19
El sábado,
Tom y _______ coincidieron en casa de Judith, pero ambos
disimularon
lo que había entre ellos, aunque Sami se mostró más cariñosa
con él de
lo habitual. Tom, al percatarse de ello, procuró no estar en el
campo de
visión de la niña. Si seguía así, los descubrirían.
Judith se
preocupó por su amiga al ver que tenía un corte en la frente
y se quedó
sin palabras al saber cómo se lo había hecho.
Tom, que
la escuchaba, quiso contar lo impresionado que lo había
dejado,
pero no podía. Si se incluía en la historia, todos sabrían que estaban
juntos. Por
ello, hizo lo mejor que sabía y, para sentirse incluido en la
conversación,
la provocó:
—¿Seguro
que el choque no lo provocaste tú?
________
torció el gesto al oírlo, en señal de incomodidad, y repuso:
—La pena
es que no te pillara a ti dentro.
Él, divertido,
la miró y, en tono guasón, replicó:
—Ha
hablado la novia de Thor. ¿Dónde te has dejado el martillo?
—Como no
cierres el pico, lo vas a encontrar en tu cabeza, ¡listillo!
La pequeña
Sami, que en ese momento corría, se paró junto a Tom y,
cogiéndolo
de la pierna, preguntó:
—¿Jugamos
a los caballitos?
_______ al
oír a su hija y ver el bloqueo de él, cogió a su pequeña y dijo:
—Sami...,
¿cuántas veces te tengo que decir que no toques la caca?
—¡Serás
grosera! —protestó Tom.
Judith los
miró con gesto contrariado. ¿Por qué siempre tenían que
estar
igual? E intervino, intentando calmar los ánimos.
—Por
favor..., ¿por qué no fumáis la pipa de la paz?
_______
animó a su hija a correr tras una pelota, soltó una carcajada y con
gesto
contrariado respondió:
—Cianuro
le echaba yo a la pipa.
Tom,
levantando las cejas, miró a su amigo Bill, que los observaba,
y
dijo:—Además de chulita y prepotente, ¿también asesina? Querida Jud,
¿qué
amistades son éstas?
—Tom, no
seas estúpido —protestó Judith.
—Eh...,
Jud —se quejó él—. No me insultes. Sólo ha sido un
comentario.
_______,
quitándole importancia, miró a su contrariada amiga y
respondió:
—No hay
comentarios estúpidos, sino estúpidos que comentan. Por lo
tanto,
pasando de él, ¿vale, Judith?
Tom
resopló. Se moría por besarla. Lo estaba volviendo loco con su
descaro.
Pero en sus ojos veía algo que lo desconcertaba y, tras cruzar una
mirada con
su amigo Bill, que sonreía a su lado, murmuró:
—Recuerda,
cuando venga ella, sé buen amigo y no me invites.
Bill soltó
una risotada.
Durante la
comida, cada uno se sentó a una punta de la mesa y se
dedicaron
a tirarse las pullitas de siempre. Judith no sabía qué hacer.
Quería que
sus dos amigos se llevaran bien, pero era imposible. Ellos se
negaban.
—Pásame los
garbanzos, Judith —pidió ______.
Ella,
encantada, lo hizo y cuando su amiga se estaba sirviendo, oyó
que Tom
decía con cierto retintín:
—Si queda
algo, me encantaría servirme a mí también.
______, al
oírlo, lo miró y, soltando la bandeja, siseó:
—Aquí los
tienes, bonito..., todos para ti.
Marta, la
hermana de Bill, que había acudido junto con su novio
Arthur,
asombrada por lo borde que estaba siendo el bueno de Tom con
aquella
muchacha, preguntó acercándose a su cuñada:
—Pero ¿qué
les pasa a estos dos?
Molesta,
Jud los miró y susurró:
—Directamente
no se soportan.
Acto
seguido, vio cómo su marido le daba a _____ una botella de
champán
para que la abriera.
¡Clops!
—¡Joderrrrrr!
El sonido
del tapón al saltar y el consiguiente «¡Joder!» hizo que
todos
miraran y soltaran una carcajada al ver que el tapón de la botella
había impactado
contra el pómulo de Tom.
—¿Quieres
dejarme tuerto?
_______,
horrorizada porque no había querido hacer eso, lo miró
levantarse
e ir al baño. Bill lo acompañó. Judith, sorprendida por aquel
ataque tan
directo, miró a su amiga y dijo:
—______,
entiendo que no os llevéis bien, pero un taponazo duele.
—Te juro
que no pretendía darle. Ha sido casualidad.
Unos
minutos después, volvieron del baño y Tom, mirándola, gritó:
—¡¿Qué tal
si piensas antes de hacer las cosas?!
________
quiso disculparse, decirle que no había pretendido hacer aquello,
besarle el
pómulo dolorido, pero al ver la expresión de él, respondió en su
línea:
—¿Quieres
una tirita de princesas?
Tom, ofuscado,
fue a responder cuando Bill intervino:
—Se acabó,
chicos. Tengamos la fiesta en paz.
Veinte
minutos después, cuando ______ pudo ver que Judith no estaba
pendiente,
el móvil de Tom sonó:
«Lo
siento. No pretendía darte un taponazo».
Él sonrió
y escribió:
«¿Seguro
que no querías dejarme tuerto?».
Desde el
otro lado de la mesa, ella le hizo un puchero y escribió:
«Si
hubiera querido dejarte tuerto, ¡no fallo!».
Al leer
eso, Tom tuvo que hacer esfuerzos por no reír, y más aún por
no ir y
besarla delante de todos, como deseaba.
A lo largo
del día, y a escondidas de todos, se comunicaron con
mensajitos
de móvil y a última hora él le preguntó por el mismo medio:
«¿Vienes a
mi casa esta noche?».
Al
recibirlo, ella respondió:
«No. La
persona que se queda con Sami, hoy no está».
La cara de
Tom se contrajo al leerlo. Quería estar con ella y tras
mirarla
con gesto ceñudo desde el otro lado del salón, insistió:
«Iré yo a
tu casa».
Ella
rápidamente contestó:
«No».
Molesto
ante su negativa, resopló. ______ lo miró mientras él escribía:
«Pregúntale
a Judith si conoce a alguien».
Al recibir
ese mensaje, ______ respondió:
«Yo no le
dejo mi hija a cualquiera».
Tom,
sorprendiéndola, rápidamente escribió:
«O lo
preguntas tú o lo pregunto yo».
Incómoda
por aquello, fue a contestar cuando Judith, que volvía de
despedir a
sus cuñados, al verla teclear en el móvil preguntó con
curiosidad:
—¿Con
quién te mensajeas?
_______,
consciente de que todos la miraban, respondió dejando el
móvil y
dándole a su hija un muñeco que le pedía:
—Con un
pesadito que quiere quedar conmigo esta noche.
En ese
instante, Tom se sentó junto a ellos y murmuró:
—Pobre
hombre, lo compadezco. No sabe lo que hace.
—Tom...
—protestó Judith y ______, clavando sus ojos en él, siseó:
—Hay
hombres que saben apreciar lo que es una mujer de verdad...,
nene.
—Hay
hombres para todo..., nena —se mofó él.
Judith,
incrédula, interponiéndose entre ellos, miró a ______ y preguntó:
—¿Vas a
quedar con ese hombre?
—No.
—Oye...
qué colgante de fresa más original. Pero si tiene hasta
chocolate
—rió Judith.
—Es un
regalo —murmuró _______, al darse cuenta de que el colgante
había
llamado la atención.
Bill, al
ver en lo que su mujer se había fijado, parpadeó. Él había
visto
aquella joya antes y, mirando a su amigo, que disimulaba, exclamó:
—Vaya...
una fresa con chocolate, ¡qué original!
Tom, al
darse cuenta de que lo había pillado, con la mirada le pidió
silencio.
Tres segundos
después, al ver que ______ no iba a preguntar lo que él le
había
sugerido, dijo para llamar la atención de Judith:
—¿Qué
pasa, Ironwoman, no tienes con quién dejar a tu princesa esta
noche?
Molesta
por su insistencia, ella gruñó:
—Eso a ti
no te importa, idiota.
Sin
cortarse un pelo y dispuesto a conseguir su propósito, insistió:
—Yo te
haría de niñera, pero he quedado con una preciosa mujer y por
nada del
mundo me voy a perder esa cita.
—Eh...
eh... eh... Tú serías la última persona que yo elegiría en este
mundo para
que cuidara de mi hija.
—A lo
mejor la cuido mejor de lo que tú crees.
—Lo dudo.
—Si
quieres, déjame la niña a mí —dijo Judith al oírlos—. Sabes que
con
nosotros estará bien y mañana cuando te levantes vienes a buscarla.
Tener toda
la noche para ella sola la atrajo, y por la mirada de Tom
supo que a
él también, pero, aun así, contestó:
—No..., no
creo que sea buena idea.
Bill, que
hasta el momento había permanecido en silencio, la miró y
perseveró:
—Aquí la
cuidaremos como si estuviera contigo. No seas tonta y sal
esta noche
a divertirte.
Tom,
deseoso de meter cizaña, miró a su amigo:
—Qué poco
solidario eres con ese pobre hombre. ¿Estás seguro de lo
que vas a
hacer? Mira que la Superwoman es capaz de darle un garrotazo y
puede
terminar traumatizado.
—No se
hable más —insistió Judith, deseosa de matar a su buen
amigo Tom—:
Sami se queda con nosotros esta noche.
—Pero...
—______
—la cortó Judith—, sal esta noche con ese hombre y pásalo
bien. ¡Te
lo mereces! —Y mirando a Tom, añadió—: Y tú cierra el pico,
que me
estás poniendo nerviosa y al final la que te va a dar el garrotazo
voy a ser
yo.
—Amigo
—intervino Bill—, yo que tú me callaba. Recuerda, ¡está
embarazada
y tiene las hormonas alteradas!
Tom soltó
una risotada: se había salido con la suya. Levantándose,
dijo:
—Me voy.
He quedado con una preciosidad que más que garrotazos,
cuando me
vea me comerá a besos.
—Pobrecilla
—se mofó _______—. Qué estómago tiene que tener.
Judith
soltó una carcajada y Tom siseó:
—Para tu
información, sé de buena tinta que le gusto.
—¿Seguro?
—Segurísimo...,
guapa. Es más, quizá hasta la lleve a montar a
caballo.
—¿Por la
noche? —preguntó Judith, sorprendida.
Él sonrió
y sin querer mirar a _______ para no soltar una carcajada,
respondió:
—Montar a
caballo a la luz de la luna es maravilloso.
______
cruzó una rápida mirada con él, que le guiñó un ojo. Divertida,
intentó no
reírse. ¡Qué liante!
Segundos
después, las dos mujeres se levantaron y Bill, mirando a su
amigo, que
se estaba poniendo un abrigo de cuero, preguntó:
—¿Fresa
con chocolate?
Tom al ver
que las chicas no los oían, respondió:
—¡Cállate!
Bill
sonrió y, acercándose a él, insistió:
—¿Qué
tienes tú con _______?
—Guárdame
el secreto, colega, ya hablaremos.
Bill
asintió y dijo:
—Por
supuesto que hablaremos, pero como dice mi mujer, punto uno:
piensa lo
que haces. Y punto dos: te aseguro que Jud no tardará en atar
cabos y,
cuando se entere, ¡temblad por habérselo ocultado!
Veinte
minutos después, cuando _______ salió con su coche de la parcela
de sus
amigos, no se sorprendió al ver el de Tom esperándola un par de
calles más
adelante.
—Sígueme.
Meteremos los dos coches en el garaje de mi edificio —le
indicó él
desde su vehículo cuando ______ se puso a su lado.
—No.
La
rotundidad de su voz le confirmó que aquella noche le pasaba algo
y
preguntó:
—¿Por qué?
—Porque no
y punto.
Sin
mirarlo, se encendió un cigarrillo. Tom preguntó al ver su gesto:
—¿Qué te
ocurre?
______
resopló. Era su aniversario con Mike. Hubiera sido el sexto,
pero sin
ganas de contar la verdad, respondió:
—Nada. No
me ocurre nada.
La
negatividad de ella lo sorprendió y, bajándose de su coche, se
acercó al
suyo y preguntó:
—¿No
quieres ir a mi casa?
negó con la cabeza y saliendo de su coche,
dijo tras dar un
portazo:
—Te dije
que quería estar con Sami. ¿Por qué has tenido que insistir?
—Porque
tengo ganas de estar contigo, de besarte, de tocarte y de
cabalgar a
la luz de la luna.
Esas
palabras tan íntimas, tan especiales, le tocaron el corazón;
cuando él
se acercó más, le puso una mano en el pecho y aclaró:
—Yo no
quiero nada más que sexo contigo, no te confundas.
—Pero ¿de
qué estás hablando? —preguntó Tom, desconcertado.
—El
rollito amor y tal ya te dije que no va conmigo —aclaró _______,
furiosa—.
Una cosa es que lo pase bien contigo y otra que te dé
exclusividad.
Por lo tanto, si quieres que estemos juntos, vayamos a un
club de
intercambio y pasémoslo bien.
Esa
proposición frustraba totalmente los planes de Tom. El sexo le
encantaba,
pero ________ y su particular manera de hacer el amor lo atraía tanto
que sólo
la quería para él. Confuso, clavó sus impactantes ojos en ella.
—¿Prefieres
ir a un club antes que a mi casa?
—Sí
—afirmó ella, apagando el cigarrillo.
Él quiso
protestar, quejarse. Pero finalmente tomó aire preguntó:
—¿De
verdad no te ocurre nada?
—Te acabo
de responder hace cinco segundos.
Con una
paciencia impresionante, Tom asintió y, mirándola,
preguntó:
—¿Qué te
parece si llamo a alguien y vamos a mi casa?
Ella lo
miró.
—¿Servicio
a domicilio?
Aquello a
Tom le hizo gracia y respondió:
—Tengo
muchos amigos. Organizo de vez en cuando fiestecitas en
casa y...
—Vale. No
quiero saber más. Si vas a llamar a alguien, que sea un
hombre y
que sea atractivo. Cualquiera no me vale.
—¿Una
mujer no?
Molesta
por la conversación, _______ finalmente dijo:
—Oye, si
quieres, llama a una mujer para ti y un hombre para mí. No
soy
celosa.
Él sopesó
sus palabras. El sexo entre cuatro solía ser divertido, pero
decidió
dejarlo para otro día. Al final, abrió su móvil, habló con alguien y
una vez
concretó verse en su casa en media hora, anunció, encaminándose
hacia su
coche:
—Tema
solucionado. Será una fiesta de tres.
—¿Has
llamado a un hombre?
—Sí.
Ahora, sígueme.
Cuando
llegaron, los dos metieron sus vehículos en el garaje y al
entrar en
la casa, Tom la besó y murmuró:
—Hoy
hubiera querido una noche solo contigo.
________
asintió. A ella también le apetecía, pero no quería colgarse de
aquel
guaperas: con toda seguridad, si lo dejaba entrar en su vida le
rompería
el corazón. Por eso, sonriendo, lo besó y murmuró:
—Vamos a
pasarlo bien. ¡Déjate de exclusividades!
En
ocasiones como aquélla, su frialdad y su chulería dejaban a Tom
sin habla.
Cualquier mujer de las que conocía mataría por una noche a
solas con
él, pero _______ no. Eso marcaba la diferencia entre ella y las demás.
Quiso
protestar, pero al final, mirándola fijamente, dijo:
—Yo guiaré
el juego, ¿de acuerdo?
Ella
sonrió y, divertida, accedió:
—Vale, pero
no te acostumbres.
Media hora
después, sonó el portero automático de la casa y cuando
entró
Carl, ella lo reconoció y sonrió. Se saludaron y Tom de pronto se
sintió
violento. ¿Estaba celoso?
Rápidamente
preparó unas copas mientras ellos hablaban y él se
tranquilizaba.
No era la primera vez que compartía mujer con su buen
amigo
Carl, pero en esa ocasión lo que estaba sintiendo mientras ellos dos
hablaban
era diferente y se inquietó. No le gustaba sentirse así.
Tras beber
para caldear el ambiente, _______ puso música cañera, como
siempre.
Tom la miró al ver que se trataba de Bon Jovi y ella, con el reto
en la
mirada, sonrió. Aquella sonrisa fría a él no le gustó y supo que algo
no iba
bien. La siguió con la mirada y la vio sacar de su bolso un pañuelo
oscuro,
que enseñó a los dos y se ató sobre los ojos.
Tom se
enfadó. La conocía y sabía lo que aquello significaba. Por
ello,
levantándose, se acercó a su oído y murmuró:
—¿Qué
estás haciendo?
—Disfrutar.
Molesto él
insistió:
—¿Por qué
lo haces?
Con un tono
de voz que lo dejó helado, ella respondió:
—Porque
hoy quiero estar con Mike.
Eso lo
ofendió. Lo enfadó y, sin poder verle los ojos, gruñó:
—He dicho
que me dejaras a mí guiar el juego.
—Y te
dejo, nene..., pero hoy también juega Mike.
Frustrado
porque nada estaba saliendo como él quería, tuvo la
tentación
de acabar con el juego en aquel mismo instante, pero el deseo
pudo más
que la razón. Finalmente, la cogió de la mano y exigió:
—_______,
siéntate.
Ella lo
hizo. Cada hombre por un lado la atacó. Cuatro manos
recorrían
sus pechos, su cintura, sus piernas, separándoselas para buscar el
caliente centro de su deseo. Le subieron la minifalda y
primero uno y
después el otro, metieron sus dedos en su húmeda cueva
para disfrutar de
ella y proporcionarle placer. Dedos juguetones le
retiraban la fina tela de la
braga y la asaltaban mientras le decían cosas calientes,
excitándola.
—¿Te gusta lo que te decimos, _______? —preguntó Carl.
Ella asintió y Tom, enloquecido por el morbo del momento,
se
levantó del sillón. ______ lo volvía loco. Se
impacientaba como un colegial.
Sin demora, se arrodilló en el suelo y, tras quitarle las
bragas con
brusquedad, pidió:
—Abre más las piernas y ofrécete a mí.
Así lo hizo y la boca de él fue directa a donde ella
demandaba.
Recostada en el sofá, se entregó al disfrute del juego
mientras Carl le abría
la camisa y, sacándole los pechos por encima del
sujetador, se los
mordisqueaba, los manoseaba, los estrujaba. Embravecido,
comenzó a
chuparle los pezones con fruición. Frenética y tremendamente
excitada por
lo que aquellos dos hombres le hacían, ______ se movió
gustosa y soltó un
jadeo mientras Tom continuaba con su asolador ataque y no
paraba de
controlar lo que Carl hacía.
La temperatura subió en la habitación y Tom, metido
totalmente en
el juego, la puso de pie, le quitó la falda, le
desabrochó el sujetador y,
cuando la tuvo totalmente desnuda, le indicó mirando el
pañuelo que le
cubría los ojos.
—______..., ponte de rodillas sobre la alfombra.
Sin dudar, ella obedeció y entonces le quitó el pañuelo.
Quería mirarla
y quería que ella lo mirara a él. No estaba dispuesto a
compartirla con
Mike. Eso a _____ no le gustó y, tras clavar su enfadada
mirada en él, sin
necesidad de hablar, actuó. Llevó sus manos hasta el
cinturón de ellos, les
desabrochó los pantalones, les bajó la cremallera, el
bóxer y, con mimo,
tocó aquellas erecciones duras y juguetonas que eran para
ella.
Con deleite rozó y besó primero la punta de sus penes
antes de
metérselos en la boca y degustarlos. Ellos soltaron un
gruñido varonil que
a _______ le puso la carne de gallina y más cuando sintió
la mano de Tom en
su cabeza, exigiéndole que continuara.
Así estuvieron un buen rato, hasta que éste pidió:
—Carl, mastúrbala.
Su amigo se arrodilló detrás de ella para tocarle el trasero,
le mordió
las costillas y paseó su lengua por el tatuaje, mientras
_______ seguía lamiendo
con deleite el duro y erecto pene de Tom. Excitado al ver
cómo el tatuaje
se movía en su espalda ante el ataque de Carl, Tom le
tiró del pelo para
que lo mirara, clavó sus ojazos ambarinos en ella y dijo:
—Soy Tom..., mírame a mí.
Esa
exigencia, más que enfadarla, la excitó; mientras, Carl comenzabaa masturbarla
desde atrás. Metió dos de sus dedos en su húmeda vagina y
los
comenzó a mover al tiempo que ella jadeaba, se movía e intentaba
continuar
chupando lo que Tom le exigía.
Retirándose
de su boca, éste disfrutó observando la cara de ella
mientras
otro excitaba su cuerpo. Observó su boca, sus labios, cómo sus
pechos se
movían descontrolados ante el erótico ataque y, cuando ya no
pudo más,
se puso un preservativo y cambiándose con Carl, ordenó,
mientras
la penetraba enérgicamente por la vagina y ella se encogía al
sentir su
enorme erección:
—Ábrete
para mí.
Ella,
excitada, hizo lo que pedía y tras darle un azote en el trasero,
Tom
exigió:
—Ofrécete.
Vamos..., apriétate contra mí.
______ lo
hizo enloquecida. Pero sabía lo que él estaba haciendo: le
impedía
pensar en Mike en un momento así y continuó hablándole
mientras
bombeaba una y otra vez en su interior:
—Después
te abriré las piernas para Carl, como sé que te gusta y
quieres.
Te ofreceré a él, sólo a él, y luego yo te follaré hasta que grites mi
nombre.
Esta noche sólo Carl y yo seremos quienes te hagamos gritar de
placer.
Nadie más.
A cuatro
patas, ______ asintió. Tom la tenía agarrada por las caderas y
con
delirantes movimientos la acercaba y alejaba para ensartarla una y otra
vez por
detrás, mientras le hablaba y le recordaba que era él quien la
penetraba
y no otro.
—¿Me
sientes, ______?
—Sí —gritó
al notar sus enérgicos movimientos, su calor, su grosor.
—Di mi
nombre —exigió, penetrándola de nuevo.
Ella soltó
un jadeo. El placer era intenso y Tom volvió a repetir:
—Di mi
nombre.
______ se
resistió y él, sin ceder un ápice, la volvió a penetrar con furia y
exigió:
—Di mi nombre.
—¡Tom!
—gritó ella finalmente.
—Repítelo
—insistió.
—¡Tom!
—Otra vez.
—¡Tom!
—obedeció entre jadeos.
Encantado
con hacerla vivir y sentir la realidad, la empaló de nuevo y,
volviéndola
loca, murmuró:
—Sí,
cielo, sí..., soy Tom, no lo olvides. Esto es entre tú y yo.
Nuestro
juego y el de nadie más, ¿entendido?
Ella no
respondió y Tom, exigente, insistió:
—¿Me has
oído, _____?
—Sí....
Sí..., Tom... No pares. Ahora no pares.
Aquella
súplica y cómo ella se arqueaba para recibirlo, lo hizo
acelerar
el ritmo de sus acometidas. Quería hacerla sentir. Quería que
disfrutara
y quería disfrutar él. Los gemidos de ambos se aceleraron, hasta
que,
contrayéndose, _______ se dejó ir.
Su cara
cayó sobre la alfombra y su sexo se abrió al sentir la última
embestida
de Tom, acompañada por su sibilante ronquido de placer. Una
vez él
salió de ella, sin abandonarla ni un segundo, la hizo ponerse boca
arriba. La
miró a los ojos y vio su agitada respiración. Aquellos juegos a
ambos les
gustaban. Los excitaban.
Besándola
con posesión para dejar claro que él era quien guiaba el
juego,
preguntó:
—¿Preparada
para Carl?
______
asintió y Tom dijo:
—Carl...
Éste,
después de presenciarlo todo y ya con un preservativo puesto,
estaba
duro y deseoso de jugar con ella. Cuando Tom se retiró a un lado,
se colocó
entre las piernas de ______, guió su pene a la humedad que latía
ante él y
rápidamente la penetró.
Los
gemidos de ella volvieron a inundar la estancia y Tom,
sentándose
a su lado, posó su boca sobre la suya y musitó:
—Sí...,
disfruta, cariño... Ábrete para Carl. Vamos..., grita de placer.
Quiero
oírte..., quiero ver cómo disfrutas...
_______
chilló y cerró los ojos y él, cogiéndole la barbilla con la mano,
exigió:
—Mírame.
Ella lo
miró y él volvió a exigir:
—Di mi
nombre.
Con la
mirada fija en él y consciente de con quién estaba, accedió:
—Tom...
Éste
asintió. Ella estaba con él y siseó:
—Sí... tú
y yo. Éste es nuestro juego.
Enajenada
por lo que sus palabras le hacían sentir, lo agarró del cuello
y lo besó
con desesperación. Abrió su boca y metió su lengua de tal manera
en su
interior que casi lo hizo perder la razón con un simple beso. La
dureza de
______ en la entrega lo sorprendió y quiso mimarla como nunca
antes
había mimado ninguna mujer.
Carl
continuó con sus penetraciones mientras ellos dos se besaban.
Sin
quitarles la vista de encima, pasó sus manos por debajo de las piernas
de ella
para tener más accesibilidad y prosiguió con su propio juego. Ver el
cuerpo
desnudo de la mujer entregándose a él mientras su amigo le
devoraba
la boca lo hizo temblar, y cuando no pudo más, se dejó llevar por
el clímax,
clavándose una última vez en ella al tiempo que _______ se dejaba
llevar
también por él.
Una vez
los cuerpos de los tres dejaron de respirar con dificultad, Carl
salió de
ella y Tom, poniéndose en pie, la hizo levantar, la cogió en brazos
y la llevó
a la ducha. Cuando el agua comenzó a caer entre ellos, la miró y
musitó:
—Estoy
duro y voy a follarte otra vez.
Mimosa,
ella asintió. Tom la apoyó contra la pared de la ducha y, sin
soltarla,
guió su pene hacia su dilatada vagina. Cuando estuvo dentro de
ella,
_______ susurró con un hilo de voz:
—Tom.
Conmovido,
asintió. Había dicho su nombre sin que él se lo pidiera y,
agarrándola
por el trasero para manejarla, murmuró mientras se apretaba
contra
ella.
—Sí,
______..., soy Tom.
Mirándose
a los ojos, respiraban con dificultad mientras se apretaba el
uno contra
el otro y disfrutaban de aquella morbosa sensación. La vagina
de ______
se contraía y su succión sobre el pene de Tom era fantástica y
estupenda.
Así estuvieron varios minutos, disfrutando como locos, hasta
que él,
abriéndole las nalgas con las manos, le pasó un dedo por el ano y
ella
musitó:
—Carl.
Tom, que
ya la había visto tener sexo anal en el Sensations, la
entendió y
llamó a su amigo. Cuando éste entró en el baño, él le dijo,
organizando
el juego:
—En unos
minutos te quiero dentro de la ducha con nosotros.
Carl
asintió. Los observó jugar bajo el agua mientras su pene se
endurecía
y, una vez erecto, se puso un preservativo. Al entrar en la ducha,
cerró el
grifo. Tom se movió y colocó a _______ entre los dos. Carl comenzó a
tocarla y
Tom, locamente excitado, murmuró sobre la boca de ella:
—Esto es
lo que quieres.
—Sí
—respondió ______ al notar cómo Carl le masajeaba las nalgas.
—Carl te
está preparando, ¿te gusta lo que hace?
—Sí...
sí...
El placer
era inmenso y los jadeos resonaban en todo el cuarto de
baño:
morbo en estado puro entre los tres. La vagina de _____ succionaba el
pene de
Tom y éste apretaba los dientes e intentaba no dejarse llevar por
los
instintos animales que le afloraban. Debía dar tiempo a que los dedos
de Carl le
dilataran un poco el ano y, cuando no pudo más, siseó:
—Vamos a
darte lo que deseas, preciosa.
—Sí, Tom...,
entrégame.
Que ella se
lo pidiera lo volvió loco de excitación. Oír su nombre le
producía
un reconfortante placer al saber que ______ contaba con él. Al fin
era su
juego. Un juego donde ellos eran los protagonistas y no terceros.
Besos...
La lengua
de Tom se enredó en la suya y ambos disfrutaron de su
pasión y
del morbo del momento hasta que Carl pidió:
—Tom, apóyate
en la pared y abre a _______.
Mirándola
a los ojos, Tom hizo lo que le decía y, con su pene aún en
el
interior de ella, le asió las nalgas y la abrió para su amigo. La entregó.
Carl le
puso la punta del pene en el ano y lenta y pausadamente la comenzó
a
penetrar, mientras Tom y ella se miraban a los ojos.
______ jadeó y Tom, pendiente en todo momento de
ella, preguntó:
—¿Esto es
lo que querías?
—Sí... —Y
sin apartar los ojos de él, susurró—: Te gusta entregarme.
Enloquecido
por lo que ella le hacía sentir, Tom sonrió y convino:
—Me
encanta, preciosa..., me vuelve loco.
Mel
asintió y cuando sintió el roce de ambos penes, uno por el ano y
el otro
por la vagina, gimió.
Los
hombres no lo dudaron y cada uno desde su posición se movió en
busca del
placer y del morbo, mientras ella, en medio de los dos, jadeaba y
besaba a
Tom con fiereza.
Placer...
Excitación...
Fantasía...
Esas tres
cosas los llenaron a tope y disfrutaron de lo que les gustaba:
el sexo.
Con lujuria, _______ se contorsionó de gozo entre sus manos, dándoles
acceso una
y otra vez a su interior, mientras ellos, al ritmo que cada uno
marcaba,
la penetraban en busca del clímax.
Cuando
todo acabó y Carl salió de ella, con una mirada le indicó a su
amigo que
se marchaba a otro baño para ducharse. No hizo falta decir más.
Carl sabía
que una vez acabado el juego sobraba. Cuando se quedaron _______
y Tom
solos en la ducha, éste abrió el agua, la miró a los ojos y se
sorprendió
cuando la oyó preguntar:
—¿Todo
bien?
Él asintió
y en ese momento algo dentro de su corazón se descongeló:
se acordó
de su amigo Bill y sonrió al entender lo que éste había intentado
explicarle
muchas veces sobre Jud y él. Y sin saber por qué, en ese preciso
instante
lo entendió todo. La química con una mujer y todo lo que venía
después
surgía cuando menos se esperaba y a él con ______ le había surgido y
no lo iba
a desaprovechar.
Los juegos
calientes y morbosos entre los tres habían durado hasta las
cuatro de
la madrugada. Cuando Carl se marchó, _______ se duchó sola.
Cuando
salió de la ducha, con las bragas y el sujetador puestos, comenzó a
recoger su
ropa y Tom, mirándola, preguntó:
—¿Adónde
vas?
Sin
mirarlo, ella respondió:
—A mi
casa. Creo que ya es tarde.
Tras un
tenso silenció, él inquirió:
—¿Qué te
ocurre esta noche? Y no me digas que nada, porque no me
engañas.
¿Qué ocurre?
—Tom...
—¿Por qué
querías que Mike estuviera aquí? ¿Por qué?
Ella cerró
los ojos. Su comportamiento al principio de la noche había
sido
terrible e inaceptable; encogiéndose de hombros, murmuró:
—Hoy es mi
aniversario con Mike.
—Era
—matizó Tom con rotundidad—. ¡Era!... Debes empezar a
hablar de
él en pasado.
—Lo sé.
Enfadado
por lo que ella pensaba, siseó furioso:
—Mike no
está, _______. Ya no es vuestro aniversario. ¿Cuándo lo vas a
querer
ver?
Ella no
respondió. Simplemente cerró los ojos y continuó recogiendo
su ropa.
Loco
porque no se fuera, pensó qué hacer. Deseaba que pasara el resto
de la
noche con él y, sin dudarlo, se encaminó hacia el equipo de música.
Tras mirar
varios CD, se decidió por uno muy especial para él, por uno que
escuchaba
siempre en soledad, y cuando los primeros acordes de Feelings,
de Aaron
Neville, sonaron, ya estaba detrás de _______, murmurándole al oído:
—Ven...
Ella, con
el corazón a mil, soltó la ropa que llevaba en las manos y se
dejó
abrazar. Lo necesitaba.
Aquella
canción...
Aquel
hombre...
Aquel
momento...
Feelings, nothing more than feelings.
Trying to forget my feelings of love.
Teardrops rolling down on my face.
Trying to forget my feelings of love.
Durante
varios segundos, bailaron el uno en brazos del otro aquella
romántica
y maravillosa canción, hasta que Tom, posando su frente sobre
la de
______, susurró:
—Perdóname
por haberte hablado así.
Ella
asintió y, tras unos segundos, contestó:
—Perdóname
tú a mí por haberme comportado como una idiota.
—______...
La joven
negó con la cabeza y Tom buscó su boca con desesperación,
la besó
con ímpetu y, cuando se separó de ella, murmuró con voz ronca:
—No quiero
que pienses en él.
—Tom,
yo...
—Tú y yo.
Aquí sólo estamos tú y yo.
—Escucha,
Tom...
—No,
cielo, escúchame tú a mí —la cortó, poniéndole el vello de
punta—.
Cuando estés conmigo, sólo quiero que pienses en mí, en
nosotros.
Llámame egoísta, pero cuando tú y yo juguemos, con otros o
solos,
únicamente quiero que existamos tú y yo. Mike es el pasado y yo soy
el
presente, ¿no lo ves?
_______ no
respondió. No podía. Estaba comenzando a sentir cosas
especiales
por él y eso la asustaba. No se lo podía permitir. No debía. No
había sido
sincera con Tom desde un principio y sabía que tarde o
temprano,
cuando él se enterase de su oficio, todo explotaría como una
bomba.
Lo besó.
Saboreó sus labios con deleite y cuando se separó, él le
pidió:
—Quédate
esta noche conmigo.
—No...
—No te
vayas —insistió con voz ronca.
—No
puedo...
—Sí
puedes..., claro que puedes.
Conmovida
por su voz y por lo que sentía estando con él, lo miró a los
ojos y
directamente preguntó:
—¿Qué
estamos haciendo?
La sensual
canción continuó mientras ellos, abrazados y hechizados
por el
momento, se movían al compás de la misma. Y con los ojos
clavados
en ella, Tom, aquel Casanova a quien las mujeres adoraban,
respondió:
—No sé lo
que estamos haciendo, cielo, pero me gusta y no voy a
parar,
porque te estás convirtiendo en alguien muy... muy especial para mí.
______
cerró los ojos y sonrió. El romanticismo de Tom le gustaba. Le
gustaba
mucho.
Feelings, wo-o-o feelings.
Oh... oh...my darling.
Wo-o-o, feelings again in my heart.
Él le olió
el pelo mientras ella le besaba el cuello. La abrazó con
desesperación
y aspiró su aroma. Sin saber cómo ni por qué, aquella mujer
lo llenaba
por completo y no quería separarse de ella ni un solo día más. Ni
un solo
instante.
Hechizado
por el momento, la llevó hasta la cama, donde continuó
besándola.
Quería mimarla y decirle cientos de cosas que nunca había
dicho,
pero él mismo se asustaba de sus sentimientos. Todo iba rápido,
demasiado
rápido, y tuvo que morderse la lengua para no decir algo de lo
que se
pudiera arrepentir.
Besos...
Ternura...
Deseo...
Se mimaron
al compás de la bonita canción.
Sin
prisa...
Sin
pausa...
Cuando la
canción terminó, comenzó una nueva también de Aaron
Neville.
En esta ocasión Tell it like it is . Si la canción de antes era
romántica,
ésa lo era mucho más.
Embelesada
por la delicadeza, la sensualidad y el morbo de él en
aquellos
momentos, ______ cerró los ojos, justo cuando Tom le pasaba los
labios por
la barbilla. Dios..., ¡era delicioso!
Abandonada
a sus arrumacos, lo oyó susurrar:
—Te voy a
hacer el amor con mi música. Con nuestra música.
—Eres un
romanticón —bromeó mimosa.
Él asintió
y, rozando su nariz contra la de ella, musitó:
—Y tú
también lo eres, aunque no lo creas.
_______
sonrió y, tocándole el pómulo con la mano, se lo besó y dijo:
—Siento lo
del taponazo... No era mi intención.
Sin darle
importancia, Tom se despojó del bóxer negro que llevaba,
lo tiró y,
rasgando el envoltorio de un preservativo, se lo fue a poner, pero
ella se
negó.
—¿Segura?
—Sí... Quiero
sentir tu piel y mi piel.
Él sonrió
y _______ lo besó.
¿Cuánto
tiempo llevaba sin hacer el amor?
Al
principio de su relación con Mike todo era romántico. Pero en sus
últimas
ocasiones, todo era frío y rápido. Había olvidado el romanticismo,
pero allí
estaba Tom. Un hombre impresionante que nada tenía que ver
con ella y
su estilo de vida. Un hombre al que nunca pensó atraer y que de
pronto la
mimaba, la acariciaba, la agasajaba de tal manera que le estaba
haciendo
creer de nuevo que el amor existía.
Besos
sabrosos. Besos suculentos. Besos deliciosos. Así la besaba
Tom
mientras la sensual voz de Aaron Neville llenaba el espacio, y a ellos
aquella
tórrida intimidad les tocaba el corazón.
Se miraban
con ternura...
Se tocaban
con mimo...
Se mordían
los labios apasionadamente con intimidad...
Se
comunicaban sin hablar, mientras sus cuerpos ardientes se rozaban
y gustosos
se deleitaban en aquel instante profundo y terriblemente mágico
entre los
dos. Tom dejó caer su fornido cuerpo sobre ella y, con cuidado
de no
aplastarla, paseó su boca por su frente, por sus mejillas, por su cuello
hasta
terminar en sus pechos. Ella jadeó.
Con un
estremecimiento, ______ enredó los dedos en aquel pelo oscuro y
espeso,
hizo que la mirara y pidió:
—Hazme el
amor.
Con los
ojos vidriosos de pasión, Tom la volvió a besar mientras ella
bajaba sus
manos por su espalda y le clavaba los dedos para retenerlo. Él,
excitado y
enloquecido por lo que le estaba haciendo sentir, se estremeció.
Con
movimientos felinos y deliberados, le quitó la ropa interior, que cayó
al suelo.
Su erección latía. Su duro pene estaba dispuesto para una nueva
invasión y
no lo dudó. Se colocó en su húmeda y cautivadora entrada, la
miró a los
ojos y la penetró.
_______ se
arqueó para recibirlo y hacerlo suyo, mientras ambos se
movían
lentamente al compás de la música y sus bocas se deleitaban
mordiéndose.
Con movimientos sensuales y posesivos, Tom se puso sobre
ella y
_______, delirante, se abrió para acogerlo en profundidad. Tranquilos, sin
prisa y
mirándose a los ojos, uno encajó en el otro mientras sus pieles se
rozaban y
erizaban por el mágico momento. Apoyando las manos en la
cama, él
echó hacia adelante las caderas para profundizar más en ella, que,
agarrándolo
con fuerza por el trasero, pidió con voz temblorosa:
—No te
muevas.
Tom,
hundido en ella, paró y sintió cómo su vagina lo succionaba,
haciéndolo
gemir de placer. Aquello era delicioso. ¡Colosal!
—Oh, Dios,
nena...
—No te
muevas —suplicó acalorada.
Maravillado
por el momento Tom no se movió. Disfrutaron de
aquella
ardorosa intimidad mientras sus cuerpos excitados se volvían locos
de placer
y la música continuaba. Pasados unos segundos, él acercó su boca
a la de
ella y musitó:
—Me gustas
mucho, ______... Demasiado.
Ella no
habló, cerró los ojos y tembló. Cuando sus temblores
disminuyeron,
él se movió y, al profundizar más en su cuerpo, le arrancó
un
candoroso gemido.
El ansia
creció en los dos y los movimientos segundo a segundo se
volvieron
más rápidos, más fuertes, más certeros, más terrenales... ambos
lo
necesitaban. Cuando él soltó un gruñido de satisfacción y se hundió
totalmente,
el clímax les llegó a la vez y ______ le confesó entre murmullos:
—Tú
también me gustas mucho, Tom... Demasiado.
HOLA!!! SE GUSTAN!! SE QUIEREN!!! DIOS QUE EMOCION!!! :D ... BUENO AQUI ESTA OTRO CAPITULO DE LA NOVELA, YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS :))
OMG que bello
ResponderEliminarYa se dijeron que se gustan *.*
Sube pronto (espero que hoy) :D ajajaj
Yo sabia q se gustaban , era obvio uiii que ternur u.u amoooo esta novelaaaa cada vez mas me encanta jajaja sube pronto please bye cuidate c:
ResponderEliminarOooh woo
ResponderEliminartn todavia sigue pensando en mike ... pero ya que se olvide de el :/
que bello tom *-*
sube pronto
espero que hoy ajajajaj me encanta esta fic
ya van 3 comentarios *-*
:O Se dijeron que se gustan que emocioooooon, hay virgi cada día que pasa me enamoro mas de esta historia, y que romanticooooooo jejejje me encantooooooo, ojala lleguen hacer algo mas que un simple juego, lo malo es cuando Tom descubra la verdadera profesión de ella :S quieroooo el cap 20 hoy mismooo virgiii please
ResponderEliminarQuiero el cap 20 hoyyy virgiii please me muero x leerlo mira que me dejaste bien intrigada jeje..
ResponderEliminarO.o al finnn!! Yaaa se declararon.. Solo espero que la rayita no la cague ydeje a Tom por miedo a volver a enamorarseee..
ResponderEliminarSubeeee Virgii.. Porfaaaa !! ;)