13
Una semana después, tras
estar fuera de Múnich dos días a causa de un
viaje a Irak, ______
llegó a su casa. Su hija, al verla, la recibió con una
enorme sonrisa y no paró
de jugar con ella durante horas. Por la noche,
cuando se acurrucó sola
en su cama, por primera vez en mucho tiempo
Mike no ocupó sus
pensamientos: en su lugar, apareció un prepotente de
ojos avellana llamado Tom.
Intentó quitárselo de la
cabeza.
¿Acaso se había vuelto
loca?
¿Qué hacía pensando en
aquel capullo?
Intentaba concentrarse en
cualquier otra cosa, pero nada,
absolutamente nada de lo
que hiciera conseguía nublar la mirada de Tom
dirigida a ella. Al
final, cansada de dar vueltas en la cama, decidió
levantarse y hacer lo que
su cuerpo le exigía a gritos. Con cuidado, miró
que su pequeña estuviera
dormida y, tras comprobarlo, abrió el cajón de su
mesilla, cogió un neceser
y sacó lo que buscaba.
Con sigilo, salió de la
habitación, fue hasta el sofá, se quitó las bragas
y antes de sentarse,
murmuró, mirando el masajeador negro de clítoris.
—Te necesito
urgentemente, colega.
Sola en su salón y en el
silencio de la noche, hizo lo que le apetecía.
Abrió el bote de
lubricante, se tumbó en el sofá y, tras abrirse de piernas,
se aplicó un poco sobre
el clítoris y los labios vaginales. Quería suavidad y
aquello se la
proporcionaría. Deseosa y excitada, puso en marcha el
masajeador y, tras
pasearlo por sus resbaladizos labios, lo colocó sobre su
humedecido clítoris a
velocidad uno y susurró:
—Oh, sí..., dame lo que
deseo.
Durante varios minutos,
mientras con una mano se abría los labios
vaginales, con la otra
movía el masajeador en busca de su placer. La
sensación era
maravillosa. Plena. Cautivadora. Su cuerpo sentía latigazos y
ella jadeaba y exigía más
y más. Con los ojos cerrados, imaginó al hombre
que se había instalado en
su memoria, Tom, y, fantaseando con él, sus
gemidos se acrecentaron
al imaginar que era él quien movía el masajeador
sobre su clítoris o quien
miraba mientras ella lo movía.
Vio su mirada...
Sintió sus besos...
Recordó sus proposiciones...
Y todo eso... calentó su
cuerpo haciéndola desear más.
Abrió más las piernas y
se entregó al disfrute que aquello le ofrecía.
Imaginar sus grandes
manos sobre su cuerpo y su aliento entre sus piernas
la hizo morderse los
labios para no chillar y subió el masajeador a
velocidad 2.
El calor era intenso.
Muy... muy intenso y,
tremendamente excitada, se movió sobre el sofá
mientras susurraba:
—Sí..., nene..., te
deseo.
A su mente regresaron
imágenes de Tom en el Sensations.
Su cuerpo...
Su duro abdomen...
Su pene erecto.
Imágenes sensuales y
morbosas. Instantes calientes y pecaminosos.
Tom era caliente. Muy
caliente. Se lo hacía saber cuando la miraba,
cuando la retaba, cuando
había intentado acercarse a ella.
Los jadeos subieron de
intensidad. El orgasmo crecía en su interior
como un tornado y
dispuesta a más, subió el masajeador a velocidad 3. Su
vagina tembló y ella se
arqueó en el sillón. La voz de Tom le pedía que no
cerrara las piernas, que
no apartara ni un milímetro el masajeador de su
clítoris, y ella
obedeció.
Calor. El calor era
intenso. Y consciente de lo que deseaba, apretó el
maravilloso aparatito
negro sobre su ya hinchado clítoris y lo que esperaba
llegó. Un increíble
orgasmo tomó su cuerpo. Levantó las caderas y cerró
las piernas mientras se
convulsionaba y se mordía el labio inferior al sentir
aquel alucinante placer,
intenso y profundo.
La sangre bombeaba en
todo su cuerpo, especialmente en su pubis, y
______ jadeó, deseosa de
más. Pero cuando abrió los ojos y su vista recayó en
las fotos de sus
compañeros, supo que su fantasía había acabado. Allí sólo
estaban ella y su
imaginación. Cuando bajó las temblorosas piernas al
suelo y se sentó en el
sofá, sonrió.
Pocas veces una
masturbación había conseguido tal realismo. Pocas
veces sus muslos se
habían mojado tanto de sus propios fluidos. Sonriendo,
miró el aparatito y,
mientras se encendía un cigarrillo, murmuró:
—Gracias, colega. Tú
nunca me defraudas.
Esa noche, cuando se
metió en la cama, siguió pensando en Tom,
pero enfadada se
reprendió a sí misma. Debía dejar de pensar en él. Había
otros hombres en el mundo
de los que disfrutar y él, por mucho que la
excitara, no debía formar
parte de sus juegos y fantasías. ¿O quizá sí?
El sábado por la tarde,
tras un día dedicado totalmente a su hija,
decidió hablar con Dora
para que esa noche se quedara con la niña. Ella
necesitaba salir.
Llegó al Sensations más
tarde que otras veces y al entrar casi se dio la
vuelta al ver al fondo de
la barra a sus amigos Bill y Jud hablando con
Tom y dos mujeres.
¿Qué hacían Bill y Judith
allí?
Dudó si entrar o no.
Aquello era terriblemente embarazoso.
Pero al final, parapetada
entre varias parejas, lo hizo. No la vieron y
se sentó lo más alejada
posible de ellos, para observarlos con curiosidad.
Con los ojos como platos,
vio cómo una de las mujeres introducía su
mano entre las piernas de
Jud y ésta sonreía; la mujer profundizaba y ella
se dejaba hacer.
Bloqueada, no se movía
para que no la vieran. Nunca se hubiera
imaginado aquello y menos
que aquel matrimonio disfrutara del mismo
estilo de sexo que ella.
Eso la impactó. Consideraba a Bill y Jud una pareja
totalmente tradicional,
pero visto lo visto, ¡las apariencias engañaban!
Sus ojos volaron luego
hacia Tom. Éste y Bill parecían disfrutar del
espectáculo que las
mujeres les ofrecían y, acercándose a Judith, Tom le
dijo algo que a ella la
hizo sonreír.
Pero ¿qué clase de
amistad era la de aquellos tres?
Otra mujer se les acercó
y Tom la agarró de la cintura. Durante
varios minutos, ______
vio cómo los dos hablaban y él la besaba en el cuello
mientras ella, mimosa, se
lo ofrecía. Ver eso no le gustó y bebió de su copa
para tragarse la
indignación que crecía segundo a segundo en su interior.
Diez minutos después, el
grupo entró por la puerta de los reservados y
______ no dudó en
seguirlos. Al llegar al pasillo, vaciló sobre si mirar en los
reservados o no. Por
norma, la gente que no quería ser vista, colgaba un
cartel en la cortina con
la palabra «Stop», y sólo lo vio en uno de los
reservados. Miró en los
que no lo tenían, pero en ninguno se hallaban sus
amigos, por lo que dedujo
que estarían en el reservado de los que no
querían ser observados.
Dudó sobre qué hacer, pero la curiosidad pudo con
ella y decidió mirar a
pesar de que sabía que estaba mal.
En el interior, Bill
estaba sentado en la cama, mientras las dos
mujeres desnudaban a Jud,
y Tom preparaba unas bebidas en un lateral.
—Bésame, morenita —pidió Bill.
Encantada, Jud se acercó
a su marido e hizo lo que le pedía. Pero antes
jugó con él. Sacó su lengua,
se la pasó primero por el labio superior,
después por el inferior
y, tras darle un mordisquito, Bill le dio un azote
cariñoso; ella le besó.
—Me vuelves loco, cariño
—murmuró, acabado el beso.
—Ya sabes que me encanta
volverte loco —replicó ella, dispuesta a
pasarlo bien.
A Judith le gustaban los
hombres, pero se había dado cuenta de que
disfrutaba cuando era una
mujer la que jugaba con ella. Hasta el momento,
nunca había tomado la
iniciativa con una mujer, simplemente se dejaba
hacer, y eso la volvía
loca.
Bill lo sabía y nunca
proponía nada que Judith no deseara. Ambos
tenían sus propias
limitaciones en cuanto a las fantasías sexuales y,
dispuesto a darle a su
mujer lo que sus ojos le pedían, en ese instante
preguntó:
—¿Quieres que Diana y su
novia jueguen contigo?
Judith sonrió y dijo:
—Sí. Pero también quiero
jugar contigo y con Tom.
—Te lo prometo —sonrió Bill,
besándola de nuevo.
Tom, que los miraba desde
el lateral, observó que su amigo se
levantaba de la cama,
tumbaba a su mujer sobre ella y, abriéndole las
piernas con deleite,
decía:
—Diana..., mi mujer está
deseosa de que tomes de ella lo que desees.
No hizo falta decir más.
Diana, una alemana compañera de juegos, sin
dudarlo se subió en la
cama y, posando las manos en los muslos de ella, se
los abrió y murmuró:
—De Judith lo deseo todo.
—Después miró a su novia Marie y añadió
—: Juega con nosotras,
cariño. Judith desea ser nuestro juguete.
Únicamente hay una norma,
su boca es sólo de su marido.
Marie asintió. Todo
estaba claro. Sabía lo que su novia había querido
decir y, subiéndose a la
cama, fue directa a los pechos de Jud.
Diana, al ver que se
divertía chupándole los pezones, posó su boca en
el dulce manjar que la
joven le ofrecía y lo disfrutó. Con maestría, saboreó
sus labios vaginales hasta
que éstos casi se abrieron solos para dejar a la
vista el clítoris. Nada
más pasar su lengua por él, Judith jadeó y Diana,
conocedora de lo que a
aquélla le gustaba, se lo succionó.
El cuerpo de Judith
tembló. Miró a su marido y éste, excitado por la
situación, sonrió. Con
maestría, aquellas dos mujeres volvieron loca a
Judith. Cuatro manos
tocándola. Cuatro manos exigiéndole. Cuatro manos
llenándola y dos bocas
recorriendo su cuerpo.
—¿Quieres más, Judith?
—preguntó Diana.
—Sí..., sigue... sigue...
Marie, excitada por
aquello, sin dejar de chuparle los pezones, cogió
una de las manos de
Judith y la llevó hasta su propio sexo. Ésta, al notar el
calor que ella rezumaba,
no lo dudó, metió un dedo en su interior y
comenzó a moverlo. Marie
se volvió loca y Diana, al oír sus gemidos, paró.
Se colocó un pene y,
metiéndose entre las piernas de Judith, la folló. Los
gemidos de ésta subieron
de decibelios, mientras los hombres se
desnudaban, dispuestos a
entrar en el juego de un momento a otro. No
tardaron. Ambos se
pusieron preservativos. Tom se colocó tras Marie y
Bill tras Diana y las
empalaron por el ano a ambas.
_______, que observaba
semiescondida tras las cortinas, sintió que su
respiración se desbocaba.
Aquello era excitante. Ver cómo aquellas cinco
personas se daban placer
unas a otras era colosal y tremendamente
morboso.
Los gruñidos de placer de
Tom y Bill tomaron la habitación y
cuando alcanzaron el
clímax, salieron de las mujeres, que continuaron con
su particular juego.
Cuando se quitaron los
preservativos y los tiraron a una papelera,
Diana dijo:
—Marie, fóllame tú a mí.
Ésta se puso un arnés, se
colocó tras su novia y poco a poco introdujo
en ella el pene que
llevaba puesto, consiguiendo que Diana gritara de
placer. Judith, empalada
por el pene de Diana, gritó, y ésta, extasiada por
lo que su novia le hacía,
volvió a hundirse en Judith.
Las tres mujeres lo
pasaban bien haciendo el trenecito sobre la cama
cuando Tom le dio a su
amigo Bill un vaso con whisky. Ambos bebieron
mientras observaban el
morboso juego de ellas, hasta que Judith y Diana
tuvieron un orgasmo y
todo se detuvo. Una vez Diana salió de Judith, se
quitó el arnés y, mirando
a su novia, propuso mientras le desabrochaba el
arnés que también ella
llevaba:
—Hagamos un sesenta y
nueve.
Sin descanso, las dos se
tumbaron en la cama y se chuparon una a otra
con deleite. Bill, al ver
a su mujer con los ojos cerrados, la cogió en sus
brazos y, llevándosela a
la ducha, preguntó:
—¿Todo bien, cariño?
Judith asintió y lo besó.
Tom sonrió. La típica
pregunta de Bill a Judith tras el sexo. A él
nunca se le había
ocurrido plantearle a ninguna de sus amigas esa pregunta.
No le importaba su
placer. Le importaba sólo el suyo propio y recordó que
Bill le había dicho que,
desde que estaba con Judith, la forma de ver el
sexo para él había
cambiado.
Mientras observaba a sus
amigos besarse con pasión en la ducha,
volvió a sentir lo que
sentía únicamente cuando estaba con ellos: soledad.
Con otras parejas ese
sentimiento no aparecía, sólo se preocupaba de
disfrutar del sexo y el
morbo. Pero cuando estaba con ellos y era
consciente de la relación
tan maravillosa y especial que tenían, los
envidiaba.
Ver cómo se miraban, cómo
se besaban, cómo se querían o
necesitaban era algo que
él nunca había experimentado con nadie.
¿Sería cierto que cuando
te enamoras, tu propio goce pasa a un
segundo plano y sólo
deseas ver a la otra persona gozar?
Estaba excitado mirando
la situación, cuando Bill comenzó a hacerle
el amor a Judith con
fiereza contra la pared, en la ducha, y mientras Diana
y su novia disfrutaban de
su sexualidad en la cama. Estaba invitado a
cualquiera de las dos
fiestas y dudó. El espectáculo era excitante y verlo
desde donde estaba
resultaba extremadamente morboso, por lo que decidió
mirar mientras su pene, gemido
a gemido y segundo a segundo se ponía
duro como una piedra.
Cuando Bill y Jud
acabaron y salieron de la ducha, se metieron en el
jacuzzi e invitaron a Tom
a acompañarlos. Sin dudarlo, él aceptó y cuando
fue a sentarse, Judith le
entregó un preservativo y susurró:
—Ahora tú...
Deseoso de sexo, Tom
rasgó el envoltorio y se colocó el condón. Una
vez se sentó en el
jacuzzi, miró a su amigo, que asintió y, agarrando a
Judith de la mano, le
pidió:
—Siéntate sobre mí,
preciosa.
Cuando lo hizo y él se fue
introduciendo en ella, la joven jadeó y
Tom, sin acercarse a la
boca que era sólo de Bill, murmuró:
—¿La sientes dura?
—Sí...
—Vamos..., apriétate
contra mí.
Al hacer lo que le pedía,
un escalofrío recorrió la espalda de Judith,
que jadeó. Su marido, besándola,
dijo:
—Así, pequeña..., dame
tus gemidos.
Durante varios minutos,
aquel morboso juego entre ellos los volvió
locos. Tom, sentado en el
jacuzzi, recibía a Judith, ella se empalaba en él
y Bill se bebía los
jadeos de placer de su mujer.
______, que los
observaba, cruzó las piernas. Sus propios fluidos
comenzaban a traspasar
sus bragas y su cuerpo le pedía sexo cuando oyó a
Tom decir:
—Bill y yo te vamos a
follar como te gusta.
Judith no podía hablar.
Sintió cómo las manos de su marido tras ella
la apretaban con fuerza contra
la dura erección de Tom y murmuraba en
su oído:
—Vamos, pequeña...,
así... toda.
Sin resuello, se dejó
manejar por aquellos dos titanes mientras Tom
movía las caderas a un
ritmo infernal, volviéndola loca, y sentía las manos
de Bill, ahora
apretándole las nalgas. Jadeos de placer escaparon de su
boca y más cuando sintió
que su marido le metía un dedo en el ano y
después dos. Los movía.
La tentaba.
—¿Te gusta, Jud? —preguntó
Tom.
Ella asintió y cuando él
la tumbó sobre su pecho en el jacuzzi, se
preparó para la
penetración anal que anhelaba de su marido. Con cuidado,
Bill lo hizo. Entrar en
ella siempre era un placer. Un gemido escapó de su
boca y cuando toda su
erección estuvo dentro, musitó:
—Pequeña..., dime que te
gusta.
—Me gusta —susurró Judith
al sentirse totalmente llena por ellos dos.
A partir de ese instante,
cada uno se movió en busca del placer,
mientras Jud se abría
para ellos y se dejaba hacer, disfrutando de la
situación.
Una... dos... tres...
cuatro penetraciones seguidas de cada uno la hacían
ronronear de gozo,
mientras un calor intenso se apoderaba de sus cuerpos.
Cinco... seis... siete...
ocho... Entraban y salían de ella con gozo,
mientras volvían al
ataque dispuestos a más.
Gozo...
Sexo...
Fantasías...
Aquello era puro morbo,
hasta que finalmente ella no pudo más y con
un grito les hizo saber
que había llegado al clímax. El siguiente en llegar
fue Tom y, por último, Bill.
Cuando Tom apoyó su
cabeza en el hombro de su amiga, se percató
de que alguien medio
escondido tras las cortinas los observaba y su cuerpo
reaccionó. Se sorprendió
al darse cuenta de que era ______. Rápidamente dejó
de mirar hacia allá para
que nadie se percatara y siguió sentado en el
jacuzzi. Un par de
minutos después, su amigo salió de su mujer y ésta de
él; juntos se encaminaron
hacia la ducha.
Excitado por la presencia
de ______, Tom salió también sin prisa del
jacuzzi. Se quitó el
preservativo y, mojado y desnudo, se encaminó hacia
un lateral de la
habitación.
______, con la boca seca,
lo perdió de vista hasta que de pronto sintió
algo mojado tras ella y
al volverse se encontró con él. Avergonzada, no
supo qué decir y Tom,
bajando la voz para que nadie, a excepción de ella,
lo oyera, preguntó:
—¿Fisgando tras las
cortinas?
________ no se podía
mover. Si lo hacía entraría en el reservado donde
estaban sus amigos y,
deseosa de que no la vieran, respondió con voz
suplicante:
—Lo... lo siento, yo...
Alucinado al ver que
titubeaba y se quedaba sin palabras por primera
vez desde que la conocía,
Tom se creció y, señalando el cartel, preguntó:
—¿No sabes lo que
significa la palabra «Stop»?
Ella asintió y él añadió:
—Acabas de incumplir una
de las normas del club. Si yo quisiera,
ahora mismo te echaban
del local; lo sabes, ¿verdad?
______ asintió acalorada
y, arrepentida, murmuró:
—No les digas a Bill y
Judith que he estado aquí.
Desde su imponente
estatura, él, totalmente desnudo, la miró y
preguntó:
—¿Por qué? ¿Acaso no
juegas a lo mismo que ellos?
Nerviosa, quiso escapar,
pero no pudo. Tom, cogiéndola del brazo, la
acercó a él y murmuró
casi encima de su boca:
—Te aseguro que si entras
conmigo en el reservado lo podemos pasar
muy bien. No creo que
Judith se asuste por tu presencia. Quizá se
sorprenda, pero
asustarse... no.
______, intentando
zafarse de su mano, susurró:
—Yo... yo no juego a esto
con amigos.
—¿Ah, no?
—No.
Divertido por ver a ______
descolocada, él sonrió e insistió:
—¿Por qué?
—Porque no. Y ahora,
suéltame, capullo.
Tom no lo hizo. Deseaba
desnudarla, meterla en el jacuzzi y disfrutar
de su compañía. La
deseaba más que a nadie en el mundo y sin dudarlo se
lo hizo saber. Cogió su
mano, la llevó hasta su erección y murmuró al
sentir el roce de sus
dedos:
—No vuelvas a llamarme
«capullo» o te juro por Dios que dejaré de
ser educado contigo, ¿entendido?
—Ella no respondió y él siseó—: Tú y yo
no somos amigos. Entremos
en otro reservado y...
—No —consiguió balbucear
ella.
Acercando su boca a su
rostro, Tom paseó sus labios por la frente de
ella y murmuró, excitado
por lo que su cuerpo le pedía que hiciera:
—Te aseguro que no te vas
a arrepentir.
La suavidad de su piel...
Su voz...
La intensidad de su
mirada...
Todo aquello, unido al
morbo de lo que había visto, hicieron dudar a
_______.
Dios... deseaba sentir a
aquel hombre en su interior, pero
recomponiéndose, retiró
su mano de su erección como si se quemara y
rogó:
—Suéltame.
Tom sonrió. No pensaba
hacerlo. Y acercándose más a ella, preguntó:
—Si te beso, ¿me volverás
a morder?
—Yo que tú no lo
intentaría.
Pero Tom, desoyéndola, le
pasó un brazo por la cintura y, dispuesto a
soportar un nuevo
mordisco, tanteó su boca y finalmente la besó. Metió la
lengua y, contra todo
pronóstico, pasados unos segundos, ella le respondió.
Su respuesta fue
arrasadora. El sabor de _______ era cautivador y,
apretándola más contra
él, profundizó el beso. Ella soltó un casi inaudible
gemido que Tom oyó y
sintió que el vello se le ponía de punta y su pene
engordaba. Apretándola
contra la pared, continuó su asolador ataque. La
deseaba. Deseaba a
aquella chulita impertinente y quería disfrutar de ella
como fuera.
Cuando sintió que ella
bajaba todas sus barreras para disfrutar de lo
que hacían, él detuvo su
beso. ______ lo miró con los ojos turbios de deseo y
Tom, tras darle un
sensual mordisquito en el labio inferior, dijo
soltándola:
—Si quieres más, tendrás
que entrar en el reservado.
Ella dudó.
Lo deseaba. Su cuerpo
entero se lo pedía a gritos.
Pero resistiéndose,
finalmente negó con la cabeza, se zafó de él y salió
de la zona de los
reservados sin mirar atrás.
Tom, duro como una
piedra, maldijo en silencio por su poco tacto.
Quizá si la hubiera
seguido besando un poco más, ella habría accedido.
Alucinado por lo que
aquel beso le había hecho sentir, apoyó una
mano en la pared al
sentirse el corazón acelerado. ¿Qué le estaba
ocurriendo?
Unas mujeres salieron del
reservado de al lado y al verlo en el pasillo
desnudo y con aquella
erección, sonrieron. Tom, consciente de que debía
de tener cara de tonto,
se recompuso rápidamente y sin querer pensar más
en el beso de ______,
volvió a entrar en el reservado, donde continuó jugando
el resto de la noche con
sus amigos. Pero ya nada le supo igual. Anhelaba
aquella otra boca y no pudo parar de pensar en ella.
HOLA!!! OTRO MAS ... COMO VEN ESTE CAP? YO ASI :O ... JAJAJJAJA BUENO LO VOLVIO A RECHAZAR ... YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ADIOS :))
Me sorprende esta amistad entre Judit, Bill y Tom!!
ResponderEliminarPero seràs bestia Tom. Tan solo la hubieras llevado a otro reservadooo.
Siguelaaaa Virgiii.. Esta buenizimaaa *.*
What??? no puedo creerlo eso si que no me lo esperaba Bill, Tom y Judit juntos en un reservado jajaja guaooo fue genial y (Tn) espiando jajajaja y tom la descubrió hay si seras bobo Tom en vez de llevarla a otro reservado y (Tn) como siempre rechazándolo cuando estarán juntos?? falta mucho para eso virgiii???
ResponderEliminarQuiero que estén juntos yaaaaa!!!!
ResponderEliminarSubeeee el proximo cap hoy mismo virgiii pleaseee
ResponderEliminarSubeeee!!!
ResponderEliminarAjajajja tan serca de que esten juntos
ResponderEliminarNo me lo esperaba bill y su esposa en eso :o
Sube , pronto :)