CHICAS!! FELIZ AÑO NUEVO, QUE DIOS ME LAS BENDIGA SIEMPRE, GRACIAS POR ESTAR CONMIGO EN ESTE AÑO POR MEDIO DE LAS NOVES, DE VERDAD QUE SON IMPORTANTES PARA MI!! MAÑANA `PONGANSE BORRACHAS!! JUAJAJA DISFRUTEN EN COMPAÑIA DE LOS SUYOS, ESPERO QUE ME ACOMPAÑEN EL OTRO AÑO CON MAS HISTORIAS, PORQUE YO NO DEJO DE PUBLICAR EH? BUENO UN ABRAZO Y CUIDENSE MUCHO, SI MANEJAN NO BEBAN JAJAJA LO DIGO POR USTEDES PORQUE YO NO SE CONDUCIR xD ... BUENO ADIOS Y YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS, POR CIERTO, YA PRONTO ACABARA LA NOVELA, YA PONDRE, ULTIMOS CAPITULOS!!! U.U ... AHORA SI ADIOS :))
33
____ se fue a Asturias a
buscar a su hija. Al llegar allí, su abuela le
preguntó rápidamente por Tlomsito
y ella consiguió sonreír e explicarle que
tenía que trabajar.
Durante un par de días, eludió hablar del tema con su
madre, hasta que una
tarde en la que _____ estaba en la playa con la niña,
Luján bajó con su
esterilla, se sentó al lado y dijo:
—Muy bien, hija. Visto
que no me lo cuentas, ¿qué ha ocurrido con
Tom?
—Aiss, mamááááá.
No quiero hablar de eso.
—Te ha descubierto, ¿verdad?
—Sí.
—Cuéntame qué ha
ocurrido.
Desesperada, ____ se
sinceró con ella. Le contó cómo él se había
enterado y lo mal que se
lo había tomado. Una vez acabó, concluyó:
—Y eso es lo que ha
ocurrido, mamá. Ya lo sabes todo.
Luján asintió y tras
acariciar el cabello de su hija, comentó:
—Es una pena que piense
así. Ese hombre, además de ser guapo, era
un buen partido para ti.
Sólo había que ver cómo te miraba y miraba a
Sami para darse uno
cuenta de que eras especial para él.
—Era
mamá.
Lo has definido maravillosamente bien. Porque lo que
había entre él y yo ha
desaparecido —puntualizó, tocándose el colgante en
forma de fresa que él le
regaló.
Dos días después, regresó
a Múnich algo más tranquila y una mañana,
tras dejar a Sami en la
guardería, al pasar por una floristería sonrió al ver
unas preciosas rosas
rojas de tallo largo. Eran como las que Tom le había
enviado durante mucho
tiempo y no lo pensó. Entró en el establecimiento y
encargó que le llevasen
una rosa en una caja.
Cuando el mensajero dejó
en el bufete del señor Kaulitz la caja, su
secretaria se la llevó. Tom,
al ver la rosa, frunció el entrecejo y blasfemó
al leer:
Una vez te dije que yo te regalaría flores. Espero que
te guste.
_____
Durante unos segundos, Tom
miró la flor y, ofuscado, le ordenó a su
secretaria que la devolviera
a su destino. Cuando la flor llegó a la casa de
_____ sin ninguna nota,
ella se quedó sin habla. ¡Qué grosero! Pero
dispuesta a quedarse por
encima, bajó de nuevo a la floristería.
Esa misma mañana, cuando
la secretaria de Tom entró con una nueva
caja, en esta ocasión más
ancha, éste la miró incrédulo. A diferencia de la
otra vez, sonrió al ver
un cactus de púas afiladas. Cogió la tarjeta y leyó:
Esto
te va más, capullo.
Y ahora, si no quieres que te llame «capullo»... ¡dímelo!
____
Sin poder evitarlo, cogió
aquel cactus de púas afiladas y lo colocó en
un lateral de su
despacho. Después se sentó a la mesa y no pudo dejar de
mirarlo durante horas.
Sin dejarse vencer por lo
que sentía, _____ lo siguió intentando. Se
hacía la encontradiza con
él en la puerta de su casa, pero Tom ni la
miraba. Se encontraban en
el quiosco de prensa los domingos, pero él sólo
saludaba a Sami. Hizo todo,
todo lo que pudo para que Tom hablara con
ella, pero éste le daba a
entender con su desprecio que parase. No quería
saber nada de ella y
finalmente _____ lo aceptó.
Una tarde, mientras
merendaba con Judith en una cafetería, exclamó:
—¡Se acabó! No puedo más.
Su amiga, desolada por lo
que ella le había contado, suspiró y dijo:
—La verdad, creía que Tom
reaccionaría.
—Te juro que si sigo
arrastrándome así, me hago yo misma el
harakiri. Vale, asumo que
le oculté que soy militar, pero joderrrrrrrr..., ¡ya
no puedo arrastrarme más!
Por lo tanto, doy el tema Tom por finiquitado
por mucho que me duela el
corazón. Si superé lo de Mike, podré superar lo
de él.
—Me joroba decirlo, pero
creo que tienes razón —afirmó Judith—.
Yo en tu lugar ya le habría
cogido del pescuezo y seguramente matado. Y
mira que a Bill a cabezón
no lo gana nadie. Pero ahora, tras ver a Tom,
comienzo a dudarlo.
Con un movimiento mecánico,
____ se quitó el colgante en forma de
fresa que llevaba colgado
del cuello y, mirándolo, susurró:
—Se acabó. Ahora sí que
se acabó. Le haré llegar este maldito
colgante y después
normalizaré mi vida y continuaré viviendo, ¡que no es
poco!
En ese instante, sonó el
teléfono de Judith.
—Hola, Marta. —Y tras un
silencio, añadió—: ¡Genial! ¿El sábado?
Bien...bien... Me apunto
y se apunta una amiga mía. Nos vemos allí sobre
las diez, ¿te parece?
Cuando colgó, miró a
_____ y preguntó:
—¿El sábado tienes algo
que hacer?
—Nada. Estaré con Sami.
Judith, sonriendo, le guiñó
un ojo y le expuso:
—El sábado, Sami se
quedará con tu vecina o en mi casa. Acabo de
quedar con mi cuñada
Marta y unos amigos para ir a bailar y tomar unas
copas a un bar cubano
llamado Guantanamera, ¿lo conoces?
—No.
Judith sonrió e intentó
animarla:
—Ponte guapa y sexy, que
este sábado vas a gritar «¡Azúcar!».
34
Esa noche, cuando Bill
supo los planes de su mujer, de entrada se
molestó. No le gustaba
que fuera a aquel antro cubano.
—He dicho que no Jud, no
vas a ir —insistió, sentado a la mesa de su
despacho—. Estás
embarazada, por el amor de Dios. ¿Qué pretendes, beber
mojitos y gritar «¡Azúcar!»
con mi hermana como haces siempre?
—La verdad es que lo de
los mojitos me tienta y gritar «¡Azúcar!» ni
te cuento —se mofó.
Bill, ofuscado, miró a la
loca de su mujer y cuando fue a protestar,
ella, en tono dulzón, le
soltó:
—¡Ya tú sabes, mi amol!
Incrédulo por su poca
vergüenza fue de nuevo a protestar cuando
Judith, sentándose sobre él,
dijo:
—Cariño, simplemente
quiero salir a divertirme con mis amigas. No
pretendo ser la reina de
la pista, ni beber un solo mojito. Sólo quiero pasar
un rato agradable y
diferente antes de que nazca Conguito.
—He dicho que no, Jud. Y
no es no.
Pero ella lo tenía claro,
iría le gustara a él o no y, llevándolo por
donde sabía que tenía que
llevarlo para conseguir lo que deseaba, le dijo,
acercándose:
—Vamos a ver, cariño...
—No. No vamos a ver nada.
Y no te pongas zalamera que te conozco,
morenita. Sabes que no me
gusta que vayas allí y...
Pero no pudo continuar.
Jud, acercando su boca a la de él, murmuró:
—Escúchame, cariño.
—No. No piens...
Besándolo con pasión, lo
hizo callar y cuando se separó de su boca,
añadió:
—Vayamos juntos.
—¿A ese antro? Ni loco.
Jud soltó una carcajada
y, paseando su lengua por la boca de él,
cuchicheó mientras se
apretaba contra su cuerpo:
—Ese lugar te excita,
piensa en cómo a nuestro regreso haremos el
amor. Echaremos el
pestillo de la habitación y tú y yo jugaremos y lo
pasaremos bien y...
—Jud...
Escuchar aquello lo
tentaba. Siempre que regresaban del
Guantanamera lo pasaban
bien reconciliándose. Era un clásico.
—Vamos, Iceman, dame ese
capricho. Prometiste que cada cierto
tiempo me acompañarías a
mi local preferido. Venga..., dime que sí. Estoy
embarazada y no me puedes
decir que no. Mira que si el niño por un antojo
sale con acento cubano, ¡será
culpa tuya!
Esas palabras lo hicieron
sonreír y Jud, que lo conocía mejor que
nadie, insistió:
—Venga, cariño. Sabes que
me gusta bailar. Es más, si quieres invita
a Tom para que venga
también, así estarás más acompañado. Seguro que
lo pasamos genial.
Incapaz de negárselo, se
dio por vencido y, sonriendo, preguntó:
—¿Irá ____? —Judith
asintió y Bill, divertido, la acusó—: Pequeña,
eres una lianta ¿Qué
pretendes que ocurra?
—De entrada, que se
encuentren. Si nosotros no hacemos algo, esos
dos nunca se reconciliarán.
—Jud... no.
—Cariño, piensa. Tom nos
ayudó mucho a nosotros, ¿por qué no
ayudarle ahora a él?
—Porque no sé si ____ es
la chica que necesita. ¿Te parece buena
contestación?
Jud soltó una carcajada
y, besando a su marido, preguntó:
—¿Y por qué sabía él que
yo era la persona que tú necesitabas? —Bill
no contestó y ella
insistió—: ¿Quizá porque te vio descolocado? ¿Quizá
porque se percató de que
yo era especial para ti? Vamos a ver, cariño,
desde que conoces a Tom ¿alguna
vez te ha hablado de alguna mujer
como te habló de ____? ¿Alguna
vez lo has visto tan afectado por alguna
como lo está ahora? ¿De
verdad no ves que _____ le gusta y mucho?
Bill no respondió.
Simplemente se acercó a la boca de su mujer, le
chupó el labio superior,
después el inferior y, tras darle un mordisquito,
murmuró:
—Morenita..., eres una
bruja.
Divertida, ella asintió.
—Y a ti te gusta que lo
sea, ¿verdad?
—Me encanta...
Bill la besó con el morbo
que siempre había entre ellos y cuando sus
labios se separaron,
preguntó:
—¿Y si Tom no reacciona
bien al verla?
Jud, deseosa de seguir
saboreando sus labios, lo reprendió:
—Iceman, ahora olvídate de todo y céntrate en mí.
35
El sábado, tras dejar a
Sami con la vecina, ____ llegó al local donde
había quedado con su
amiga y se sorprendió al ver a Bill allí. Después de
saludarla, Jud le presentó
a sus amigos y, divertida, vio cómo instantes
después _____ ya estaba
bailando con Reinaldo.
Cuando Tom llegó, Jud
sonrió, pero el gesto se le torció al ver a su
lado a Agneta y, acercándose
a su marido, preguntó:
—¿Qué hace Foski aquí?
Reprimiendo una sonrisa, Bill,
acercó su boca a su oreja y respondió
con su acentazo alemán:
—¡Ya tú sabes, mi amol!
Se quedó boquiabierta al
oírle decir eso y Bill, soltando una
carcajada, explicó:
—Cariño, cuando le
propuse que viniera, no le pude decir que viniera
solo. Lo conozco y rápidamente
hubiera sospechado.
—Joder —murmuró Jud, molesta.
Miró hacia la pista donde
____ seguía bailando con Reinaldo y cuando
Tom y su acompañante se
acercaron a ellos, Judith los saludó con una
forzada sonrisa. Pidieron
unos mojitos y cuando los estaban bebiendo,
llegó ____, divertida,
junto a Marta, y dijo sin percatarse de los recién
llegados:
—Madre mía, Judith, qué
bien baila Reinaldo.
—Es una pasada —convino
ella.
—Pues espera a bailar con
Máximo —comentó Marta—. Entre lo
bueno que está y lo bien
que baila, te aseguro que no te dejará indiferente.
—¿Queréis algo de beber? —preguntó
Bill.
—Hombre, Tom —gritó Marta—,
no te había visto. ¿Cuándo has
llegado, guapetón?
A ____ se le puso la
carne de gallina. ¿Tom? ¿Dónde estaba? Y
mirando a su derecha, lo
vio tras Bill. Sonriendo a pesar de la desolación
que sentía, movió la
cabeza a modo de saludo.
A Agneta, al verla allí,
le entraron todos los males. Aquella mujer
había sido la que había
separado a Tom de ella en los últimos meses y,
agarrándolo del brazo,
marcó su territorio.
Ese gesto no pasó desapercibido
para nadie y menos para _____, que,
indiferente, pidió al
camarero una bebida:
—Un Bacardi con
Coca-Cola.
Durante un buen rato,
todos hablaron. _____ y Tom no se dirigieron la
palabra, pero sus miradas
cargadas de reproches se encontraron en varias
ocasiones. Judith, al
verlo, intentó mediar entre ellos.
—Tom, no he visto que
saludaras a _____.
—Tengo ojos, no soy
idiota —repuso él.
_____, al oírlo, con toda
la mala leche del mundo lo miró y dijo:
—De eso, muñeco, no
estoy muy segura.
Sorprendido de que ella
volviera al juego de antaño, fue a contestar,
pero _____ fue más rápida
y se marchó a bailar con Reinaldo.
No pensaba aguantar un
segundo más las carantoñas que la rubia
idiota que colgaba del
brazo de Tom le hacía a éste.
Jud, que se había percatado
de todo, cuando vio que Agneta se
marchaba al baño, se
acercó a su amigo y cuchicheó:
—Eres tonto.
—Gracias, Jud. ¡Tus
piropos me encantan!
—Pero ¿no ves que ____
está aquí?
Con gesto incómodo, él la
miró y respondió:
—Por mí, como si se la
traga la Tierra.
Irritada por su
indiferencia, insistió:
—_____ vale mil veces más
que Foski, ¿no te das cuenta?
Él sonrió con amargura y
sin ganas de entrar en el tema, objetó:
—Agneta me da todo lo que
quiero y no miente. Con eso me vale.
—¡Sexo!... vale —replicó
Judith—. Pero te conozco y sé que no lo
estás pasando bien. ____
te gusta y ella te puede dar sexo y amor. No seas
cabezota.
La palabra «amor» le cayó
como un jarro de agua fría y, apretando los
dientes, clavó una
furiosa mirada en Jud y siseó:
—¿Qué tal si no te metes
donde no te llaman, queridísima Judith, y
por una vez en la vida ¡puedes
olvidarte de que existo!?
Esa contestación y cómo
la miró, dolieron a Jud. Nunca, en todo el
tiempo que se conocían,
le había hablado así y, mirando a su cuñada Marta,
que conversaba con Bill,
dijo:
—Marta, acaba de llegar Máximo.
—¿Dónde está Don Torso
Perfecto?
—Allí —respondió Jud, señalando.
Máximo, un argentino
guapo y galante hasta rabiar, saludaba a unas
chicas de la entrada
cuando Marta informó:
—Ha roto con Anita y se siente
muy solo. Ayer estuvo en casa con
Arthur y conmigo.
Bill miró a su mujer y ésta,
haciéndole reír, respondió:
—Pero ¿qué me dices? —Y
levantando la voz para que Tom la oyera,
propuso—: Presentémosle a
_____. Seguro que se caen muy bien.
Las dos mujeres se
marcharon. Bill miró a su amigo y, con
complicidad, preguntó:
—¿Otra copa?
Tom asintió y cuando el
camarero dejó ante ellos la bebida, Bill
carraspeó.
—Hablando de mi mujer. ¿Eres
consciente de lo que acabas de hacer
esta noche?
Al ver que Tom no se había
percatado, aclaró:
—Jud está muy, pero que
muy molesta contigo con tu contestación.
Ya sabes, ¡las hormonas!
La conozco y esto traerá consecuencias.
—Joder —murmuró Tom.
—Y la primera
consecuencia —continuó Bill— es Don Torso
Perfecto.
—¿Quién?
—Máximo, el caprichito de
las nenas, ¿no lo conoces?
Bloqueado porque hubiera
otro caprichito que no fuera él, se interesó:
—¿Y ése quién es?
Siguiendo la dirección de
su mirada, Tom se tensó al ver a ____
dándole dos besos a un
guaperas con estilo. Se percató de cómo sonreía él
ante la presencia de la
joven y le molestó cómo rápidamente la agarró de la
cintura y la invitó a
bailar.
Bill, divertido por cómo
se le abrían las aletas de la nariz, se acercó a
él y le informó:
—Ése es Máximo. Y por lo
que sé de él, ¡las vuelve locas!
El resto de la noche fue
una auténtica tortura para Tom. ____ parecía
haber encontrado al
hombre que le seguía el juego y no paró de bailar y reír
con él.
La vio moverse con él,
gritar «¡Azúcar!» con las locas de Judith y
Marta y fue testigo de cómo
el alcohol comenzaba a hacer mella en ella y
en su sensual forma de
bailar. Bill, que observaba en silencio todo lo que
ocurría, al ver cómo su
buen amigo tensaba la mandíbula, murmuró:
—Cuando tú quieras, damos
la noche por finalizada.
Tom negó con la cabeza e
intentó sonreírle a Agneta. Ésta bailaba
insinuándosele, pero no
tenía ni de lejos la sensualidad que desprendía
_____.
La música cambió y el
disc-jockey comenzó a pinchar a los Orishas,
un grupo cubano que por
allí gustaba mucho. Cuando sonó la canción
Cuba, todo
el mundo bailó y cantó y cuando ésta acabó, las chicas se
acercaron hasta donde
estaba el resto del grupo y pidieron algo de beber.
_____ cogió uno de los
mojitos y, tras darle un trago que le supo a gloria,
oyó decir detrás de ella:
—¿No crees que estás
bebiendo demasiado?
Sorprendida, se volvió y,
al ver a Tom, levantó las cejas. Mirando a
un lado y a otro, preguntó:
—¿Es a mí a quien hablas?
—Sí.
Alucinada sonrió y murmuró:
—Serás capullo.
A Tom le molestó oír esa
palabra. Ella sabía que no le gustaba que lo
llamara así e, intentando
llamar su atención, dijo:
—Ayer me llegó por
mensajero tu colgante.
_____ asintió y, tras
beber otro trago, replicó:
—No es mi colgante, es tu
colgante. Digamos que yo te he devuelto tu
fresa con el mismo
desprecio con que tú me has devuelto a mí la mía.
Ahora estamos en paz, ¿no
crees?
Molesto, no respondió y _____,
encogiéndose de hombros, soltó una
risotada y siseó:
—Que no te quite nada el
sueño, capullo... ya me he dado por enterada
que pasas de mí. Por lo
tanto, tranquilo, lo superaré. Nadie es indispensable
en esta jodida vida.
Bebió otro trago y un
golpe de una joven al pasar por su lado la hizo
dar un traspié, Tom la
sujetó antes de que cayera al suelo.
Al notar sus manos en su
cintura desnuda, sintió que el vello se le
ponía de punta y cuando él
la soltó, sólo pudo murmurar:
—¡Azúcar!
Tom no contestó. El olor
a fresas que desprendía se le había metido
en las fosas nasales y dándose
la vuelta, decidió alejarse cuando oyó decir:
—Como vuelvas a tocarlo,
vas a tener un problema.
Sorprendido al escuchar
la vocecita de Agneta, se volvió y vio que
_____ le advertía:
—Como no me sueltes el
brazo, el dentista se va a forrar contigo.
—Agneta, ¿qué haces?—preguntó
Tom.
____, con una torcida sonrisa,
lo miró y le aconsejó:
—Controla a Foski o esta
noche sale sin dientes del local ¡Oh... sí!
Dicho esto, se alejó.
Continuó bailando y disfrutando de la noche
mientras ellos dos discutían.
Una hora más tarde, entró
en el baño para refrescarse e instantes
después la idiota de
Agneta, con ganas de liarla, entró también y gritó:
—¿Quién te has creído que
eres?
_____ la miró de arriba
abajo y, sin moverse del sitio, respondió:
—De momento, la teniente _____
Parker, y como no saques tu
culito de perra en celo
ahora mismo de aquí, me voy a enfadar. Y yo
cuando me enfado, soy
muy... muy malota.
—¿Me estás amenazando?
_____ se miró en el
espejo y con una chulería propia de ella, asintió:
—Sí. Definitivamente, sí.
Creo que te voy a coger del moño, te voy a
arrastrar por el suelo
y...
Asustada, la otra se
marchó despavorida y ____ soltó una carcajada. Se
estaba mojando el pelo
cuando la puerta se abrió de nuevo, dejando paso a
un furioso Tom.
—James Bond... éste es el
baño de mujeres y si vienes a buscar a
Foski, me complace
decirte que acaba de salir de aquí hace apenas unos
segundos.
Sin contestar, él la
agarró del brazo y, arrinconándola contra la pared,
preguntó:
—¿Qué le has hecho a
Agneta?
—¿Yooooooooooo?
—Dice que la has
agredido.
_____ sonrió y,
consciente de su cercanía, contestó:
—Te aseguro que si yo a ésa
la agredo, no le dejo ni la lengua para
contártelo.
Tom, molesto al ver que
Agneta le había mentido, le advirtió:
—Aléjate de ella y de mí.
Tú y yo no tenemos nada que hacer.
_____, sin querer
contener sus impulsos, lo paró, se acercó a él y,
poniéndose de puntillas,
lo contradijo:
—Oh, sí, nene... Hay un
par de cosas que podemos hacer.
Bloqueado, Tom vio cómo
acercaba su boca a la suya para besarlo.
Reclamó sus labios como sólo
ella sabía y él respondió. Sin hablar. Sin
apenas mirarse, la cogió
entre sus brazos y la apretó contra él. El morbo
estaba servido. Durante
varios minutos, mientras la gente seguía
divirtiéndose fuera,
ellos dos se besaron con auténtica pasión. Sin
delicadeza, _____ posó su
mano sobre su entrepierna y susurró:
—Vamos, muñeco...,
dame eso que quiero y tú deseas.
Tom comenzó a perder la
razón. ¿Qué estaba haciendo? Su cuerpo
parecía moverse solo y al
sentir la lengua de ella en su boca, se apretó
contra ____ justo en el
momento en que la puerta del baño se abría. Eso lo
hizo regresar a la
realidad.
Como si le quemara los
labios, la soltó, la miró y siseó antes de salir:
—No bebas más o terminarás
muy mal.
Cuando él se marchó y
entró la mujer que había abierto la puerta, _____
respiraba con dificultad.
Ansiaba aquellos labios, aquellas grandes manos
que le habían recorrido
el cuerpo. Lo necesitaba. Pero volviendo a la
realidad, como Tom había
hecho segundos antes, abrió la puerta y salió a
la sala para pasarlo
bien.
Máximo, disfrutando de la
locura y frescura de la joven, al verla
aparecer la agarró para
tomar algo con ella. El disc-jockey pinchó de nuevo
a los Orishas. Al oír la
canción Nací Orishas, Máximo agarró las caderas
de ____ y salieron a
bailar a la pista mientras cantaban...
Yo nací Orishas en el underground.
Oye si de cayo hueso si tu bare.
Yo nací Orishas en el underground...
Tom, desde la barra, los
observó. No podía apartar la vista de ellos.
_____ se contoneaba ante
aquel joven, mientras él se arrimaba a ella
paseando las manos por su
cuerpo. Era algo que no quería ver, pero no
podía dejar de mirar.
Contemplar cómo el tatuaje de su espalda se movía y
aquel imbécil lo tocaba
lo estaba poniendo enfermo.
Cuando acabó la canción,
comenzó otra y ellos continuaron bailando
tan felices. El cabreo de
Tom fue en aumento. ____, por su parte, no se
volvió a acercar al grupo
donde estaban él y su caniche. Se negaba a verlos.
De madrugada, cuando Bill
y Tom hablaron de marcharse, Jud
asintió. Estaba cansada
y, acercándose a su amiga, se despidió de ella.
Tom al ver que todos se
iban excepto _____, al salir se paró junto a Jud y le
preguntó:
—¿____ se queda?
—Ajá...
—Pero todos nos vamos...
Sin sorprenderse mucho,
Jud miró a su amigo y respondió:
—Se queda en muy buena
compañía, imbécil. —Y al intuir que él iba
a decir algo más, añadió
molesta—: Queridísimo Tom, ¿qué tal si te piras
con Fosky a darle su pienso,
dejas a _____ tranquila y no te metes donde no
te llaman?
Dicho esto, Judith se
agarró al brazo de su cuñada y Bill, acercándose
a su amigo, cuchicheó:
—Te lo he dicho..., ahí tienes otra consecuencia.
Omg Ajajajajaj cada dia esta mejor la novela *-*
ResponderEliminarSube pronto :)
Tom va a caer Ajajajajaj le da rabia ver a tn con otro jiji
ResponderEliminarSube pronto
Me encantas tus fic
Feliz año nuevo para ti también
:D
Bien echo (tn) ya hiciste todo pir volver con el.. No estaras de arrastraa tampocoo..
ResponderEliminarSihuela..
Feliz año Virgii. Un abrazoteee. Que la pases muy bien :)
Y obvioo yo estare aqui como lectora siempree!! *.*
Feliz año nuevo para ti también
ResponderEliminarPasa súper
Estaremos contigo en el 2015 hasta mas Ajajajajaj :)
Oooo feliz año nuevooo , te mando un abrazooooo. Y. Este q comienza sea incleible y obvioo estaree contigo. Este año .
ResponderEliminarTom ya se esta arrepintiendo de haberla tratado tann mal. Juujujuju. Sube prontoooo bye cuidate un besooo
Me encantooooooo virgii feliz añoooo y ps Tom ya se esta arrepintiendo x haberla rechazado, espero los próximos caps y te deseo lo mejor del mundo..
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