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lunes, 5 de enero de 2015

.- SORPRENDEME .- CAPITULOS 38 Y 39

ULTIMOS CAPITULOS!!!
38
El sábado, día de cocidito madrileño en casa de los Zimmerman Flores,
como siempre, se congregaba un buen número de gente. Todos querían
degustar ese maravilloso plato que Judith cocinaba como nadie.
_____ aquella mañana se había despertado con su hija en la cama y
juntas habían jugado a los ponis durante horas en pijama. ¡Qué divertido
era jugar con Sami!
Cuando estaba preparando las cosas de la pequeña para ir a casa de
Judith, recibió una llamada de comandancia.
Tenía que ir urgentemente a la base de Ramstein y reincorporarse.
Debían partir en apenas cuatro horas para Afganistán. Uno de los aviones
de suministro había sido abatido en vuelo y no había supervivientes.
Sin recibir más información, se quedó mirando el teléfono
descolocada mientras las manos le temblaban. Podría haber sido su avión.
Podría haber sido ella y sus hombres. El teléfono volvió a sonar. Era Neill.
—¿Te han llamado?
—Sí.
—____..., siento lo del teniente Smith.
Al oír eso, se dejó caer en la silla y con un hilo de voz, preguntó:
—¿Era el avión de Robert?
Tras un conmovedor y doloroso silencio, su compañereo respondió:
—Lo siento, _____.
El gemido que Neill oyó a través del teléfono le partió el corazón.
Sabía lo especial que era Robert para su teniente, la amistad que los unía.
Dispuesto a ir cuanto antes a casa de ella, dijo:
—Tranquila, ____. Tranquila.
Pero la tranquilidad en un momento así y tras aquella noticia era
imposible. Robert, su buen amigo Robert, había sido abatido en vuelo y
____ se sintió morir. Pensó en la joven mujer de él. En el duro trance por el
que iba a tener que pasar y se desesperó. Ella lo había pasado cuando
ocurrió lo de Mike y era doloroso. Muy doloroso. Imágenes de Robert
acudieron a su mente. Su positividad, su sonrisa, cómo quería a su pequeña
y las lágrimas, en tromba, le nublaron la razón.
Durante varios minutos, Neill habló y habló, intentando que se
recompusiera y la teniente Parker apareciera. Cuando ella dejó de llorar, el
militar musitó:
—Tranquila, ____. Voy para tu casa a recogerte.
—Espera, Neill —lo cortó entre lágrimas—. ¿Romina se puede quedar
con Sami hasta que mi madre o mi hermana vengan a buscarla?
—Lo siento, ____, pero Romina está aún con los niños en California.
Nerviosa y descentrada al recordarlo, ____ asintió y murmuró:
—Es verdad. Vale. No te preocupes. Me las arreglaré para encontrar a
alguien que se la quede.
Cuando colgó, sintió ganas de vomitar. No podía creer que Robert
hubiera muerto. No lo quería creer. ¿Cómo le podía haber pasado eso a
Robert?
—Mami, ¿po qué llodas?
Al oír la voz de su hija se reactivó. Se enjugó las lágrimas de la cara e,
intentando sonreír, respondió, enseñándole un dedo:
—Me he hecho daño aquí, pero...
La cría, sin dejarla terminar, corrió a su bolso, sacó la caja de tiritas
de princesas y, mirándola, preguntó:
—¿Te pono una?
Abatida y con unas terribles ganas de llorar, ____ asintió y su hija,
cumpliendo con el ritual de siempre, le puso aquella tirita rosa alrededor
del dedo y cuando con su media lengua terminó de decirle lo que siempre
se decía, la teniente Parker la miró y dijo con una amplia sonrisa:
—Biennnnnnnn... ¡Ya no me duele!
Sami sonrió y ____, tras darle un enorme beso en la mejilla, la sentó
frente al televisor y le puso dibujos. La niña se enganchó a ellos y mientras
ella la miraba, se tragó sus lágrimas al ver que llevaba puesta la última
coronita que Robert le regaló.
Afligida, se dio aire con la mano. Debía tener la cabeza fría y pensar
en su hija. Debía encontrar con quién dejarla. Pero su angustia creció y
creció y tuvo que correr al baño para vomitar lo que había desayunado.
Pensar en la cruda realidad de Robert y sus hombres la horrorizó y,
tapándose la cara con las manos, se permitió llorar sin hacer ruido.
Cinco minutos después, se lavó la cara con agua fría e intentó
recuperar el control por su hija. Sami no debía verla llorar. Así pues, se
tragó sus emociones y se organizó. Regresó al salón, donde la pequeña
continuaba viendo dibujos, se cambió el pijama por ropa militar, hizo el
petate en dos minutos y la maleta de Sami en otros dos.
El teléfono sonó de nuevo. Era su padre.
—Cariño, ¿estás bien?
—Sí, papá.
El mayor Parker, al enterarse de lo del avión, creyó morir. Pensar que
podría haber sido su hija lo había vuelto loco y sabiendo quién era el piloto
abatido, murmuró:
—Siento mucho lo del teniente Smith. Robert era un buen muchacho.
—Sí, papá. Lo era —respondió emocionada.
Incapaz de escuchar a su hija llorar, el mayor retomó su voz de mando
y preguntó:
—¿Te han movilizado ya?
Dándose aire en la cara para no llorar, contestó:
—Sí. En cuatro horas salimos para Afganistán.
La voz de su madre sonó en el teléfono.
—Ay, cariño... ¡qué susto nos hemos dado!
Se pudo imaginar lo que habrían pasado al llegar las noticias al
despacho de su padre, pero intentando ser fuerte como ella era, respondió:
—Lo sé, mamá. Me hago cargo.
—¿Qué vas a hacer con Sami? Oh, Dios, mi niña. ¿Dónde vas a dejar a
mi pequeña hasta que yo vaya a recogerla?
Ése era precisamente uno de los problemas que quería evitar cuando
su madre y su hermana se trasladasen a Texas y, pensando con celeridad,
murmuró:
—Ahora hablaré con Dora. Ella seguramente se la podrá quedar hasta
que tú llegues.
—Confírmamelo. No cuelgues y ve a hablar con ella.
Sin protestar _____ hizo lo que su madre le pedía. Dora al verle los ojos
llenos de lágrimas, la abrazó. Ella de nuevo se desmoronó y la mujer la
consoló. Cuando se repuso, le pidió que se quedara con la pequeña y Dora
lloró al tener que decirle que sólo podía tenerla una hora. Se iba de viaje
con su hermana. La mente de _____ trabajó a toda mecha y pensó en Judith.
Ella se quedaría sin ningún problema con Sami. Dora se quedaría con Sami
y Judith la recogería. Se despidió de la vecina, corrió hacia su casa, cogió
el teléfono y dijo:
—Mamá, Dora no se la puede quedar. Cuando vengas, tendrás que
recogerla en casa de mi amiga Judith.
—¿La niña estará bien con ella?
Al oír eso, ____ sonrió con tristeza y con toda seguridad asintió:
—Sí, mamá, Bill y Judith cuidarán a Sami tan bien como a sus hijos.
—Vale, hija, si tú lo dices, confiaré en que así sea. Estoy mirando
vuelo y lo más pronto que llegaré allí será pasado mañana.
—Sin problema, mamá. Sami estará bien.
Una vez le dio la dirección de Judith, colgó y llamo al móvil de su
amiga, pero le daba comunicando. Sin tiempo que perder, colgó y pensó en
llamar un par de minutos más tarde.
Con la mirada velada por la marcha, _____ abrazó a su niña. No le
gustaba separarse de ella tan repentinamente y menos por un motivo así.
Sami, al verla con la ropa militar e intuir que se iba, se agarró a ella con
desesperación. Pero _____, intentando tranquilizarla, la besuqueó y bromeó
mientras bajaban en el ascensor con Dora.
Cuando el Hummer de Neill apareció, _____ fue rápida en su despedida.
Dejó a la niña llorando en brazos de Dora y subió al vehículo. Debía
cumplir con su deber aunque tenía el corazón destrozado por los lloros de
su pequeña y la muerte de Robert. Neill, al ver su estado, la abrazó.

En casa de Judith y Bill, olía a cocidito madrileño que daba gusto.
Bill, encantado con la reunión familiar de los sábados, se acercó a su
atareada mujer y preguntó:
—¿Vendrá ____ con la niña?
—Eso me dijo.
Extrañada por la tardanza, miró su móvil y vio cuatro llamadas
perdidas de ella. La llamó, pero no se lo cogió. Eso le extrañó y dejó un
mensaje de voz.
—Hola ____. He visto que me has llamado. Llámame o te volveré a
llamar yo. Un beso.
Después saludó a Marta y a Arthur, que llegaban en ese momento
junto a otros amigos. Cuando Tom llegó, fue recibido con cariño, aunque
tras lo ocurrido el último día, Judith le echó una miradita española.
Él resopló. No le gustaba que Jud lo mirase así y cuando ya no pudo
más, se acercó a ella, que estaba con Bill, la cogió del brazo y, obligándola
a entrar con él y su marido en la cocina, dijo:
—Vale. Soy un gilipollas. Pero, por favor, ¡háblame!
Jud contuvo la risa. Estaba claro que Tom no resistía que lo mirase
así y le soltó:
—Haz el favor de mantener hoy el piquito cerrado. Quiero tener la
fiesta en paz. Odio cuando ____ y tú discutís.
—Te lo prometo.
Ella asintió y, deseosa de decirle cuatro cosas, añadió:
—Mira, Tom, te voy a decir esto y te prometo que nunca más me voy
a volver a meter en tu vida, pero quiero que sepas que ____ vale mil veces
más que Foski y me importa una mierda que me consideres una jodida
cotilla metomentodo, eres mi amigo y te lo tengo que decir, porque yo creo
que si hablaras con ____, podríais llegar a un entendimiento. Y antes de que
me digas que no, soy consciente de cómo te preocupas por ella y sé que a
Bill le preguntas si ella está bien. Y otra cosa más. Va a venir a comer, haz
el favor de dejarte de gilipolleces e intenta solucionar todo este
malentendido, porque una cosa está clara, a ti te gusta y tú le gustas a ella,
¿vas a permitir que se marche a Texas?
Alucinado por la parrafada que le había echado cargada de verdad, la
miró y se lo echó en cara.
—Te has quedado a gustito, ¿no?
—Sí —respondió Jud—. No lo sabes tú bien.
Bill abrió la nevera sin dejar de observarlos. Sacó dos cervezas y una
Coca-Cola y, ofreciéndoselas, propuso:
—Brindemos por la amistad.
Los tres sonrieron, chocaron sus botellas y bebieron un trago. De
pronto, el móvil de Judith sonó y al ver que se trataba de ____, rápidamente
lo cogió.
—¿Dónde estás? —preguntó, al oír un ruido atronador.
En el aeropuerto de Múnich, ____ corría junto a sus compañeros hacia
el hangar y dijo acelerada:
—Jud. Sólo tengo unos minutos y necesito pedirte un favor muy
grande y no me puedes decir que no.
Asustada, miró a los hombres que a su vez la miraban e inquirió:
—¿Qué ocurre?
Sin saber si ella había visto las noticias o no, contestó con un hilo de
voz.
—He dejado a Sami con Dora porque yo voy camino de Afganistán.
Ha habido un problema militar y...
—¿Qué ha pasado?
Incapaz de contener un gemido al hablar con su amiga, la dura
teniente Parker murmuró:
—Mi amigo Robert, el hombre que me acompañó a la fiesta de la
empresa de Bill, ha muerto... él y sus hombres, han muerto. Dios mío,
Robert ha muerto, Judith, y no me lo puedo creer.—E intentando
reponerse, respiró hondo y añadió—: Necesito que vayas a recoger a Sami
a casa de mi vecina y la lleves a tu casa. Dora se tiene que marchar en
menos de una hora. Probablemente pasado mañana, llegará mi madre de
Texas a buscarla e irá a tu casa para llevársela. ¿Puedes por favor hacerte
cargo de Sami hasta que ella llegue?
Su voz acelerada y desesperada mostraba lo nerviosa que estaba y
Judith respondió:
—Por supuesto, ____. Tranquilízate y no te preocupes por nada.
—Judith, por favor...ve a buscar a Sami —gimió, mirándose la tirita
rosa del dedo.
—En cuanto cuelgue me voy a por la niña, te lo prometo. —Tom la
estaba mirando cuando Jud preguntó—: Pero ¿tú estás bien?
—Por mí no te preocupes. Sólo importa Sami. No creo que pueda
llamarte en las próximas horas. Por favor, no te olvides de ella, por favor.
—Tranquila, _____. Ahora mismo voy a buscarla, no te preocupes por
nada. Sabes que nosotros la cuidaremos bien.
—Tengo que dejarte. Gracias, Judith.
Cuando ésta colgó, miró a los hombres que estaban a su lado con
gesto desencajado y anunció:
—Hay que ir a por Sami a casa de su vecina.
—¿Qué ocurre? —preguntó Tom.
Judith, sin entender la gravedad de la situación, se retiró el pelo de la
cara y dijo:
—No lo sé bien. Un amigo de ____ llamado Robert ha muerto. ____
no viene, va camino a Afganistán.
¡¿Muerto?!
Esa palabra a Tom le desencajó el semblante. ____, su _____, se
marchaba y él no había podido hablar con ella. Con gesto furioso, dio un
puñetazo a la encimera de la cocina. Bill, al verlo, lo cogió del brazo y le
pidió calma. Dos segundos después, Tom trató de reponerse.
—Jud, vamos a por Sami —dijo.
Cuando llegaron a la casa de la vecina de ____, la pequeña aún lloraba.
Tenía los ojitos hinchados por el disgusto de ver marchar a su madre y al
ver a Tom le echó los brazos lloriqueando. Necesitaba sus mimos.
Con un cariño que le llegó hasta el fondo de su corazón, aquel
grandullón y guapo alemán acogió entre sus brazos a la pequeña y,
acunándola, la consoló mientras la besaba en la cabeza:
—No llores, princesa. No llores más.
—¿Anone está mami?
—Ha ido a trabajar, pero luego vendrá, cariño. Te lo prometo.
La niña asintió y mirando al hombre que la sujetaba, susurró,
restregándose los ojos:
—Mami ha llodado, peo le he pueto una tidita de pinsesas y ha dejado
de llodá.
Confuso, Tom no sabía qué decir y mirando a Judith, que los
observaba, abrazó de nuevo a la pequeña y murmuró:
—Has hecho bien, Sami. Las princesas la protegerán.
La vecina, horrorizada por las noticias que había visto y por el estado
de ____, les contó lo ocurrido con aquel avión como el que la joven militar
pilotaba. Eso acrecentó la angustia y el miedo de todos. Judith cogió la
maleta que la mujer les entregaba cuando Tom, intentando pensar con
claridad a pesar de su aturdimiento, preguntó:
—¿Dónde está Peggy Sue?
Dora, al recordar al hámster, se llevó las manos a la cabeza. ____, en
su prisa por marcharse, se había olvidado del animal. Rápidamente, todos
fueron a su casa.
Tom, al entrar por primera vez en aquel lugar, observó a su alrededor
y entendió por qué ella nunca había querido que subiera. La casa era muy
pequeñita y estaba llena de fotos militares. De ____ con su padre. De su
familia de Asturias con Sami. De ella y Sami con Neill, Fraser y más
hombres vestidos de militares ante un avión, y al ver una de un hombre
rubio, supo que era Mike. Tenía la misma sonrisa que la pequeña.
Había muchas instantáneas de Sami y sonrió al ver una foto de él y
____ cuando estuvieron en Asturias, con la cara pringada de chocolate. Eso
lo conmovió. Le hizo ver todo de pronto con claridad. ¿Cómo había sido
tan idiota y había estado tan ciego?
Cuando Dora cogió la jaula del hámster, Sami la agarró con sus
manitas y preguntó, mirando a Tom:
—¿Peggy Sue se viene?
Él sonrió y, besándole la cabecita, asintió.
—Claro que sí, princesa. Peggy Sue se viene con nosotros.
Conmovida, Judith lo observó. Lo que estaba viendo en su amigo era
amor puro y verdadero y cuando llegaron al coche y colocaron a la pequeña
en la sillita de atrás del vehículo, ésta lo miró y preguntó:
—¿Por qué has dejado que todo llegue a estos límites, Tom? ¿Por
qué? Sabes que ____ te quiere y tú la quieres a ella. ____ intentó llamar tu
atención, pedirte perdón y tú se lo negaste. ¿Cómo has podido ser así?
Él, desesperado y muerto de preocupación, suspiró.
—El orgullo me cegó, Judith. —Y al ver cómo lo miraba, dijo—:
Vale... dímelo. Me lo merezco. Lo estoy esperando.
—Gilipollas. Eres un auténtico gilipollas.
—Lo sé... te doy toda la razón.
Abatido como nunca antes en su vida, Tom se tocó los ojos y Judith,
conmovida, se acercó y dispuso:
—Debes solucionar esto, Tom. Cuando regrese, debes hacer algo o
____ se irá a Texas y los dos seréis infelices.
Convencido de que así era, pero angustiado por no saber cómo estaba
_____, afirmó:
—Te prometo, Jud, que cuando regrese lo solucionaré.
Esa tarde, en la casa de Bill y Jud, la pequeña Sami no se separó ni un
segundo de Tom, ni él la dejó. Jugó con ella a las princesas y a los ponis.
La metió con él en la piscina y cuando la hizo sonreír se sintió el hombre
más feliz del universo, a pesar de que la preocupación por lo que había
visto en las noticias lo estaba carcomiendo por dentro.
Por la noche, tras dar de comer a Peggy Sue, consiguió que la pequeña
cenara y posteriormente se durmiera, agarrada a su cuello.
—Tom —dijo Bill, mirándolo—, creo que es mejor que la llevemos
a la cama.
Sentado en el sofá con la niña encima, le quitó la coronita y, como un
tonto, murmuró:
—Es preciosa, ¿verdad?
Bill miró a la pequeña de bucles rubios y, sonriendo, asintió:
—Sí. Es una preciosidad de niña. —Y tocándole el hombro, añadió—:
No te preocupes por nada, ____ estará bien.
Tom asintió y sin comprenderla del todo, comentó:
—¿Cómo se le pudo ocurrir ser militar? Está en peligro continuo.
¿Acaso no se da cuenta?
En ese instante entró Judith y, sentándose a su lado, respondió a lo que
había oído:
—La rebeldía la llevó a ser militar. Su padre siempre quiso un chico
que siguiera sus pasos, pero tuvo dos niñas y al final ____ decidió ser ese
chico que su padre nunca tuvo. Como ella me dijo, le quiso desmostrar que
no hacía faltar tener algo colgando entre las piernas para ser fuerte y ser
militar.
Eso a Tom lo hizo sonreír. Nunca le había dado a ____ la oportunidad
de contarle aquello y Judith prosiguió:
—A ella le gusta lo que hace, pero dice que desde que tiene a Sami
realmente no sabe si lo está haciendo bien, pero no le queda más remedio.
Ha de continuar en el ejército para sacar a su hija adelante.
—Cuando regrese, le ofreceré un trabajo en Müller —musitó Bill.
Tom, al oír a su amigo, afirmó:
—Cuando regrese, yo me ocuparé de ella. Te lo puedo asegurar.
Tras un silencio entre los tres, Judith le dijo a su marido:
—Cariño, coge a Sami y llévala a la habitación con Eric.
—¿Os importa si hoy duermo aquí? —preguntó Tom.
Su buen amigo, al entender lo que pretendía, respondió:
—En la habitación de al lado de la de Eric podréis dormir los dos. Hay
dos camitas.
Dos minutos después, con mimo, Tom dejó a la pequeña en la cama y
puso varios almohadones encima y en el suelo, como en otras ocasiones
____ había hecho. Pero no contento, decidió mover su cama y juntarla a la
de ella para evitar que se cayera.
Tras besarla en la cabeza, bajó al salón donde Bill le dejó un
ordenador y se metió en Internet. Necesitaba buscar noticias sobre lo
ocurrido. Al ver las primeras imágenes del avión abatido, donde no había
supervivientes, la sangre se le heló en las venas y la preocupación lo hizo
volverse loco. Con el corazón congelado, leyó que otros dos aviones habían
salido para el lugar del desastre. A partir de ese instante, la palabra
«tranquilidad» desapareció de la vida de Tom.

39
Al día siguiente, tras dejar a Sami en la guardería, Tom, acompañado
de Judith, fue hasta el canal CNN, donde trabajaba Agneta. Ella
seguramente tendría noticias recientes de lo ocurrido. Cuando ésta lo vio
aparecer, una grata sonrisa le iluminó el rostro, pero al ver a Judith
desapareció.
¿Qué hacía aquélla allí?
Judith se dio cuenta y, decidió permanecer en un segundo plano. Allí
sólo importaba ____.
Subida en sus impresionantes tacones y contoneándose bajo su
carísimo traje de diseño, la presentadora se acercó a Tom y con voz
cantarina dijo, tras besarlo en la mejilla:
—Qué alegría verte aquí. —Y al ver su incipiente barba, preguntó—:
¿Qué te ocurre, cielo?
Sin ganas de saludos, Tom la cogió del brazo y dijo:
—Agneta, necesito un favor.
—Tú dirás. —Parpadeó, mirando con desagrado a Judith.
Sin tiempo que perder, él le contó lo que sabía del incidente militar y
una vez terminó, agregó:
—Por eso estoy aquí. Sé que vosotros en la redacción recibís noticias
continuamente sobre lo ocurrido y con seguridad me podrás decir más de
lo que sé.
El gesto a Agneta cambió y con expresión agria, preguntó.
—La tal ____ de la que hablas, ¿es la mujer que...?
—Sí... —la cortó Tom. No estaba para tonterías.
La popular presentadora, al entender quién era aquella mujer, y ver el
poder que su información tenía en aquel momento, torció el gesto y se
ofreció:
—Cena conmigo esta noche y veré qué puedo contarte.
Tom que no estaba para cenas ni para lo que ella sugería, protestó:
—He venido a pedirte ayuda, no una cena.
Molesta por sus palabras y su duro gesto, la presentadora respondió:
—Pues lo siento, Tom. No puedo informarte de nada.
—Agneta —suplicó con desesperación—. Por favor.
Judith, al oírlo suplicar, se acercó y vio como la joven, sin importarle
el estado de su amigo, se miraba las uñas y contestaba:
—No. Imposible. Las noticias que llegan a redacción pasan unos
filtros antes de que podamos darlas. Por lo tanto, no. No te puedo informar
sobre lo que ha ocurrido.
La furia se apoderó de Tom, pero tras cruzar una mirada con Judith,
que bullía de rabia, intentó controlarla. Necesitaba aquella información.
Necesitaba saber que el avión de ____ había llegado bien. Durante un buen
rato, intentó por todos los medios que Agneta cambiara de opinión, hasta
que fue consciente del juego sucio de ella y cuando no pudo más, explotó:
—¿Me estás diciendo que por saber que estoy enamorado de ____ no
vas a darme esa información?
Sin pestañear y con una fría mirada, Agneta contestó:
—Sí.
Tom no quiso escuchar más. Estaba claro que no iba a ayudarlo y con
expresión de desagrado total, siseó antes de marcharse:
—¿Sabes, Agneta? La amistad es algo que yo valoro mucho en esta
vida y tú hoy me estás demostrando que de amiga no tienes absolutamente
nada. Sabes que amo a esa mujer con locura y en lugar de tranquilizarme y
ayudarme en lo que necesito, estás poniendo trabas en el camino. Pues muy
bien, a partir de este momento, olvídate de que existo, como yo me voy a
olvidar definitivamente de ti.
Cuando Tom comenzó a caminar ofuscado hacia el exterior del
edificio, Judith, que se había mantenido al margen, por el bien de la
información que necesitaban se acercó hasta la joven y dijo:
—Nunca me has gustado.
—Tú a mí tampoco.
Con ganas de cogerla por el cuello, Judith se metió las manos en los
bolsillos para no utilizarlas y, sin acercarse más de lo estrictamente
necesario, dijo en voz alta para que todos la oyeran.
—Siempre me has parecido una imbécil creída por el simple hecho de
ser presentadora. Pero lo que acabas de hacer ahora con Tom me hace
darme cuenta de que además de imbécil eres una zorra impresentable. No
sabes lo que es la amistad ni el amor y estoy segura de que nunca lo vas a
saber, porque eres tan mala persona que eres incapaz de mirar más allá de
tu puñetero ombligo.
Los que pasaban por su lado las miraron y Judith, alejándose, finalizó:
—Lo único bueno que Tom va a sacar de todo esto es darse cuenta de
la clase de perra que eres. Adiós, Foski, te aseguro que con esto él ya no
volverá a acercarse a ti en toda su vida.
Dos días después, aparecieron los padres de ____ en casa de Judith.
La pequeña, al ver a su abuela, corrió hacia ella y la abrazó. Judith,
contenta, los hizo entrar en su casa y Luján se sorprendió al ver a Tom
allí. Encantada, lo saludó y le presentó a su marido. El mayor Parker, al
entender por la mirada de su mujer que aquél era el joven con el que su hija
había tenido algo especial, asintió y endureció su rostro.
Judith los invitó a comer. Era una estupenda anfitriona y todos
intentaron, por el bien de Sami, no dramatizar. No sabían nada de ____,
excepto que su avión había despegado del lugar del siniestro, rumbo a una
base americana.
Mientras Bill hablaba con el mayor Parker y Judith, Luján, mirando a
Tom, que estaba observando a Sami jugar, dijo:
—Siento mucho lo ocurrido entre mi hija y tú. Y quiero que sepas que
los americanos y los militares no son mala gente, Tom. Judith me contó lo
que te ocurrió con ese sinvergüenza de comandante y sólo te puedo decir
que lo siento. Pero no debes medir a todo el mundo con el mismo rasero,
porque te equivocas.
—Lo sé, Luján..., lo sé y me siento fatal.
La mujer, al oír eso, prosiguió:
—Mi hija es la teniente Parker, pero cuando se quita el uniforme y las
botas militares es _____, una encantadora joven que intenta salir
adelante como puede. Como la vida le permite. —Y, pesarosa, añadió—: Y
estoy segura de que no está bien. El piloto que ha muerto, Robert Smith,
era un buen amigo de ella. Un muchacho excelente y sé que mi hija, a pesar
de lo dura que intenta ser, está sufriendo por ello. Tanto ella como Robert o
los hombres que los acompañan en sus vuelos son una gran familia que se
cuida, se protege y se quiere. Estás muy equivocado si crees que por ser
americanos son fríos y no tienen sentimientos.
Avergonzado por lo que Luján parecía saber, Tom mostró su
acuerdo:
—Tienes razón, Luján. Siento en el alma lo idiota que he sido. Y
nunca me cansaré de pediros perdón por haberme comportado como un
auténtico imbécil. Sé que he pagado con ____ algo que a mí me atormentó
en el pasado y no supe entender que el primero que ponía esos límites para
que ella no me contara la verdad era yo. Pero ten por seguro que cuando
regrese lo voy a solucionar.
—Llegas tarde, Tom. Su padre lo está arreglando todo para que su
vida la continúe en Fort Worth cuando regrese de esta misión.
Contrataremos una mudanza y lo poquito que tiene aquí se lo llevarán y...
—No voy a permitir que se vaya.
—Tom... es militar y...
—Luján —la cortó él—, tu hija y Sami no se van a ir a ningún sitio.
Se van a quedar conmigo y yo me voy a ocupar de ellas.
Al oír eso, todos lo miraron y el mayor Parker repuso:
—_____ se viene a vivir con nosotros a Fort Worth, muchacho. Por
lo tanto, te pediría que la dejaras en paz. Ya le has hecho suficiente daño,
¿no crees?
Sin amilanarse ante aquel militar que lo miraba con gesto duro,
aseveró:
—Asumo el daño que le he podido hacer, pero no voy a dejarla en paz.
Y le aseguro que ella y Sami se quedarán en Múnich viviendo conmigo.
Me ocuparé de ellas porque las quiero. Adoro a _____ y adoro a Sami. Y no
voy a consentir que se alejen de mi lado por mucho que usted se empeñe en
hacérmelo creer.
El mayor Parker, con un gesto de lo más militar, frunció las cejas y
siseó:
—Le recuerdo, joven, que mi hija sigue siendo militar y americana.
Siempre ha estado orgullosa de sus genes y no voy a consentir que nadie la
haga cambiar de opinión.
Tom, sentándose frente a él, aclaró:
—Nadie la va a hacer cambiar de opinión. Sólo pretendo cuidar de
ella y ser el hombre que necesita para que se quede conmigo en Alemania.
—Al ver cómo él lo miraba, agregó—: Si usted quiere, podemos hablar.
Pero quiero que le quede claro que ni sus galones, ni sus medallas, ni
porque suba la voz me impresiona. Yo no tengo galones, pero sé subir la
voz y sé defender lo que quiero, y a su hija, la quiero.
Aquella noche, tras hablar con el mayor Cedric Parker durante más de
cuatro horas y cuando éste y su mujer se llevaron a Sami, el corazón de
Tom se resintió. Por primera vez en toda su vida, la sensación de soledad

lo superó, y al llegar a su casa y mirar a su alrededor, lloró de impotencia.


HOLA!!!! BUENO YA SOLO FALTAN 2 DIAS PARA QUE TERMINE LA HISTORIA ASI QUE DISFRUTEN DE LOS ULTIMOS CAPS ... YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS :))

6 comentarios:

  1. Y todo llego tan lejos para que toma se diera cuenta :o
    De que agneta no sirve
    Ahí no solo 2 dias :'( me gustaría 2 parte de esta novela Ajajajajaj
    Sube pronto :)

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  2. Omg :/ ojala tn llegue bien :/ y toma pueda areglarme todo con tn .....
    Sube pronto

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  3. Esto tuvo que llegar lejos para que Tom se diera cuenta que debe luchar x (Tn) y que no vivir sin ella y sin Sami :( ojala (Tn) llegue bien y Tom pueda convencerla de que estén juntos.. me encantoo virgi espero los próximos caps!!!

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  4. Esto tuvo que llegar lejos para que Tom se diera cuenta que debe luchar x (Tn) y que no vivir sin ella y sin Sami :( ojala (Tn) llegue bien y Tom pueda convencerla de que estén juntos.. me encantoo virgi espero los próximos caps!!!

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  5. Ohh Dios pobre (tn) esto si estuvo muy fuerte.. Pobre Samiii tan chiquita..!!

    Ay Tom tenia q pasar esto para q recien reacciones..

    Virgii subee yaaa. No tardes porfaa

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  6. O no lo puedo creer murio el amigo u.u q penaaaa pobre de la rayita y tom por fin acepto q se habia equivocado :( ojala no se demasiado tarde jajajaja que dramatico sono eso jijiji subeeee pronto pleaseeeeee no nos dejes con la angustia jajaja bye cuidate muchoooo

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