26
Dos días después, cuando
Tom entró en los juzgados, su semblante era
serio. No había podido
pegar ojo. Desde su última tarde con _____, no había
vuelto a saber de ella.
La había llamado, pero no le había cogido el
teléfono. ¿Por qué se
comportaba así?
¿Acaso no sentía lo mismo
que él?
De pronto una mujer, la última
de la que se lo podía esperar, lo había
sorprendido como ninguna
y no podía dejar de pensar en ella. En su boca,
en sus besos, en su
cuerpo, en su mirada y en su pasión cuando le hacía el
amor. Nunca se había
enamorado.
Nunca había perdido la
razón por nadie.
Nunca había dependido de
una mujer.
Pero lo que sentía por _____
era irrefrenable. La sentía suya. Se sentía
torpe al no estar con
ella y la continua sensación de estar perdido no lo
abandonó desde que se
marchó de su lado.
Tras ganar un juicio y
perder otro, decidió ir al restaurante de su padre
a comer. Gordon, al verlo
entrar, supo que algo le pasaba. Por norma, su hijo
siempre entraba con una
sonrisa y aquel día no había sido así.
Una vez se sentaron a
comer juntos, le preguntó:
—¿Qué te preocupa, hijo?
—¿Por?
—No bromeas y estás más
callado de lo normal, y eso es raro en ti.
Tom sonrió.
—No pasa nada, papá.
—¿Qué ocurre, hijo? —insistió
su padre.
Sorprendido por su
insistencia, lo miró.
—¿A qué te refieres?
—Soy viejo, pero no
tonto.
Tom, negando con la
cabeza, respondió:
—No pasa nada, papá. Hoy
en los juzgados uno de los casos se me ha
complicado más de lo que
pensaba y...
—No mientas.
—¿Cómo?
—Estás mintiendo. —Y
bajando la voz, le dijo—: Mira, hijo, en todos
estos años sólo has
perdido la sonrisa dos veces. El día que murió tu madre
y cuando el juicio por lo
de Grete.
Recordar lo de Grete,
como siempre, lo enfureció. Le preguntó a su
padre: —¿Todavía te
acuerdas de eso, papá?
Éste asintió y, acercándose
a él, contestó:
—Sí, hijo. Por increíble
que te parezca, los padres no olvidamos esos
detalles. El sufrimiento
de los hijos es nuestro propio sufrimiento.
—Papááááááá.
—Y ahora pondría la mano
en el fuego y no me quemaría al pensar
que tu gesto serio es por
una mujer, ¿verdad?
Tom se dio por vencido y,
tras asentir con resignación, murmuró:
—Sí, papá.
—Para llegarles al corazón,
a las mujeres hay que hacerlas reír. Si
consigues eso, muchacho, ¡es
tuya! ¿Quién es? ¿La conozco?
—No, papá.
—¿Ha venido por aquí?
—No.
—¿Seguro? Mira que yo
tengo buen ojo para las mujeres bonitas.
Tom cerrando los ojos
ante su insistencia, claudicó.
—Se llama _______.
Al mencionar su nombre,
vio que había caído en el juego de su padre
y, riendo, escuchó que éste
decía:
—Más sabe el zorro por
viejo que por zorro. Ya sabía yo que una
mujer tenía algo que ver
en todo esto. Y, llamándose ______, ¿puede ser
la española amiga de
Judith?
Tom, sorprendido por su
agudeza, fue a decir algo, cuando el hombre
añadió: —Ya te he dicho
que tengo buen ojo para las mujeres y ______, con
ese nombre tan
maravilloso, no puede ser una mala chica.
—Su padre es americano.
Gordon, al comprender,
respondió:
—¿Y qué? Eso no la hace
mala persona, hijo, ni a su padre tampoco.
—Pero nunca me han
gustado los americanos.
El hombre cabeceó e
insistió:
—Generalizas por lo que
nos pasó con Grete y ese militar. Pero no
debes pensar así. En el
mundo hay gente buena y gente mala, sean
americanos, chinos o
alemanes. No generalices, Tom. Te lo he dicho
muchas veces. Las
personas son como son, nada tiene que ver su
nacionalidad.
—_____ me está volviendo
loco, papá.
Gordon soltó una
risotada.
—Normal, hijo. Las
mujeres son así. ¡Vuelven loco a cualquiera!
Ambos sonrieron y Tom,
con cariño, explicó:
—Tiene una hija. Una
maravillosa niña que estoy convencido de que
te encantaría. Sami es
preciosa, papá. Es divertida, ocurrente. Habla a su
manera, alemán, español e
inglés y es...
—¿Una niña? ¿Está casada?
—No, _____ es madre
soltera. Tenías que ver cómo se desvive por
Sami. Cómo la cuida, cómo
la mima. Nunca he conocido a nadie como
ella.
El anciano sonrió. Sin
duda alguna, aquella mujer había calado hondo
en su hijo.
—Por lo que cuentas,
entonces es una luchadora. Y sé de lo que hablo.
Prácticamente os he
criado solo a ti y a Harry y sé lo mucho que cuesta criar
un hijo. Y si me dices
que ella sola lo está haciendo, menuda luchadora
tiene que ser.
—Pero no sé qué es lo que
quiere, papá. Tan pronto todo va de
maravilla, como cambia de
opinión y... y yo no sé qué hacer.
Gordon, poniéndole una
mano en el hombro, preguntó:
—¿Te gusta mucho?
—Sí...
El hombre cabeceó.
—Las mujeres son así, ¡indescriptibles!
Y si esa ______ te gusta
tanto como estoy viendo,
creo que debes luchar por ella. No permitas que
otro hombre vea lo que tú
has visto y te la arrebate. Sé listo, hijo,
¡enamórala! Haz que no
pueda vivir sin ti.
Tom sonrió. Su padre era
un romántico...
—De acuerdo, papá. Lo
intentaré —dijo levantando su jarra de
cerveza para brindar con él.
Gordon sonrió y, divertido,
exclamó:
—¡Así me gusta, Tom,
positividad!
El domingo por la mañana,
Tom salió a por el periódico y se sentó en
una cafetería a leerlo.
Ese ritual siempre le había encantado. Domingo,
tranquilidad, periódico y
café.
Pero en esa ocasión no
estaba todo lo concentrado que debía, había
cambiado de cafetería y,
siguiendo el consejo de su padre, había decidido
luchar por ____.
Había pasado una semana y
ella no lo había llamado. Dispuesto a
recuperarla, se sentó
frente al edificio donde vivía. Si no le cogía el
teléfono, al menos no se
negaría a hablar con él cuando lo tuviera delante.
Mientras miraba el portal
a la espera de que la puerta se abriera,
marcó su número. Como
siempre, _____ no lo cogió y Tom blasfemó.
Cuando la viera, se iba a
enterar de quién era él.
Al cerrar el móvil, éste
sonó. Era Rania, una de sus amigas. Cuando
iba a contestar, el
portal se abrió y vio salir a _____ con su pequeña en
brazos. Sin importarle
Rania, cortó la llamada, salió de la cafetería y fue a
su encuentro.
_____, sin darse cuenta
de que Tom se acercaba, abrió el cochecito de
la niña y la sentó en él.
Tras sujetarla bien para que no se cayera, se
incorporó y se sobresaltó
al verlo a su lado.
—Joder, ¡qué susto me has
dado!
—¿Tan feo soy? —se mofó él.
—Pínsipe
tonto
—soltó Sami, señalándolo.
Tom, agachándose, le dio
un beso a la pequeña en el moflete y
murmuró con cariño:
—Hola, princesa.
_____, enternecida por el
gesto, añadió:
—Además de tonto, un poco
feo sí que eres, la verdad.
Él, sin moverse, tocó la
naricilla de la niña.
—Si me dices guapo, te
doy una cosa que te va a gustar mucho.
La cría sonrió y rápidamente
dijo:
—Guapo.
Tom se sacó del bolsillo
un paquete, se lo entregó y, cuando ella lo
abrió, gritó emocionada:
—Una codona
dosaaaaaaaaaaaaaaa de pinsesaaaaaaaaaaa.
El duro abogado volvió a
sonreír como un tonto al ver su reacción. La
madre de la criatura
murmuró:
—Lo tuyo es ser un gran
embaucador. ¿Le has comprado a mi hija una
corona de princesa?
Pero él no estaba para
muchas bromas y enderezándose para estar a su
altura, preguntó:
—¿Qué ocurre, _____? —Y
sin dejarla responder, añadió—: ¿Por qué
no me has llamado?
—He estado muy liada.
—¿Por qué no me coges el
teléfono?
Su presencia la había
sorprendido. No lo esperaba allí e, intentando
encontrar las fuerzas que
la abandonaban cuando lo veía, respondió:
—Porque tengo otras cosas
más importantes que hacer.
Tom blasfemó; así no iban
por buen camino. Mirándola, afirmó:
—Tenemos que hablar.
—No.
—Sí.
Con una expresión que a él
no le gustó, _____ dijo:
—Vale, ya te llamaré para
ir al Sensations.
—_____...
Su paciencia comenzaba a
agotarse y, agarrándola por la cintura, le
confesó:
—Te echo de menos.
Zafándose de él,
interpuso el cochecito de su hija entre los dos y
respondió con el cejo
fruncido:
—Tom, no te aceleres.
—¿Cómo que no me acelere?
—No me grites.
Asintió con la cabeza.
Ella tenía razón. No debía perder las formas y,
desesperado, musitó:
—Escucha, cielo...
—No me llames «cielo» —lo
cortó ella y, sacándose del bolsillo del
pantalón una cajetilla de
tabaco, se encendió un cigarrillo ante el gesto
incómodo de él.
A cada segundo más
sorprendido y molesto, insistió:
—_____, me estás
volviendo loco. No sé qué te pasa. Creía que me
considerabas algo tuyo.
Creía que te gustaba y...
—Y me gustas —afirmó—.
Pero hay cosas que tú no sabes y...
—¿Qué cosas? Habla
conmigo, ¡dímelas! Joder, ______, creo que me
conoces al menos un poco
y sabes que soy un tipo con el que se puede
hablar. ¿Qué ocurre? ¿Qué
pasa para que estés tan negativa con relación a
lo nuestro?
Ella lo miró. Deseaba
contarle que era militar, pero no se atrevió y,
finalmente, obviando lo
que su corazón le pedía a gritos, anunció:
—Tengo que irme.
—¿Adónde vas?
—He quedado.
—¿Con quién?
No obtuvo respuesta.
Se estaba arrastrando por
ella, pero _____ lo valía y, como un tonto, la
miró y sin querer
agobiarla más, preguntó finalmente:
—¿Me llamarás cuando
regreses?
—No —contestó ella,
apagando el cigarrillo en el suelo.
Alucinado por su
rotundidad, la miró ofuscado.
—Pero ¿por qué?
—Porque no sé a qué hora
voy a regresar. Además, mañana me voy de
viaje otra vez y...
—¿Que te vas otra vez?
—Sí.
—¿Adónde?
Sin saber qué decir, _____
respondió:
—Serán varios días. Es un
vuelo transoceánico y desde allí luego...
—¿Y Sami?
—Estará con mi madre —lo
informó con un hilo de voz.
Durante varios segundos
se miraron y, dispuesta a acabar con aquel
calvario, clavó sus negros
ojos en los de él y afirmó:
—Me he dado cuenta de que
no quiero profundizar en nuestra
relación.
—¿Cómo?
—Ambos éramos felices con
nuestras vidas. Esto se nos está yendo de
las manos y uno de los
dos tiene que saber pararlo. Y si ésa debo ser yo,
¡vale! Asumo el papel de
poli malo.
La miró incrédulo. Deseó
gritarle. Deseó discutir con ella, decirle
cuánto necesitaba su
compañía, pero la pequeña Sami estaba allí y no debía
hacerlo. La ______ fría e
impersonal que conoció al principio lo miraba, y
se sintió ridículo con
aquella conversación. Estaba desnudando sus
sentimientos y ella parecía
un témpano de hielo. De pronto, un coche pitó a
su lado y oyó:
—¡Eh, preciosa!
_____ sonrió al ver a
Neill y a Fraser aparecer en el Hummer, mientras
Tom los miraba con gesto
ceñudo. Reconoció al primero como el tipo de
la noche del hospital y,
sin poder contener su furia, preguntó:
—¿Te acuestas con ellos?
A cada segundo más
ofuscada, _____ respondió, dispuesta a alejarlo de
ella:
—Sí. Con los dos y con
otros que no ves. Tú no eres el centro de mi
vida sexual. —Y al ver la
dura mirada de él, añadió—: Márchate. Tengo
que irme.
Molesto. Celoso.
Enfadado. Engañado. Así se sintió.
______ le había dicho que
debía confiar en ella, que él era el centro de su
vida y, de pronto, nada
de eso era verdad. Había vivido una increíble
mentira y se la había creído.
Esa sensación de vacío le dolió. Ninguna
mujer le había hablado ni
tratado así nunca y cuando vio que aquellos
hombres se bajaban del
coche, recurrió al poco orgullo que le quedaba, se
dio la vuelta y se marchó
sin volver la vista atrás.
Cuando Fraser y Neill
llegaron al lado de _____, vieron que el hombre
se alejaba a grandes
zancadas. Fraser preguntó, mirando a Sami.
—¿Cómo está mi princesa?
La pequeña aplaudió y le
tendió los brazos. Él la sacó del cochecito y
la sentó en la silla
trasera del automóvil. Neill, al ver que _____ observaba al
hombre marcharse con
expresión indescifrable, preguntó:
—¿Qué ocurre?
—Nada.
—¿Ése no es Tom?
—Sí.
Conocía a la teniente e
intuía que lo que tenía con él era especial. Pero
también conocía aquella
expresión y, mirándola, insistió:
—¿Qué has hecho, _____?
—No sabe que soy militar,
Neill. Odia a los militares americanos. Y
he hecho lo que tenía que
haber hecho hace tiempo, quitármelo de encima.
No necesito a nadie. Sami
y yo estamos bien y...
—Pero, _____...
Ella, reactivándose en
segundos, lo cortó:
—No quiero hablar del
tema.
Una vez los cuatro
entraron en el coche, se dirigieron a la casa de
Neill, donde _____ intentó
disfrutar junto a la familia de éste de una
estupenda comida de
despedida, pero ya nada era igual. Ahora Tom
ocupaba su mente. Miró su
móvil mil veces. Ni un mensaje. Ni una
llamada.
Cuando por la noche llegó
a su casa, encendió el ordenador y miró su
correo. Nada de Tom y,
dolida y sin poder contener el llanto, incluyó en
su iPod las canciones de
Aaron Neville y Bruno Mars que había bailado y
disfrutado con Tom. Le
recordaban a él. Necesitaba escucharlas para
sentirlo más cerca.
¿Por qué era tan obtusa a
veces? ¿Por qué le había tenido que hablar
así? ¿Por qué no había
sido sincera con él desde el principio?
Cerró los ojos y vio su
sonrisa, sintió cómo la besaba y cómo las
cuidaba a ella y a Sami.
Como decía la canción de Bruno Mars, había
encontrado a una persona
que la agasajaba, que la divertía, que le regalaba
flores... Se sintió
fatal. En ese instante necesitó hablar con él. Debía
contarle la verdad. Debía
dejarle decidir si la quería como era o no. Se
había portado como una
idiota. Como una cría y Tom no se lo merecía.
Lo llamó al móvil, pero
en esta ocasión fue él quien no se lo cogió. Lo
intentó varias veces,
pero, al entender su negativa, con el corazón
ensangrentado finalmente
desistió.
A Tom, que estaba cenando
con una de sus amigas, al ver su número
en el teléfono, se le
aceleró el corazón. ¿Debía cogerlo? Optó por no
hacerlo. Si él no era el
centro de su vida, ella no iba a ser el de la suya y,
mirando a la pelirroja
que estaba frente a él, sonrió. Tenía una estupenda
noche por delante con el abejorro Maya.
27
Al día siguiente a
primera hora, _____ cogió un avión para España,
concretamente para
Oviedo. Esa misma noche salía de misión durante
quince días y quería
dejar a la pequeña Samantha a cargo de su familia.
Cuando llegó a la ciudad,
sonrió al ver a su hermana. Scarlett le quitó a
Sami, que iba dormida, y
se abrazaron. Sin demora, sentaron a la niña
dormida en el asiento
trasero del coche e iniciaron la marcha.
—¿Cómo está mi hermanita
preferida? —se interesó Scarlett.
—Jodida —respondió ella,
encendiéndose un cigarrillo.
Mientras conducía, su
hermana preguntó:
—¿Vuelves a fumar?
—No... Sí... Bueno, no sé.
—¿Qué pasa?
Apagando el cigarrillo
recién encendido en el cenicero del coche,
replicó furiosa:
—Soy una imbécil, una
gilipollas. Soy la peor persona que podrás
conocer en tu vida.
Soy...
—Vale... vale... vale. —Scarlett
detuvo el vehículo y, mirándola, dijo
—: Una vez que me has
aclarado que tengo como hermana al ser más
repugnante que existe en
la Tierra, ¿qué ocurre?
—He roto con Tom.
—¿Se ha enterado de que
eres militar?
—No.
—¿Entonces?
—Hemos discutido y le he
dado a entender que me acuesto con otros
para que no quiera saber
nada más de mí. No le he contado que soy militar
porque no he podido. Cada
vez que lo intento, me quedo paralizada como
una idiota.
—Pero ¿qué me dices?
—Lo que oyes.
—Pero ¿cómo has podido
dejar escapar a un hombre así?
—¿Y qué querías que
hiciera? Mi relación con él estaba basada en una
mentira. Y no por su
parte, sino por la mía. Y, por favor, no se lo digas a
mamá ni a la abuela. No
quiero que me atormenten a preguntas, ¿vale?
Scarlett asintió y murmuró:
—Vaya..., no sé qué
decirte.
_____, negando con la
cabeza, prosiguió:
—Me he comportado como
una niña malcriada, Scarlett, y lo peor de
todo, se me fue la lengua
y he sido una cobarde, cuando en realidad estoy
totalmente colgada de él.
—Como diría la abuela, ¡faltate
un fervor!
—Uno no, doscientos. Soy
lo peor de lo peor.
Las dos hermanas se abrazaron
y _____ pidió:
—Por favor, no me hables
más de él, ¿vale? Necesito centrarme o no
sé lo que va a ser de mí.
Menuda mala leche llevo, pobre Neill y pobre
Fraser.
—¿Fraser? —repitió su
hermana, intentando enfriar el tema—. Oh,
Dios... qué bueno está
ese tío.
—¡Scarlett!
—Madre mía, ______, todavía
recuerdo cuando él y yo... ¡Guau, qué
calores me dan al
recordarlo! Pero no pudo ser y la vida continúa.
—Que sepas que él me
sigue preguntando por ti.
—¿En serio?
—Totalmente en serio. Y
quítate esa cara de zorrón. Si no estáis
juntos es porque tú no
quisiste, no por él.
—Yo no quiero la vida de
mamá, _____ —la cortó Scarlett—. Yo quiero
a alguien que esté
conmigo todos los días, no alguien a quien sólo pueda
ver unos días al mes.
Perooooooooo que esté a régimen no quiere decir que
no mire la carta de los
postres y ¡Fraser es un buen postre!
_____ sonrió. Su hermana,
como siempre, la animaba y con mejor
talante se dirigieron a
La Isla. Al llegar a la casa de su abuela y bajar del
coche, Luján gritó:
—¡Qué alegría volver a
ver a mis niñas!
Tras besar con adoración
a su hija, la mujer sacó del coche a la
pequeña, que ya se había
despertado, y, besuqueándola, preguntó:
—¿Cómo está mi muñequita?
Sami, divertida, rió y
contestó:
—Yaya tonta.
—¿Me has llamado «tonta»,
pequeña sinvergüenza? —rió Luján al
oírla.
Todas sonrieron y _____
aclaró:
—Ha aprendido a decirlo y
ahora para ella todos son tontos y tontas.
La puerta de la casa se
volvió a abrir y apareció Covadonga, que al ver
a su nieta, preguntó:
—¿Y Tlomsito?
Con el corazón encogido, _____
respondió:
—Trabajando, abuela. Te
manda muchos besos.
La mujer sonrió. Estaba
claro que Tom le había dejado buen recuerdo
y, abriendo los brazos,
exclamó:
—Ay, mi neña, ¡ven
a darle un beso a tu güela!
_____ corrió hacia ella y
la besuqueó. Covadonga observó:
—Estás en los huesines,
neña. Has de comer más o cualquier día no te
veremos.
—Abuela, siempre estás
igual —se quejó _____.
Covadonga, mirando a las
vecinas que se asomaban a la puerta para
ver quién había llegado,
voceó:
—¡Qué
ye... oh!
Ellas saludaron con otra
voz y Luján, orgullosa de su nieta, se la fue a
enseñar. Covadonga las
miró y, torciendo el morrillo, cuchicheó al ver a
una de las vecinas
haciendo el tonto ante la pequeña Sami:
—A
la Isa faltale un fervor.
—Abuelaaaaaaaaaaa, ¡no
empieces! —la regañó Scarlett.
Muerta de risa, _____
cogió a la mujer y la metió en la casa, mientras
reía a carcajadas ante
las burradas que ella le comenzó a contar.
Esa tarde, tras decirle
adiós a su pequeña y engañarla diciéndole que
iba a comprar leche, se
despidió del resto de la familia y, con Scarlett, se
dirigió al aeropuerto.
Una vez llegaron, su hermana murmuró, abrazándola:
—No te preocupes. Ya
sabes que con nosotras Sami estará bien.
—Lo sé... lo sé..., pero
cada día llevo peor esto de separarme de ella.
Me paso la vida mintiendo
a las personas que más me importan. A Sami...
a Tom...
Abrazándola, Scarlett la
entendió. Intuyó lo que pensaba y le
aconsejó:
—Cuando regreses, debes
hablar con él y contarle la verdad.
_____ se encendió un
cigarro, le dio dos caladas y lo apagó.
—Lo haré. Te juro que lo
haré, aunque sea la última vez que me hable.
Scarlett sonrió y comentó:
—Llevas el ejército en la
sangre. Pero tú, a diferencia de papá, echas
demasiado de menos a tu
hija y eres capaz de dejarlo todo por amor,
¿verdad?
_____ asintió y su
hermana dijo:
—Ve a ese viaje y, cuando
regreses, busca a Tom. Habla con él e
intenta explicarle lo que
sientes y el porqué de tus mentiras. Si por amor
eres capaz de dejar el ejército,
no creo que él te vaya a despreciar.
—¿Tú crees?
—No lo sé, reina, pero
por un tipo como ése, te aseguro que yo
remuevo cielo y tierra.
_____ sonrió y declaró:
—Te aseguro que si por
fuera es impresionante, ¡por dentro es lo más!
Ambas rieron y ella
anunció:
—Tengo que embarcar.
Cuida de Sami hasta que yo regrese, ¿vale?
Abrazándola de nuevo,
Scarlett asintió y, sin más, la dura teniente
Parker se marchó. Cuando
llegó a Múnich, junto con sus dos compañeros,
que la esperaban en el
aeropuerto, cogió el helicóptero que los llevó hasta
la base estadounidense de
Ramstein, al oeste de Alemania. Desde allí, casi
a medianoche despegó hacia la base aérea de Balad, cerca de
Bagdad, Irak.
HOLA!!! BUENO AQUI ESTAN DOS CAPS PARA COMPENSARLAS POR NO HABERLES AGREGADO PERO ES QUE COMO ESTA SEMANA QUE PASO YA IBAMOS A SALIR DE VACACIONES TUBE DOS EXAMENES EN UN MISMO DIA Y TENIA QUE SACAR DIEZ PARA PASAR CON BUEN PROMEDIO MAS APARTE NOS DEJARON UNA TAREA DE EXPOSICION Y FUE PESADITO POR ESO NO AGREGE ... PERO AHORA QUE ESTOY DE VACACIONES LES PUEDO AGREGAR TODOS LOS DIAS SIEMPRE Y CUANDO ME ACOMPLETEN LOS COMENTARIOS, BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO, YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS :))
Tranquila te entiendo virgi, guaooo no puedo creer que (Tn) le haya dicho eso a Tom :S pobre se siente dolido, engañado :( ojala cuando (Tn) hable con Tom el la pueda entender y se den una segunda oportunidad lo deseo, espero los próximos caps virgi me encantoooooo!!!!
ResponderEliminarMe encantoooo subeee!!!
ResponderEliminarOo los examenes de fin de año son lo peor , a mi siempre me hiba Horrible , te endiendo. Pero que tonta es (tn) por dios como deja que Tom se le valla asi si es tan hermoso uii no lo puedo creer , please sube pronto que ya quiero saber que pasara (: adios cuidate y disfruta tus vacaciones jujjujuji
ResponderEliminarOjala todo se solucione pronto entre tn y tom *-*
ResponderEliminarSube pronto :)
No tengo mucho tiempo para comentar.por qhe estoy de vacaciones (estoy en mexico) asique solo puedo decirte que me encanta y que la sigassss
ResponderEliminarAwwww me das mucha colera (tn)!!
ResponderEliminarComo le haces eso a mi Tom.. Ek que lucha por ti y tu ahi sin nada :/
Siguelaa Virgiiii