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lunes, 22 de diciembre de 2014

.- SORPRENDEME .- CAPITULOS 26 Y 27

26
Dos días después, cuando Tom entró en los juzgados, su semblante era
serio. No había podido pegar ojo. Desde su última tarde con _____, no había
vuelto a saber de ella. La había llamado, pero no le había cogido el
teléfono. ¿Por qué se comportaba así?
¿Acaso no sentía lo mismo que él?
De pronto una mujer, la última de la que se lo podía esperar, lo había
sorprendido como ninguna y no podía dejar de pensar en ella. En su boca,
en sus besos, en su cuerpo, en su mirada y en su pasión cuando le hacía el
amor. Nunca se había enamorado.
Nunca había perdido la razón por nadie.
Nunca había dependido de una mujer.
Pero lo que sentía por _____ era irrefrenable. La sentía suya. Se sentía
torpe al no estar con ella y la continua sensación de estar perdido no lo
abandonó desde que se marchó de su lado.
Tras ganar un juicio y perder otro, decidió ir al restaurante de su padre
a comer. Gordon, al verlo entrar, supo que algo le pasaba. Por norma, su hijo
siempre entraba con una sonrisa y aquel día no había sido así.
Una vez se sentaron a comer juntos, le preguntó:
—¿Qué te preocupa, hijo?
—¿Por?
—No bromeas y estás más callado de lo normal, y eso es raro en ti.
Tom sonrió.
—No pasa nada, papá.
—¿Qué ocurre, hijo? —insistió su padre.
Sorprendido por su insistencia, lo miró.
—¿A qué te refieres?
—Soy viejo, pero no tonto.
Tom, negando con la cabeza, respondió:
—No pasa nada, papá. Hoy en los juzgados uno de los casos se me ha
complicado más de lo que pensaba y...
—No mientas.
—¿Cómo?
—Estás mintiendo. —Y bajando la voz, le dijo—: Mira, hijo, en todos
estos años sólo has perdido la sonrisa dos veces. El día que murió tu madre
y cuando el juicio por lo de Grete.
Recordar lo de Grete, como siempre, lo enfureció. Le preguntó a su
padre: —¿Todavía te acuerdas de eso, papá?
Éste asintió y, acercándose a él, contestó:
—Sí, hijo. Por increíble que te parezca, los padres no olvidamos esos
detalles. El sufrimiento de los hijos es nuestro propio sufrimiento.
—Papááááááá.
—Y ahora pondría la mano en el fuego y no me quemaría al pensar
que tu gesto serio es por una mujer, ¿verdad?
Tom se dio por vencido y, tras asentir con resignación, murmuró:
—Sí, papá.
—Para llegarles al corazón, a las mujeres hay que hacerlas reír. Si
consigues eso, muchacho, ¡es tuya! ¿Quién es? ¿La conozco?
—No, papá.
—¿Ha venido por aquí?
—No.
—¿Seguro? Mira que yo tengo buen ojo para las mujeres bonitas.
Tom cerrando los ojos ante su insistencia, claudicó.
—Se llama _______.
Al mencionar su nombre, vio que había caído en el juego de su padre
y, riendo, escuchó que éste decía:
—Más sabe el zorro por viejo que por zorro. Ya sabía yo que una
mujer tenía algo que ver en todo esto. Y, llamándose ______, ¿puede ser
la española amiga de Judith?
Tom, sorprendido por su agudeza, fue a decir algo, cuando el hombre
añadió: —Ya te he dicho que tengo buen ojo para las mujeres y ______, con
ese nombre tan maravilloso, no puede ser una mala chica.
—Su padre es americano.
Gordon, al comprender, respondió:
—¿Y qué? Eso no la hace mala persona, hijo, ni a su padre tampoco.
—Pero nunca me han gustado los americanos.
El hombre cabeceó e insistió:
—Generalizas por lo que nos pasó con Grete y ese militar. Pero no
debes pensar así. En el mundo hay gente buena y gente mala, sean
americanos, chinos o alemanes. No generalices, Tom. Te lo he dicho
muchas veces. Las personas son como son, nada tiene que ver su
nacionalidad.
—_____ me está volviendo loco, papá.
Gordon soltó una risotada.
—Normal, hijo. Las mujeres son así. ¡Vuelven loco a cualquiera!
Ambos sonrieron y Tom, con cariño, explicó:
—Tiene una hija. Una maravillosa niña que estoy convencido de que
te encantaría. Sami es preciosa, papá. Es divertida, ocurrente. Habla a su
manera, alemán, español e inglés y es...
—¿Una niña? ¿Está casada?
—No, _____ es madre soltera. Tenías que ver cómo se desvive por
Sami. Cómo la cuida, cómo la mima. Nunca he conocido a nadie como
ella.
El anciano sonrió. Sin duda alguna, aquella mujer había calado hondo
en su hijo.
—Por lo que cuentas, entonces es una luchadora. Y sé de lo que hablo.
Prácticamente os he criado solo a ti y a Harry y sé lo mucho que cuesta criar
un hijo. Y si me dices que ella sola lo está haciendo, menuda luchadora
tiene que ser.
—Pero no sé qué es lo que quiere, papá. Tan pronto todo va de
maravilla, como cambia de opinión y... y yo no sé qué hacer.
Gordon, poniéndole una mano en el hombro, preguntó:
—¿Te gusta mucho?
—Sí...
El hombre cabeceó.
—Las mujeres son así, ¡indescriptibles! Y si esa ______ te gusta
tanto como estoy viendo, creo que debes luchar por ella. No permitas que
otro hombre vea lo que tú has visto y te la arrebate. Sé listo, hijo,
¡enamórala! Haz que no pueda vivir sin ti.
Tom sonrió. Su padre era un romántico...
—De acuerdo, papá. Lo intentaré —dijo levantando su jarra de
cerveza para brindar con él.
Gordon sonrió y, divertido, exclamó:
—¡Así me gusta, Tom, positividad!
El domingo por la mañana, Tom salió a por el periódico y se sentó en
una cafetería a leerlo. Ese ritual siempre le había encantado. Domingo,
tranquilidad, periódico y café.
Pero en esa ocasión no estaba todo lo concentrado que debía, había
cambiado de cafetería y, siguiendo el consejo de su padre, había decidido
luchar por ____.
Había pasado una semana y ella no lo había llamado. Dispuesto a
recuperarla, se sentó frente al edificio donde vivía. Si no le cogía el
teléfono, al menos no se negaría a hablar con él cuando lo tuviera delante.
Mientras miraba el portal a la espera de que la puerta se abriera,
marcó su número. Como siempre, _____ no lo cogió y Tom blasfemó.
Cuando la viera, se iba a enterar de quién era él.
Al cerrar el móvil, éste sonó. Era Rania, una de sus amigas. Cuando
iba a contestar, el portal se abrió y vio salir a _____ con su pequeña en
brazos. Sin importarle Rania, cortó la llamada, salió de la cafetería y fue a
su encuentro.
_____, sin darse cuenta de que Tom se acercaba, abrió el cochecito de
la niña y la sentó en él. Tras sujetarla bien para que no se cayera, se
incorporó y se sobresaltó al verlo a su lado.
—Joder, ¡qué susto me has dado!
—¿Tan feo soy? —se mofó él.
Pínsipe tonto —soltó Sami, señalándolo.
Tom, agachándose, le dio un beso a la pequeña en el moflete y
murmuró con cariño:
—Hola, princesa.
_____, enternecida por el gesto, añadió:
—Además de tonto, un poco feo sí que eres, la verdad.
Él, sin moverse, tocó la naricilla de la niña.
—Si me dices guapo, te doy una cosa que te va a gustar mucho.
La cría sonrió y rápidamente dijo:
—Guapo.
Tom se sacó del bolsillo un paquete, se lo entregó y, cuando ella lo
abrió, gritó emocionada:
—Una codona dosaaaaaaaaaaaaaaa de pinsesaaaaaaaaaaa.
El duro abogado volvió a sonreír como un tonto al ver su reacción. La
madre de la criatura murmuró:
—Lo tuyo es ser un gran embaucador. ¿Le has comprado a mi hija una
corona de princesa?
Pero él no estaba para muchas bromas y enderezándose para estar a su
altura, preguntó:
—¿Qué ocurre, _____? —Y sin dejarla responder, añadió—: ¿Por qué
no me has llamado?
—He estado muy liada.
—¿Por qué no me coges el teléfono?
Su presencia la había sorprendido. No lo esperaba allí e, intentando
encontrar las fuerzas que la abandonaban cuando lo veía, respondió:
—Porque tengo otras cosas más importantes que hacer.
Tom blasfemó; así no iban por buen camino. Mirándola, afirmó:
—Tenemos que hablar.
—No.
—Sí.
Con una expresión que a él no le gustó, _____ dijo:
—Vale, ya te llamaré para ir al Sensations.
—_____...
Su paciencia comenzaba a agotarse y, agarrándola por la cintura, le
confesó:
—Te echo de menos.
Zafándose de él, interpuso el cochecito de su hija entre los dos y
respondió con el cejo fruncido:
—Tom, no te aceleres.
—¿Cómo que no me acelere?
—No me grites.
Asintió con la cabeza. Ella tenía razón. No debía perder las formas y,
desesperado, musitó:
—Escucha, cielo...
—No me llames «cielo» —lo cortó ella y, sacándose del bolsillo del
pantalón una cajetilla de tabaco, se encendió un cigarrillo ante el gesto
incómodo de él.
A cada segundo más sorprendido y molesto, insistió:
—_____, me estás volviendo loco. No sé qué te pasa. Creía que me
considerabas algo tuyo. Creía que te gustaba y...
—Y me gustas —afirmó—. Pero hay cosas que tú no sabes y...
—¿Qué cosas? Habla conmigo, ¡dímelas! Joder, ______, creo que me
conoces al menos un poco y sabes que soy un tipo con el que se puede
hablar. ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa para que estés tan negativa con relación a
lo nuestro?
Ella lo miró. Deseaba contarle que era militar, pero no se atrevió y,
finalmente, obviando lo que su corazón le pedía a gritos, anunció:
—Tengo que irme.
—¿Adónde vas?
—He quedado.
—¿Con quién?
No obtuvo respuesta.
Se estaba arrastrando por ella, pero _____ lo valía y, como un tonto, la
miró y sin querer agobiarla más, preguntó finalmente:
—¿Me llamarás cuando regreses?
—No —contestó ella, apagando el cigarrillo en el suelo.
Alucinado por su rotundidad, la miró ofuscado.
—Pero ¿por qué?
—Porque no sé a qué hora voy a regresar. Además, mañana me voy de
viaje otra vez y...
—¿Que te vas otra vez?
—Sí.
—¿Adónde?
Sin saber qué decir, _____ respondió:
—Serán varios días. Es un vuelo transoceánico y desde allí luego...
—¿Y Sami?
—Estará con mi madre —lo informó con un hilo de voz.
Durante varios segundos se miraron y, dispuesta a acabar con aquel
calvario, clavó sus negros ojos en los de él y afirmó:
—Me he dado cuenta de que no quiero profundizar en nuestra
relación.
—¿Cómo?
—Ambos éramos felices con nuestras vidas. Esto se nos está yendo de
las manos y uno de los dos tiene que saber pararlo. Y si ésa debo ser yo,
¡vale! Asumo el papel de poli malo.
La miró incrédulo. Deseó gritarle. Deseó discutir con ella, decirle
cuánto necesitaba su compañía, pero la pequeña Sami estaba allí y no debía
hacerlo. La ______ fría e impersonal que conoció al principio lo miraba, y
se sintió ridículo con aquella conversación. Estaba desnudando sus
sentimientos y ella parecía un témpano de hielo. De pronto, un coche pitó a
su lado y oyó:
—¡Eh, preciosa!
_____ sonrió al ver a Neill y a Fraser aparecer en el Hummer, mientras
Tom los miraba con gesto ceñudo. Reconoció al primero como el tipo de
la noche del hospital y, sin poder contener su furia, preguntó:
—¿Te acuestas con ellos?
A cada segundo más ofuscada, _____ respondió, dispuesta a alejarlo de
ella:
—Sí. Con los dos y con otros que no ves. Tú no eres el centro de mi
vida sexual. —Y al ver la dura mirada de él, añadió—: Márchate. Tengo
que irme.
Molesto. Celoso. Enfadado. Engañado. Así se sintió.
______ le había dicho que debía confiar en ella, que él era el centro de su
vida y, de pronto, nada de eso era verdad. Había vivido una increíble
mentira y se la había creído. Esa sensación de vacío le dolió. Ninguna
mujer le había hablado ni tratado así nunca y cuando vio que aquellos
hombres se bajaban del coche, recurrió al poco orgullo que le quedaba, se
dio la vuelta y se marchó sin volver la vista atrás.
Cuando Fraser y Neill llegaron al lado de _____, vieron que el hombre
se alejaba a grandes zancadas. Fraser preguntó, mirando a Sami.
—¿Cómo está mi princesa?
La pequeña aplaudió y le tendió los brazos. Él la sacó del cochecito y
la sentó en la silla trasera del automóvil. Neill, al ver que _____ observaba al
hombre marcharse con expresión indescifrable, preguntó:
—¿Qué ocurre?
—Nada.
—¿Ése no es Tom?
—Sí.
Conocía a la teniente e intuía que lo que tenía con él era especial. Pero
también conocía aquella expresión y, mirándola, insistió:
—¿Qué has hecho, _____?
—No sabe que soy militar, Neill. Odia a los militares americanos. Y
he hecho lo que tenía que haber hecho hace tiempo, quitármelo de encima.
No necesito a nadie. Sami y yo estamos bien y...
—Pero, _____...
Ella, reactivándose en segundos, lo cortó:
—No quiero hablar del tema.
Una vez los cuatro entraron en el coche, se dirigieron a la casa de
Neill, donde _____ intentó disfrutar junto a la familia de éste de una
estupenda comida de despedida, pero ya nada era igual. Ahora Tom
ocupaba su mente. Miró su móvil mil veces. Ni un mensaje. Ni una
llamada.
Cuando por la noche llegó a su casa, encendió el ordenador y miró su
correo. Nada de Tom y, dolida y sin poder contener el llanto, incluyó en
su iPod las canciones de Aaron Neville y Bruno Mars que había bailado y
disfrutado con Tom. Le recordaban a él. Necesitaba escucharlas para
sentirlo más cerca.
¿Por qué era tan obtusa a veces? ¿Por qué le había tenido que hablar
así? ¿Por qué no había sido sincera con él desde el principio?
Cerró los ojos y vio su sonrisa, sintió cómo la besaba y cómo las
cuidaba a ella y a Sami. Como decía la canción de Bruno Mars, había
encontrado a una persona que la agasajaba, que la divertía, que le regalaba
flores... Se sintió fatal. En ese instante necesitó hablar con él. Debía
contarle la verdad. Debía dejarle decidir si la quería como era o no. Se
había portado como una idiota. Como una cría y Tom no se lo merecía.
Lo llamó al móvil, pero en esta ocasión fue él quien no se lo cogió. Lo
intentó varias veces, pero, al entender su negativa, con el corazón
ensangrentado finalmente desistió.
A Tom, que estaba cenando con una de sus amigas, al ver su número
en el teléfono, se le aceleró el corazón. ¿Debía cogerlo? Optó por no
hacerlo. Si él no era el centro de su vida, ella no iba a ser el de la suya y,
mirando a la pelirroja que estaba frente a él, sonrió. Tenía una estupenda
noche por delante con el abejorro Maya.
27
Al día siguiente a primera hora, _____ cogió un avión para España,
concretamente para Oviedo. Esa misma noche salía de misión durante
quince días y quería dejar a la pequeña Samantha a cargo de su familia.
Cuando llegó a la ciudad, sonrió al ver a su hermana. Scarlett le quitó a
Sami, que iba dormida, y se abrazaron. Sin demora, sentaron a la niña
dormida en el asiento trasero del coche e iniciaron la marcha.
—¿Cómo está mi hermanita preferida? —se interesó Scarlett.
—Jodida —respondió ella, encendiéndose un cigarrillo.
Mientras conducía, su hermana preguntó:
—¿Vuelves a fumar?
—No... Sí... Bueno, no sé.
—¿Qué pasa?
Apagando el cigarrillo recién encendido en el cenicero del coche,
replicó furiosa:
—Soy una imbécil, una gilipollas. Soy la peor persona que podrás
conocer en tu vida. Soy...
—Vale... vale... vale. —Scarlett detuvo el vehículo y, mirándola, dijo
—: Una vez que me has aclarado que tengo como hermana al ser más
repugnante que existe en la Tierra, ¿qué ocurre?
—He roto con Tom.
—¿Se ha enterado de que eres militar?
—No.
—¿Entonces?
—Hemos discutido y le he dado a entender que me acuesto con otros
para que no quiera saber nada más de mí. No le he contado que soy militar
porque no he podido. Cada vez que lo intento, me quedo paralizada como
una idiota.
—Pero ¿qué me dices?
—Lo que oyes.
—Pero ¿cómo has podido dejar escapar a un hombre así?
—¿Y qué querías que hiciera? Mi relación con él estaba basada en una
mentira. Y no por su parte, sino por la mía. Y, por favor, no se lo digas a
mamá ni a la abuela. No quiero que me atormenten a preguntas, ¿vale?
Scarlett asintió y murmuró:
—Vaya..., no sé qué decirte.
_____, negando con la cabeza, prosiguió:
—Me he comportado como una niña malcriada, Scarlett, y lo peor de
todo, se me fue la lengua y he sido una cobarde, cuando en realidad estoy
totalmente colgada de él.
—Como diría la abuela, ¡faltate un fervor!
—Uno no, doscientos. Soy lo peor de lo peor.
Las dos hermanas se abrazaron y _____ pidió:
—Por favor, no me hables más de él, ¿vale? Necesito centrarme o no
sé lo que va a ser de mí. Menuda mala leche llevo, pobre Neill y pobre
Fraser.
—¿Fraser? —repitió su hermana, intentando enfriar el tema—. Oh,
Dios... qué bueno está ese tío.
—¡Scarlett!
—Madre mía, ______, todavía recuerdo cuando él y yo... ¡Guau, qué
calores me dan al recordarlo! Pero no pudo ser y la vida continúa.
—Que sepas que él me sigue preguntando por ti.
—¿En serio?
—Totalmente en serio. Y quítate esa cara de zorrón. Si no estáis
juntos es porque tú no quisiste, no por él.
—Yo no quiero la vida de mamá, _____ —la cortó Scarlett—. Yo quiero
a alguien que esté conmigo todos los días, no alguien a quien sólo pueda
ver unos días al mes. Perooooooooo que esté a régimen no quiere decir que
no mire la carta de los postres y ¡Fraser es un buen postre!
_____ sonrió. Su hermana, como siempre, la animaba y con mejor
talante se dirigieron a La Isla. Al llegar a la casa de su abuela y bajar del
coche, Luján gritó:
—¡Qué alegría volver a ver a mis niñas!
Tras besar con adoración a su hija, la mujer sacó del coche a la
pequeña, que ya se había despertado, y, besuqueándola, preguntó:
—¿Cómo está mi muñequita?
Sami, divertida, rió y contestó:
—Yaya tonta.
—¿Me has llamado «tonta», pequeña sinvergüenza? —rió Luján al
oírla.
Todas sonrieron y _____ aclaró:
—Ha aprendido a decirlo y ahora para ella todos son tontos y tontas.
La puerta de la casa se volvió a abrir y apareció Covadonga, que al ver
a su nieta, preguntó:
—¿Y Tlomsito?
Con el corazón encogido, _____ respondió:
—Trabajando, abuela. Te manda muchos besos.
La mujer sonrió. Estaba claro que Tom le había dejado buen recuerdo
y, abriendo los brazos, exclamó:
—Ay, mi neña, ¡ven a darle un beso a tu güela!
_____ corrió hacia ella y la besuqueó. Covadonga observó:
—Estás en los huesines, neña. Has de comer más o cualquier día no te
veremos.
—Abuela, siempre estás igual —se quejó _____.
Covadonga, mirando a las vecinas que se asomaban a la puerta para
ver quién había llegado, voceó:
—¡Qué ye... oh!
Ellas saludaron con otra voz y Luján, orgullosa de su nieta, se la fue a
enseñar. Covadonga las miró y, torciendo el morrillo, cuchicheó al ver a
una de las vecinas haciendo el tonto ante la pequeña Sami:
—A la Isa faltale un fervor.
—Abuelaaaaaaaaaaa, ¡no empieces! —la regañó Scarlett.
Muerta de risa, _____ cogió a la mujer y la metió en la casa, mientras
reía a carcajadas ante las burradas que ella le comenzó a contar.
Esa tarde, tras decirle adiós a su pequeña y engañarla diciéndole que
iba a comprar leche, se despidió del resto de la familia y, con Scarlett, se
dirigió al aeropuerto. Una vez llegaron, su hermana murmuró, abrazándola:
—No te preocupes. Ya sabes que con nosotras Sami estará bien.
—Lo sé... lo sé..., pero cada día llevo peor esto de separarme de ella.
Me paso la vida mintiendo a las personas que más me importan. A Sami...
a Tom...
Abrazándola, Scarlett la entendió. Intuyó lo que pensaba y le
aconsejó:
—Cuando regreses, debes hablar con él y contarle la verdad.
_____ se encendió un cigarro, le dio dos caladas y lo apagó.
—Lo haré. Te juro que lo haré, aunque sea la última vez que me hable.
Scarlett sonrió y comentó:
—Llevas el ejército en la sangre. Pero tú, a diferencia de papá, echas
demasiado de menos a tu hija y eres capaz de dejarlo todo por amor,
¿verdad?
_____ asintió y su hermana dijo:
—Ve a ese viaje y, cuando regreses, busca a Tom. Habla con él e
intenta explicarle lo que sientes y el porqué de tus mentiras. Si por amor
eres capaz de dejar el ejército, no creo que él te vaya a despreciar.
—¿Tú crees?
—No lo sé, reina, pero por un tipo como ése, te aseguro que yo
remuevo cielo y tierra.
_____ sonrió y declaró:
—Te aseguro que si por fuera es impresionante, ¡por dentro es lo más!
Ambas rieron y ella anunció:
—Tengo que embarcar. Cuida de Sami hasta que yo regrese, ¿vale?
Abrazándola de nuevo, Scarlett asintió y, sin más, la dura teniente
Parker se marchó. Cuando llegó a Múnich, junto con sus dos compañeros,
que la esperaban en el aeropuerto, cogió el helicóptero que los llevó hasta
la base estadounidense de Ramstein, al oeste de Alemania. Desde allí, casi

a medianoche despegó hacia la base aérea de Balad, cerca de Bagdad, Irak.


HOLA!!! BUENO AQUI ESTAN DOS CAPS PARA COMPENSARLAS POR NO HABERLES AGREGADO PERO ES QUE COMO ESTA SEMANA QUE PASO YA IBAMOS A SALIR DE VACACIONES TUBE DOS EXAMENES EN UN MISMO DIA Y TENIA QUE SACAR DIEZ PARA PASAR CON BUEN PROMEDIO MAS APARTE NOS DEJARON UNA TAREA DE EXPOSICION Y FUE PESADITO POR ESO NO AGREGE ... PERO AHORA QUE ESTOY DE VACACIONES LES PUEDO AGREGAR TODOS LOS DIAS SIEMPRE Y CUANDO ME ACOMPLETEN LOS COMENTARIOS, BUENO SIN MAS QUE DECIR ME DESPIDO, YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS :))

6 comentarios:

  1. Tranquila te entiendo virgi, guaooo no puedo creer que (Tn) le haya dicho eso a Tom :S pobre se siente dolido, engañado :( ojala cuando (Tn) hable con Tom el la pueda entender y se den una segunda oportunidad lo deseo, espero los próximos caps virgi me encantoooooo!!!!

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  2. Oo los examenes de fin de año son lo peor , a mi siempre me hiba Horrible , te endiendo. Pero que tonta es (tn) por dios como deja que Tom se le valla asi si es tan hermoso uii no lo puedo creer , please sube pronto que ya quiero saber que pasara (: adios cuidate y disfruta tus vacaciones jujjujuji

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  3. Ojala todo se solucione pronto entre tn y tom *-*
    Sube pronto :)

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  4. No tengo mucho tiempo para comentar.por qhe estoy de vacaciones (estoy en mexico) asique solo puedo decirte que me encanta y que la sigassss

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  5. Awwww me das mucha colera (tn)!!

    Como le haces eso a mi Tom.. Ek que lucha por ti y tu ahi sin nada :/

    Siguelaa Virgiiii

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