puede quedar. Cuando vengas, tendrás que
recogerla en casa de mi
amiga Judith.
—¿La niña estará bien con
ella?
Al oír eso, ____ sonrió
con tristeza y con toda seguridad asintió:
—Sí, mamá, Bill y Judith
cuidarán a Sami tan bien como a sus hijos.
—Vale, hija, si tú lo
dices, confiaré en que así sea. Estoy mirando
vuelo y lo más pronto que
llegaré allí será pasado mañana.
—Sin problema, mamá. Sami
estará bien.
Una vez le dio la
dirección de Judith, colgó y llamo al móvil de su
amiga, pero le daba
comunicando. Sin tiempo que perder, colgó y pensó en
llamar un par de minutos
más tarde.
Con la mirada velada por
la marcha, _____ abrazó a su niña. No le
gustaba separarse de ella
tan repentinamente y menos por un motivo así.
Sami, al verla con la
ropa militar e intuir que se iba, se agarró a ella con
desesperación. Pero _____,
intentando tranquilizarla, la besuqueó y bromeó
mientras bajaban en el
ascensor con Dora.
Cuando el Hummer de Neill
apareció, _____ fue rápida en su despedida.
Dejó a la niña llorando
en brazos de Dora y subió al vehículo. Debía
cumplir con su deber
aunque tenía el corazón destrozado por los lloros de
su pequeña y la muerte de
Robert. Neill, al ver su estado, la abrazó.
En casa de Judith y Bill,
olía a cocidito madrileño que daba gusto.
Bill, encantado con la
reunión familiar de los sábados, se acercó a su
atareada mujer y
preguntó:
—¿Vendrá ____ con la
niña?
—Eso me dijo.
Extrañada por la
tardanza, miró su móvil y vio cuatro llamadas
perdidas de ella. La
llamó, pero no se lo cogió. Eso le extrañó y dejó un
mensaje de voz.
—Hola
____. He visto que me has llamado. Llámame o te volveré a
llamar
yo. Un beso.
Después saludó a Marta y
a Arthur, que llegaban en ese momento
junto a otros amigos.
Cuando Tom llegó, fue recibido con cariño, aunque
tras lo ocurrido el
último día, Judith le echó una miradita española.
Él resopló. No le gustaba
que Jud lo mirase así y cuando ya no pudo
más, se acercó a ella,
que estaba con Bill, la cogió del brazo y, obligándola
a entrar con él y su
marido en la cocina, dijo:
—Vale. Soy un gilipollas.
Pero, por favor, ¡háblame!
Jud contuvo la risa.
Estaba claro que Tom no resistía que lo mirase
así y le soltó:
—Haz el favor de mantener
hoy el piquito cerrado. Quiero tener la
fiesta en paz. Odio
cuando ____ y tú discutís.
—Te lo prometo.
Ella asintió y, deseosa
de decirle cuatro cosas, añadió:
—Mira, Tom, te voy a
decir esto y te prometo que nunca más me voy
a volver a meter en tu
vida, pero quiero que sepas que ____ vale mil veces
más que Foski y me
importa una mierda que me consideres una jodida
cotilla metomentodo, eres
mi amigo y te lo tengo que decir, porque yo creo
que si hablaras con ____,
podríais llegar a un entendimiento. Y antes de que
me digas que no, soy
consciente de cómo te preocupas por ella y sé que a
Bill le preguntas si ella
está bien. Y otra cosa más. Va a venir a comer, haz
el favor de dejarte de
gilipolleces e intenta solucionar todo este
malentendido, porque una
cosa está clara, a ti te gusta y tú le gustas a ella,
¿vas a permitir que se
marche a Texas?
Alucinado por la
parrafada que le había echado cargada de verdad, la
miró y se lo echó en
cara.
—Te has quedado a
gustito, ¿no?
—Sí —respondió Jud—. No
lo sabes tú bien.
Bill abrió la nevera sin
dejar de observarlos. Sacó dos cervezas y una
Coca-Cola y,
ofreciéndoselas, propuso:
—Brindemos por la
amistad.
Los tres sonrieron,
chocaron sus botellas y bebieron un trago. De
pronto, el móvil de
Judith sonó y al ver que se trataba de ____, rápidamente
lo cogió.
—¿Dónde estás? —preguntó,
al oír un ruido atronador.
En el aeropuerto de
Múnich, ____ corría junto a sus compañeros hacia
el hangar y dijo
acelerada:
—Jud. Sólo tengo unos
minutos y necesito pedirte un favor muy
grande y no me puedes
decir que no.
Asustada, miró a los
hombres que a su vez la miraban e inquirió:
—¿Qué ocurre?
Sin saber si ella había
visto las noticias o no, contestó con un hilo de
voz.
—He dejado a Sami con
Dora porque yo voy camino de Afganistán.
Ha habido un problema
militar y...
—¿Qué ha pasado?
Incapaz de contener un
gemido al hablar con su amiga, la dura
teniente Parker murmuró:
—Mi amigo Robert, el
hombre que me acompañó a la fiesta de la
empresa de Bill, ha
muerto... él y sus hombres, han muerto. Dios mío,
Robert ha muerto, Judith,
y no me lo puedo creer.—E intentando
reponerse, respiró hondo
y añadió—: Necesito que vayas a recoger a Sami
a casa de mi vecina y la
lleves a tu casa. Dora se tiene que marchar en
menos de una hora.
Probablemente pasado mañana, llegará mi madre de
Texas a buscarla e irá a
tu casa para llevársela. ¿Puedes por favor hacerte
cargo de Sami hasta que
ella llegue?
Su voz acelerada y desesperada
mostraba lo nerviosa que estaba y
Judith respondió:
—Por supuesto, ____.
Tranquilízate y no te preocupes por nada.
—Judith, por favor...ve a
buscar a Sami —gimió, mirándose la tirita
rosa del dedo.
—En cuanto cuelgue me voy
a por la niña, te lo prometo. —Tom la
estaba mirando cuando Jud
preguntó—: Pero ¿tú estás bien?
—Por mí no te preocupes.
Sólo importa Sami. No creo que pueda
llamarte en las próximas
horas. Por favor, no te olvides de ella, por favor.
—Tranquila, _____. Ahora
mismo voy a buscarla, no te preocupes por
nada. Sabes que nosotros
la cuidaremos bien.
—Tengo que dejarte.
Gracias, Judith.
Cuando ésta colgó, miró a
los hombres que estaban a su lado con
gesto desencajado y
anunció:
—Hay que ir a por Sami a
casa de su vecina.
—¿Qué ocurre? —preguntó Tom.
Judith, sin entender la
gravedad de la situación, se retiró el pelo de la
cara y dijo:
—No lo sé bien. Un amigo
de ____ llamado Robert ha muerto. ____
no viene, va camino a
Afganistán.
¡¿Muerto?!
Esa palabra a Tom le
desencajó el semblante. ____, su _____, se
marchaba y él no había
podido hablar con ella. Con gesto furioso, dio un
puñetazo a la encimera de
la cocina. Bill, al verlo, lo cogió del brazo y le
pidió calma. Dos segundos
después, Tom trató de reponerse.
—Jud, vamos a por Sami —dijo.
Cuando llegaron a la casa
de la vecina de ____, la pequeña aún lloraba.
Tenía los ojitos
hinchados por el disgusto de ver marchar a su madre y al
ver a Tom le echó los
brazos lloriqueando. Necesitaba sus mimos.
Con un cariño que le
llegó hasta el fondo de su corazón, aquel
grandullón y guapo alemán
acogió entre sus brazos a la pequeña y,
acunándola, la consoló
mientras la besaba en la cabeza:
—No llores, princesa. No
llores más.
—¿Anone
está
mami?
—Ha ido a trabajar, pero
luego vendrá, cariño. Te lo prometo.
La niña asintió y mirando
al hombre que la sujetaba, susurró,
restregándose los ojos:
—Mami ha llodado, peo
le
he pueto una tidita de pinsesas
y
ha dejado
de llodá.
Confuso, Tom no sabía qué
decir y mirando a Judith, que los
observaba, abrazó de
nuevo a la pequeña y murmuró:
—Has hecho bien, Sami.
Las princesas la protegerán.
La vecina, horrorizada
por las noticias que había visto y por el estado
de ____, les contó lo
ocurrido con aquel avión como el que la joven militar
pilotaba. Eso acrecentó la
angustia y el miedo de todos. Judith cogió la
maleta que la mujer les
entregaba cuando Tom, intentando pensar con
claridad a pesar de su
aturdimiento, preguntó:
—¿Dónde está Peggy
Sue?
Dora, al recordar al
hámster, se llevó las manos a la cabeza. ____, en
su prisa por marcharse,
se había olvidado del animal. Rápidamente, todos
fueron a su casa.
Tom, al entrar por
primera vez en aquel lugar, observó a su alrededor
y entendió por qué ella
nunca había querido que subiera. La casa era muy
pequeñita y estaba llena
de fotos militares. De ____ con su padre. De su
familia de Asturias con
Sami. De ella y Sami con Neill, Fraser y más
hombres vestidos de
militares ante un avión, y al ver una de un hombre
rubio, supo que era Mike.
Tenía la misma sonrisa que la pequeña.
Había muchas instantáneas
de Sami y sonrió al ver una foto de él y
____ cuando estuvieron en
Asturias, con la cara pringada de chocolate. Eso
lo conmovió. Le hizo ver
todo de pronto con claridad. ¿Cómo había sido
tan idiota y había estado
tan ciego?
Cuando Dora cogió la
jaula del hámster, Sami la agarró con sus
manitas y preguntó,
mirando a Tom:
—¿Peggy
Sue se viene?
Él sonrió y, besándole la
cabecita, asintió.
—Claro que sí, princesa. Peggy
Sue se viene con nosotros.
Conmovida, Judith lo
observó. Lo que estaba viendo en su amigo era
amor puro y verdadero y
cuando llegaron al coche y colocaron a la pequeña
en la sillita de atrás
del vehículo, ésta lo miró y preguntó:
—¿Por qué has dejado que
todo llegue a estos límites, Tom? ¿Por
qué? Sabes que ____ te quiere
y tú la quieres a ella. ____ intentó llamar tu
atención, pedirte perdón
y tú se lo negaste. ¿Cómo has podido ser así?
Él, desesperado y muerto
de preocupación, suspiró.
—El orgullo me cegó,
Judith. —Y al ver cómo lo miraba, dijo—:
Vale... dímelo. Me lo
merezco. Lo estoy esperando.
—Gilipollas. Eres un
auténtico gilipollas.
—Lo sé... te doy toda la
razón.
Abatido como nunca antes
en su vida, Tom se tocó los ojos y Judith,
conmovida, se acercó y
dispuso:
—Debes solucionar esto, Tom.
Cuando regrese, debes hacer algo o
____ se irá a Texas y los
dos seréis infelices.
Convencido de que así
era, pero angustiado por no saber cómo estaba
_____, afirmó:
—Te prometo, Jud, que
cuando regrese lo solucionaré.
Esa tarde, en la casa de Bill
y Jud, la pequeña Sami no se separó ni un
segundo de Tom, ni él la
dejó. Jugó con ella a las princesas y a los ponis.
La metió con él en la
piscina y cuando la hizo sonreír se sintió el hombre
más feliz del universo, a
pesar de que la preocupación por lo que había
visto en las noticias lo
estaba carcomiendo por dentro.
Por la noche, tras dar de
comer a Peggy Sue, consiguió que la pequeña
cenara y posteriormente
se durmiera, agarrada a su cuello.
—Tom —dijo Bill,
mirándolo—, creo que es mejor que la llevemos
a la cama.
Sentado en el sofá con la
niña encima, le quitó la coronita y, como un
tonto, murmuró:
—Es preciosa, ¿verdad?
Bill miró a la pequeña de
bucles rubios y, sonriendo, asintió:
—Sí. Es una preciosidad
de niña. —Y tocándole el hombro, añadió—:
No te preocupes por nada,
____ estará bien.
Tom asintió y sin
comprenderla del todo, comentó:
—¿Cómo se le pudo ocurrir
ser militar? Está en peligro continuo.
¿Acaso no se da cuenta?
En ese instante entró
Judith y, sentándose a su lado, respondió a lo que
había oído:
—La rebeldía la llevó a
ser militar. Su padre siempre quiso un chico
que siguiera sus pasos,
pero tuvo dos niñas y al final ____ decidió ser ese
chico que su padre nunca
tuvo. Como ella me dijo, le quiso desmostrar que
no hacía faltar tener
algo colgando entre las piernas para ser fuerte y ser
militar.
Eso a Tom lo hizo sonreír.
Nunca le había dado a ____ la oportunidad
de contarle aquello y
Judith prosiguió:
—A ella le gusta lo que
hace, pero dice que desde que tiene a Sami
realmente no sabe si lo
está haciendo bien, pero no le queda más remedio.
Ha de continuar en el
ejército para sacar a su hija adelante.
—Cuando regrese, le
ofreceré un trabajo en Müller —musitó Bill.
Tom, al oír a su amigo,
afirmó:
—Cuando regrese, yo me
ocuparé de ella. Te lo puedo asegurar.
Tras un silencio entre
los tres, Judith le dijo a su marido:
—Cariño, coge a Sami y
llévala a la habitación con Eric.
—¿Os importa si hoy
duermo aquí? —preguntó Tom.
Su buen amigo, al
entender lo que pretendía, respondió:
—En la habitación de al
lado de la de Eric podréis dormir los dos. Hay
dos camitas.
Dos minutos después, con
mimo, Tom dejó a la pequeña en la cama y
puso varios almohadones
encima y en el suelo, como en otras ocasiones
____ había hecho. Pero no
contento, decidió mover su cama y juntarla a la
de ella para evitar que
se cayera.
Tras besarla en la cabeza,
bajó al salón donde Bill le dejó un
ordenador y se metió en
Internet. Necesitaba buscar noticias sobre lo
ocurrido. Al ver las
primeras imágenes del avión abatido, donde no había
supervivientes, la sangre
se le heló en las venas y la preocupación lo hizo
volverse loco. Con el
corazón congelado, leyó que otros dos aviones habían
salido para el lugar del
desastre. A partir de ese instante, la palabra
«tranquilidad» desapareció de la vida de Tom.
39
Al día siguiente, tras
dejar a Sami en la guardería, Tom, acompañado
de Judith, fue hasta el
canal CNN, donde trabajaba Agneta. Ella
seguramente tendría
noticias recientes de lo ocurrido. Cuando ésta lo vio
aparecer, una grata
sonrisa le iluminó el rostro, pero al ver a Judith
desapareció.
¿Qué hacía aquélla allí?
Judith se dio cuenta y,
decidió permanecer en un segundo plano. Allí
sólo importaba ____.
Subida en sus
impresionantes tacones y contoneándose bajo su
carísimo traje de diseño,
la presentadora se acercó a Tom y con voz
cantarina dijo, tras
besarlo en la mejilla:
—Qué alegría verte aquí. —Y
al ver su incipiente barba, preguntó—:
¿Qué te ocurre, cielo?
Sin ganas de saludos, Tom
la cogió del brazo y dijo:
—Agneta, necesito un
favor.
—Tú dirás. —Parpadeó,
mirando con desagrado a Judith.
Sin tiempo que perder, él
le contó lo que sabía del incidente militar y
una vez terminó, agregó:
—Por eso estoy aquí. Sé
que vosotros en la redacción recibís noticias
continuamente sobre lo
ocurrido y con seguridad me podrás decir más de
lo que sé.
El gesto a Agneta cambió
y con expresión agria, preguntó.
—La tal ____ de la que
hablas, ¿es la mujer que...?
—Sí... —la cortó Tom. No
estaba para tonterías.
La popular presentadora,
al entender quién era aquella mujer, y ver el
poder que su información
tenía en aquel momento, torció el gesto y se
ofreció:
—Cena conmigo esta noche
y veré qué puedo contarte.
Tom que no estaba para
cenas ni para lo que ella sugería, protestó:
—He venido a pedirte
ayuda, no una cena.
Molesta por sus palabras
y su duro gesto, la presentadora respondió:
—Pues lo siento, Tom. No
puedo informarte de nada.
—Agneta —suplicó con
desesperación—. Por favor.
Judith, al oírlo
suplicar, se acercó y vio como la joven, sin importarle
el estado de su amigo, se
miraba las uñas y contestaba:
—No. Imposible. Las
noticias que llegan a redacción pasan unos
filtros antes de que
podamos darlas. Por lo tanto, no. No te puedo informar
sobre lo que ha ocurrido.
La furia se apoderó de Tom,
pero tras cruzar una mirada con Judith,
que bullía de rabia,
intentó controlarla. Necesitaba aquella información.
Necesitaba saber que el
avión de ____ había llegado bien. Durante un buen
rato, intentó por todos
los medios que Agneta cambiara de opinión, hasta
que fue consciente del
juego sucio de ella y cuando no pudo más, explotó:
—¿Me estás diciendo que
por saber que estoy enamorado de ____ no
vas a darme esa información?
Sin pestañear y con una
fría mirada, Agneta contestó:
—Sí.
Tom no quiso escuchar más.
Estaba claro que no iba a ayudarlo y con
expresión de desagrado
total, siseó antes de marcharse:
—¿Sabes, Agneta? La
amistad es algo que yo valoro mucho en esta
vida y tú hoy me estás
demostrando que de amiga no tienes absolutamente
nada. Sabes que amo a esa
mujer con locura y en lugar de tranquilizarme y
ayudarme en lo que
necesito, estás poniendo trabas en el camino. Pues muy
bien, a partir de este
momento, olvídate de que existo, como yo me voy a
olvidar definitivamente
de ti.
Cuando Tom comenzó a
caminar ofuscado hacia el exterior del
edificio, Judith, que se
había mantenido al margen, por el bien de la
información que
necesitaban se acercó hasta la joven y dijo:
—Nunca me has gustado.
—Tú a mí tampoco.
Con ganas de cogerla por
el cuello, Judith se metió las manos en los
bolsillos para no
utilizarlas y, sin acercarse más de lo estrictamente
necesario, dijo en voz
alta para que todos la oyeran.
—Siempre me has parecido
una imbécil creída por el simple hecho de
ser presentadora. Pero lo
que acabas de hacer ahora con Tom me hace
darme cuenta de que además
de imbécil eres una zorra impresentable. No
sabes lo que es la
amistad ni el amor y estoy segura de que nunca lo vas a
saber, porque eres tan
mala persona que eres incapaz de mirar más allá de
tu puñetero ombligo.
Los que pasaban por su
lado las miraron y Judith, alejándose, finalizó:
—Lo único bueno que Tom
va a sacar de todo esto es darse cuenta de
la clase de perra que
eres. Adiós, Foski, te aseguro que con esto él ya no
volverá a acercarse a ti
en toda su vida.
Dos días después,
aparecieron los padres de ____ en casa de Judith.
La pequeña, al ver a su
abuela, corrió hacia ella y la abrazó. Judith,
contenta, los hizo entrar
en su casa y Luján se sorprendió al ver a Tom
allí. Encantada, lo saludó
y le presentó a su marido. El mayor Parker, al
entender por la mirada de
su mujer que aquél era el joven con el que su hija
había tenido algo
especial, asintió y endureció su rostro.
Judith los invitó a
comer. Era una estupenda anfitriona y todos
intentaron, por el bien
de Sami, no dramatizar. No sabían nada de ____,
excepto que su avión había
despegado del lugar del siniestro, rumbo a una
base americana.
Mientras Bill hablaba con
el mayor Parker y Judith, Luján, mirando a
Tom, que estaba
observando a Sami jugar, dijo:
—Siento mucho lo ocurrido
entre mi hija y tú. Y quiero que sepas que
los americanos y los
militares no son mala gente, Tom. Judith me contó lo
que te ocurrió con ese
sinvergüenza de comandante y sólo te puedo decir
que lo siento. Pero no
debes medir a todo el mundo con el mismo rasero,
porque te equivocas.
—Lo sé, Luján..., lo sé y
me siento fatal.
La mujer, al oír eso,
prosiguió:
—Mi hija es la teniente
Parker, pero cuando se quita el uniforme y las
botas militares es _____,
una encantadora joven que intenta salir
adelante como puede. Como
la vida le permite. —Y, pesarosa, añadió—: Y
estoy segura de que no
está bien. El piloto que ha muerto, Robert Smith,
era un buen amigo de
ella. Un muchacho excelente y sé que mi hija, a pesar
de lo dura que intenta
ser, está sufriendo por ello. Tanto ella como Robert o
los hombres que los
acompañan en sus vuelos son una gran familia que se
cuida, se protege y se
quiere. Estás muy equivocado si crees que por ser
americanos son fríos y no
tienen sentimientos.
Avergonzado por lo que
Luján parecía saber, Tom mostró su
acuerdo:
—Tienes razón, Luján.
Siento en el alma lo idiota que he sido. Y
nunca me cansaré de
pediros perdón por haberme comportado como un
auténtico imbécil. Sé que
he pagado con ____ algo que a mí me atormentó
en el pasado y no supe
entender que el primero que ponía esos límites para
que ella no me contara la
verdad era yo. Pero ten por seguro que cuando
regrese lo voy a
solucionar.
—Llegas tarde, Tom. Su
padre lo está arreglando todo para que su
vida la continúe en Fort
Worth cuando regrese de esta misión.
Contrataremos una mudanza
y lo poquito que tiene aquí se lo llevarán y...
—No voy a permitir que se
vaya.
—Tom... es militar y...
—Luján —la cortó él—, tu
hija y Sami no se van a ir a ningún sitio.
Se van a quedar conmigo y
yo me voy a ocupar de ellas.
Al oír eso, todos lo
miraron y el mayor Parker repuso:
—_____ se viene a vivir
con nosotros a Fort Worth, muchacho. Por
lo tanto, te pediría que
la dejaras en paz. Ya le has hecho suficiente daño,
¿no crees?
Sin amilanarse ante aquel
militar que lo miraba con gesto duro,
aseveró:
—Asumo el daño que le he
podido hacer, pero no voy a dejarla en paz.
Y le aseguro que ella y
Sami se quedarán en Múnich viviendo conmigo.
Me ocuparé de ellas
porque las quiero. Adoro a _____ y adoro a Sami. Y no
voy a consentir que se
alejen de mi lado por mucho que usted se empeñe en
hacérmelo creer.
El mayor Parker, con un
gesto de lo más militar, frunció las cejas y
siseó:
—Le recuerdo, joven, que
mi hija sigue siendo militar y americana.
Siempre ha estado
orgullosa de sus genes y no voy a consentir que nadie la
haga cambiar de opinión.
Tom, sentándose frente a él,
aclaró:
—Nadie la va a hacer
cambiar de opinión. Sólo pretendo cuidar de
ella y ser el hombre que
necesita para que se quede conmigo en Alemania.
—Al ver cómo él lo
miraba, agregó—: Si usted quiere, podemos hablar.
Pero quiero que le quede
claro que ni sus galones, ni sus medallas, ni
porque suba la voz me
impresiona. Yo no tengo galones, pero sé subir la
voz y sé defender lo que
quiero, y a su hija, la quiero.
Aquella noche, tras
hablar con el mayor Cedric Parker durante más de
cuatro horas y cuando éste
y su mujer se llevaron a Sami, el corazón de
Tom se resintió. Por
primera vez en toda su vida, la sensación de soledad
lo superó, y al llegar a su casa y mirar a su alrededor, lloró
de impotencia.
HOLA!!!! BUENO YA SOLO FALTAN 2 DIAS PARA QUE TERMINE LA HISTORIA ASI QUE DISFRUTEN DE LOS ULTIMOS CAPS ... YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS :))
Y todo llego tan lejos para que toma se diera cuenta :o
ResponderEliminarDe que agneta no sirve
Ahí no solo 2 dias :'( me gustaría 2 parte de esta novela Ajajajajaj
Sube pronto :)
Omg :/ ojala tn llegue bien :/ y toma pueda areglarme todo con tn .....
ResponderEliminarSube pronto
Esto tuvo que llegar lejos para que Tom se diera cuenta que debe luchar x (Tn) y que no vivir sin ella y sin Sami :( ojala (Tn) llegue bien y Tom pueda convencerla de que estén juntos.. me encantoo virgi espero los próximos caps!!!
ResponderEliminarEsto tuvo que llegar lejos para que Tom se diera cuenta que debe luchar x (Tn) y que no vivir sin ella y sin Sami :( ojala (Tn) llegue bien y Tom pueda convencerla de que estén juntos.. me encantoo virgi espero los próximos caps!!!
ResponderEliminarOhh Dios pobre (tn) esto si estuvo muy fuerte.. Pobre Samiii tan chiquita..!!
ResponderEliminarAy Tom tenia q pasar esto para q recien reacciones..
Virgii subee yaaa. No tardes porfaa
O no lo puedo creer murio el amigo u.u q penaaaa pobre de la rayita y tom por fin acepto q se habia equivocado :( ojala no se demasiado tarde jajajaja que dramatico sono eso jijiji subeeee pronto pleaseeeeee no nos dejes con la angustia jajaja bye cuidate muchoooo
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