14
Dos semanas después, en
la piscina cubierta de la casa de Judith, ______
hablaba divertida con su
amiga, mientras tomaban unos refrescos.
Tras haber visto ciertas
cosas, no sabía cómo afrontar aquella
conversación con Judith.
Deseaba hablarlo, pero algo la detenía y supo que
era la vergüenza y el
pudor. Nunca había tenido una amiga con la que
hablar sobre esas
intimidades.
Aquel tipo de sexo era
algo que ella disfrutaba desde muy jovencita,
desde que participó en
una orgía y ese rollo le gustó. Pero nunca nadie de
su entorno, a excepción
de Mike o Lodwud, habían sabido nada al respecto.
La avergonzaba lo que
pudieran pensar de ella.
Incluso cuando se lo
propuso a Mike, el tío más liberal del mundo, se
quedó un poco
descolocado. Aquello no era propio de _______, pero
cuando aceptó, lo pasó
incluso mejor que ella y juntos habían disfrutado de
algún que otro trío.
Cuando Simona las avisó
de que podían ir a comer a la cocina, las dos
jóvenes cogieron a sus
hijos y les dieron de comer primero. El pequeño
Eric era un glotón y
Samantha, a su vez, devoró su plato. Cuando los niños
se durmieron, ellas
comieron también y, al acabar, Judith dijo con una
sonrisa:
—Te tengo que contar una
cosa.
—Cuenta.
Retirándose el pelo de la
cara, su amiga sonrió y anunció:
—¡Estoy embarazada!
—¡Enhorabuena!
Ambas se abrazaron y ______
preguntó:
—¿De cuánto tiempo estás?
—Estoy de sólo una falta,
y aunque ahora me veas tranquila, te
aseguro que cuando me
hice la prueba y vi que había dos rayitas, ¡casi me
da un telele!
—¿Y el padre está contento?
Judith movió la cabeza y,
divertida, respondió:
—Bill está feliz, pero
acojonado por ver cómo llevo el embarazo. —Y
añadió—: Cuando estaba
embarazada del pequeñín, las hormonas me
volvieron loca y a Bill
casi me lo cargo. ¡Pobrecito!
Ambas soltaron una
carcajada y Judith, tocándose su inexistente
vientre, murmuró:
—Los dos estamos muy
felices.
_______ sonrió.
—¿Desde cuándo lo sabes?
—Desde hace tres días.
Llamé para decírtelo y al no localizarte,
supuse que estarías
fuera. En serio, ______, la próxima vez que te vayas de
viaje, déjame a Samantha.
Aquí ya ves que estará bien. Simona y Norbert
me ayudarán con ella,
Flyn se la comerá a besos y Bill la malcriará. Te
aseguro que estará como
una auténtica princesa.
Ella soltó una carcajada
y replicó:
—No hace falta que me lo
repitas. Te prometo que la próxima vez que
te necesite para que
cuides de Sami, te lo diré. O, mejor dicho, ¡os lo diré!
Ambas sonrieron y ______
añadió:
—¿Puedo hacerte una
pregunta?
—Claro.
—Es sobre Flyn.
Judith sonrió y explicó:
—Flyn es hijo de Hannah,
la hermana de Bill. Ella murió, el padre
nunca quiso saber nada
del pequeño y, hoy por hoy, Bill y yo somos sus
padres.
—Ay, pobrecito.
Jud asintió y prosiguió:
—No te preocupes, él está
bien. Flyn es nuestro niño, como lo es el
pequeño Eric, y aunque
ahora pienses que me adora y besa por donde piso,
te aseguro que ese pequeño
enano gruñón me lo puso muy difícil cuando
me conoció. ¡Si yo te
contara! —recordó divertida—. Ah... y otra cosa
más: su padre era
coreano, no chino. Te lo aclaro porque Flyn odia que lo
confundan con un chino.
—Es bueno saberlo —sonrió
______ al escucharla.
En ese momento se abrió
la puerta del salón y aparecieron Bill y
Tom. Este último, al
verla, exclamó sorprendido y encantado:
—Bill, ¡qué nivel! La
mismísima novia de Thor en tu salón.
—¡Tom! —protestó Judith,
mientras éste dejaba el maletín en una
silla.
—Vaya..., pero si ha
llegado el asno de Shrek —replicó
_______
Sorprendida por ese
recibimiento, Judith miró a sus amigos y se
quejó:
—Definitivamente, os va
la marcha. ¡Vaya dos!
Tom, divertido, repuso:
—Ella me ha llamado «asno»...,
¡no lo olvides!
______, al verlo, se
acaloró. No había ni una sola noche que no pensara
en él. En su cuerpo
desnudo. En sus proposiciones. En la suavidad de su
piel cuando la rozó. Pero
disimulando lo que sentía de la mejor manera
posible, se puso la
coronita de cristales que le había quitado a su hija para
dormir y contestó:
—Las princesas no decimos
palabrotas, si no, muñequito, te aseguro
que te soltaría un montón
y a cuál más desagradable.
Bill sonrió al oírlos, se
acercó a su preciosa mujer y la besó. Después,
saludó a _______ con un
cariñoso beso en la mejilla y dijo:
—En el fondo, yo creo que
os gusta este rollito.
______ sonrió y, guiñándole
un ojo, respondió con mofa:
—Me encanta... Por
cierto, ¡enhorabuena por el bebé!
—Gracias —sonrió Bill,
encantado—. Estoy convencido de que esta
vez será una morenita.
—¿Una morenita? —repitió _______
sin entender.
Todos rieron y Jud aclaró:
—Una niña. Bill quiere
tener una niña morenita como yo.
Tom, tras besar a Judith,
no se acercó a ______, y luego Tom dijo:
—Tom pasemos a mi
despacho. Tengo que consultarte algo de mi
empresa. —Y volviéndose a
su mujer, añadió—: Cariño, coméntale a ______
lo de la fiesta de mi
empresa.
A Tom, alejarse de ella
le molestó. Le apetecía estar a su lado,
disfrutar de su compañía,
aunque fuera dedicándose perlas, pero cuando
vio que ______, con la
coronita en la cabeza, le decía adiós con la mano en
plan reinona, convino:
—Sí, mejor pasemos a tu
despacho.
Cuando las mujeres se
quedaron solas, Judith, divertida, miró a su
amiga, que se estaba
quitando la corona, y comentó:
—Definitivamente, creo
que os atraéis.
—Pobre de mí —se mofó _______.
—Da igual lo que digas,
yo veo otras cosas y...
—Jud, no inventes cuentos
—la cortó Tom, entrando por su maletín
—. ¡Que para princesitas
metomentodo ya tenemos a Cruella de Vil!
Ante esas palabras, _______
lo miró y contraatacó:
—¡Y para tontos bocazas
ya te tenemos a ti!
Él resopló. Estaba claro
que ella no se lo iba a poner fácil y sin decir
más, salió de la cocina.
Judith sonrió y comentó:
—La empresa de Bill da su
fiesta anual el viernes que viene y
queremos que vengas. ¿Qué
te parece?
—No lo sé.
Judith, cogiéndola del
brazo, cuchicheó:
—Tienes que venir. Sola o
acompañada. Es una cena de gala, con
baile después y te
aseguro que lo pasaremos genial.
Tras pensarlo, _______
respondió:
—De acuerdo. Si no estoy
de viaje, prometo ponerme el único vestido
largo que tengo e ir a
esa fiesta acompañada.
—¡Bien! —aplaudió Judith
y, mirándola, propuso—: ¿Qué te parece
si nos damos un chapuzón
en la piscina?
—¡Perfecto!
Pero cuando salieron del
salón, Judith afirmó:
—Tom y tú os atraéis... Lo sé... Lo intuyo.
15
Dos noches después,
cuando Dora llegó a su casa para quedarse con
Sami, ______ le dio un
beso a la niña en su rubia cabecita y salió de casa. Era
noche de bolera con sus
amigos y compañeros. Incluso Robert estaría, pues
estaba pasando unos días
en Múnich, y podrían verse. Cuando llegó a la
calle, arrancó su vehículo
y, tras subir la música a tope, como siempre, se
encaminó hacia donde había
quedado con ellos.
Tom, que en ese momento
estaba parado en el vado de su garaje,
hablaba por teléfono.
—Iremos al Sensations, ¿te
parece bien?
La mujer que había al
otro lado del teléfono contestó y Tom sonrió:
tenía una gran noche
morbosa por delante. De pronto, la música atronadora
de un coche que pasaba
por delante de él llamó su atención y no se
sorprendió al ver a _______
conduciendo.
—Kristel..., tengo que
dejarte. En un rato te vuelvo a llamar —dijo
rápidamente antes de
colgar.
Dispuesto a seguir a _______,
se sumergió en el tráfico y la siguió hasta
llegar a un centro
comercial. Allí la vio aparcar el coche y bajar. Vestía
como casi siempre, de
negro, y de pronto la vio sonreír y saludar a alguien.
Al mirar, vio que se
trataba de un hombre de su edad. Al llegar junto a ella,
él dijo algo y ______,
soltando una carcajada, le dio un puñetazo amistoso en
el hombro.
Sorprendido por la risa
sincera de ella, Tom decidió seguir su rastro.
Aparcó su Aston Martin y,
sin demora, echó a andar tras ellos, que
parecían absortos en una
divertida conversación.
Llegaron hasta la bolera
del centro comercial y Tom, con cuidado de
no ser visto por ______,
fue a la cafetería del local y pidió algo de beber. Sin
quitarle ojo, observó cómo
los hombres y la única mujer que la esperaban
la saludaban con un extraño
choque de manos y no con dos besos. Poco
después, observó que uno
de los hombres le entregaba un par de zapatos
especiales para jugar a
los bolos y ella se los ponía.
Durante más de media
hora, Tom la estuvo viendo jugar. Era buena.
Realmente todos ellos
eran muy buenos jugadores y sonrió al oírla gritar y
saltar como una loca al
hacer strike.
_______, ajena a su
mirada, se divertía con sus compañeros.
—Neill, ¡supera ese strike!
—Nena..., ¡eres buenísima!
—aplaudió Robert.
—Gracias, nene... —Y guiñándole
un ojo, reconoció—: Tuve un buen
maestro.
Al oírlos, Romina, la
mujer de Neill, sonrió y, levantando su botella
de cerveza, gritó:
—Vamos, cariño, tira
todos los bolos y machaca a estos listos.
Pero el tiro de Neill no
fue bueno y de nuevo ______ saltó de contento
riendo a carcajadas.
Fraser y Hernández, al verla, se levantaron de su silla,
la abrazaron y después la
izaron.
Tom quiso marcharse...,
quiso desaparecer de allí, pero el
espectáculo que ella ofrecía,
con aquella candorosa sonrisa que nunca
esbozaba ante él, lo tenía
con los pies pegados al suelo y sólo deseaba
acercársele, cogerla
entre sus brazos y besarla.
¿Qué le estaba ocurriendo
con aquella mujer?
Decidieron pedir una
nueva ronda de bebida y esta vez fue ______ la
encargada de ir a la
barra. Tom, al ver que se le acercaba, decidió no
esconderse. Cuando ella
lo vio, torció el gesto y, mirándolo con chulería,
murmuró:
—Qué desagradable
coincidencia.
Tom caminó hacia ella y
con la misma chulería, respondió:
—Ya estamos con tu
jueguecito de mujer difícil.
—No te he llamado «capullo»,
así que no te quejes.
Sin hacerle caso, _______
pidió al camarero lo que había ido a buscar y
mientras éste se lo servía,
Tom se apoyó en la barra y preguntó:
—¿Has cambiado el
Sensations por la bolera?
Ella levantó las cejas
divertida, miró a sus compañeros y preguntó:
—¿No crees que están buenísimos?
Él, sin apartar los ojos
de ella, insistió:
—¿Aquí también ligas?
—¿Lo dudas?
Tom clavó su mirada avellana
en los pechos de ella y se le escapó un
suspiro al ver que los
pezones se le marcaban bajo la camiseta, como
dándole la bienvenida.
_______ sonrió, algo
molesta al ser consciente de lo que miraba él con
descaro. Al verlo, sus
pezones se habían sublevado y ante aquello nada
podía hacer excepto jugar
sus cartas. Por ello, cogió una de las botellas de
cerveza que el camarero
había dejado delante de ella, se la acercó a la boca
y al ver cómo Tom le
miraba los labios y los pechos, murmuró:
—Ya te gustaría a ti que
mis labios te rozaran así, ¿verdad?
Sorprendido, él preguntó:
—¿Cómo?
Ella dio un trago a la
cerveza y, una vez acabó, paseó sus labios por el
extremo húmedo de la
botella con sensualidad y, tras chuparlo con descaro,
sonrió. Tom parpadeó
acalorado. Aquella chulita, sus marcados pezones y
aquella acción tan
sensual lo acababan de poner como una moto e,
intentando tomar las
riendas del juego, preguntó:
—¿Te gusta provocar?
______ soltó una
carcajada y, dejando la botella sobre la barra,
respondió:
—¿A quién no..., nene?
Dispuesto a ser tan descarado
como ella, Tom se acercó más e hizo lo
que llevaba rato
deseando. Levantó la mano derecha y, posándola sobre la
tela que recubría el pezón
erecto, dijo:
—¿Te gusta cómo te toco?
_______ quiso protestar,
quiso quejarse, pero el morbo que su cuerpo
sintió al notar cómo los
dedos de él aprisionaban su pezón, la hizo jadear.
En ese momento, Romina se
acercó y al ver a ______ hablando con aquel
guapo hombre, preguntó:
—¿Molesto?
Tom retiró la mano y ______,
volviéndose hacia la mujer, negó con la
cabeza. Romina, al
entender que sí había molestado, con gesto cómplice
cogió la bandeja de las
bebidas y se excusó:
—Los chicos están
sedientos y ya sabes cómo son estos americanos
cuando tienen sed.
Una vez se fue dejándoles
de nuevo a solas, Tom arrugó el entrecejo
e inquirió:
—¿Tus amiguitos son
americanos?
—Sí. —Y al recordar ella
lo que aquel día Gordon, el padre de Tom le
había dicho, replicó—: ¿Ocurre
algo porque lo sean?
Él negó con la cabeza con
gesto de rechazo y mirándola directamente
a los ojos, murmuró:
—Estaré en el Sensations.
Dicho esto, se marchó,
dejando a _______ bloqueada y altamente excitada
por lo que había ocurrido
entre los dos.
Cuando se repuso y volvió
junto a sus compañeros, Robert, que la
había observado hablar
con él, preguntó interesado:
—¿Quién era ese tipo?
Sin querer dar muchas
explicaciones, ella cogió su cerveza y, tras dar
un trago, respondió,
forzando una sonrisa:
—Un amigo de un amigo.
Nadie importante.
Un par de horas después,
tras varias partidas de bolos, decidieron ir a
tomar unas copas, pero,
sin dudarlo, ______ se desmarcó. Se despidió de sus
amigos y fue hasta su
coche, donde se encendió un cigarrillo. ¿Se había
vuelto loca?
Cuando aparcó frente al
Sensations, tenía muy claro lo que quería y lo
que había ido a buscar
allí.
Al entrar en el local,
vio a Tom charlando con una mujer en la barra.
Sus miradas se
encontraron y él sonrió, pero no se acercó a ella. Llevaba
esperándola toda la noche
y ahora que la tenía allí, su ego masculino se
creció y, tomando a la
mujer que hablaba con él de la mano,
desaparecieron por una
puerta que llevaba a las taquillas.
______ no lo dudó y los
siguió. Nada la desviaría de lo que deseaba.
Cuando quería una cosa,
iba por ella al cien por cien.
Tras pasar por las
taquillas masculinas y desnudarse, Tom llegó a la
sala comunitaria con una
minúscula toalla negra atada a la cintura. Al
entrar miró alrededor y
vio que su acompañante aún no había salido. El
jacuzzi estaba vacío y
decidió esperarla allí, mientras observaba a su
alrededor los juegos
morbosos de otros y su disfrute.
Pensó en ______. Que ella
hubiera ido allí esa noche significaba que
quería algo y su orgullo
masculino lo hizo sonreír. Aquella chulita iría a él
costara lo que costase. Y
de pronto se bloqueó cuando la vio aparecer con
un albornoz negro y
caminando directamente en su dirección.
Con una mirada
desafiante, se acercó al jacuzzi, se desanudó el
albornoz y lo dejó caer
al suelo.
Tom, sin moverse, paseó
la vista por el cuerpo de ella y la boca se le
resecó. Sus pechos eran
exquisitos. Las areolas se contrajeron ante su
mirada y los pezones se
le pusieron duros.
______, aquella
provocadora, era tentadora. Excesivamente tentadora.
Paseó la mirada por su
cuerpo y finalmente clavó la vista en su cuidado y
depilado monte de Venus.
Deseó tocarlo, lamerlo, chuparlo, mientras a su
alrededor otras personas
proseguían con sus morbosos juegos.
Desafío...
Duelo...
Contradicción...
Eso era lo que sentían
los dos. Se deseaban pero eran rivales. Ambos
querían quedar por encima
de lo que el otro pensara, hasta que ella cogió
uno de los preservativos
que había en una fuente y, tirándoselo, dijo:
—Póntelo. No digas nada y
hagámoslo.
Él dejó que el
preservativo cayera en el jacuzzi y no lo cogió. ¿Ella
estaba dando su brazo a
torcer?
Con lujuria, Tom sonrió
y, con chulería, preguntó:
—¿Y si ahora no me viene
bien?
_____ cambió el peso de
pie y añadió con los brazos en jarras.
—¡Ponte el jodido
preservativo ya!
Sobrecogido porque ella
hubiera claudicado, replicó:
—No... no... no... A mí
las órdenes no me van, muñequita. Además,
estoy esperando a
alguien.
Divertida, ______ se tocó
una ceja.
—Creo que tu acompañante
tardará un poquito en llegar.
Asombrado por sus
palabras, Tom lo interrogó frunciendo el cejo:
—¿Qué has hecho con
Kristel?
_______ se encogió de
hombros, pensó en lo que Carl y otro hombre
estaban haciendo con ésta
en uno de los baños de las taquillas y dijo:
—Yo nada. Sólo sé que
tardará porque lo está pasando muy bien en
las taquillas, con dos
tipos muy... muy... morbosos.
Al ver su gesto travieso,
él sonrió y deseoso de entrar en el juego de
ella, no lo dudó y no
desaprovechó la ocasión. Cogió el preservativo que
flotaba en el agua y,
levantándose del jacuzzi, inquirió:
—¿Te gusta lo que ves?
Ella tragó con
dificultad. ¡Era alucinante!
El moreno, fibroso y
musculoso cuerpo de Tom era impresionante.
Se notaba que se cuidaba
e iba al gimnasio, y cuando clavó la mirada en su
vientre plano y después
en su duro y tentador pene mojado, creyó morir de
placer. Lo deseaba, pero
no pensaba alimentar más su ego y lo apremió:
—Ponte el preservativo y
deja de ser tan presumido.
Él sonrió.
_______ era dura de roer
y eso le gustó. Lo excitó su exigencia. Lo puso a
cien. Y sin querer tentar
a la suerte, hizo lo que aquella insoportable pedía.
Tenerla desnuda ante él
era un lujazo que no pensaba desaprovechar por
nada del mundo. Sin
quitarle la mirada de encima, se puso el preservativo
y, una vez lo tuvo
puesto, ella pidió:
—Siéntate en el jacuzzi.
—Te he dicho que no me
gusta que me den órdenes —protestó él y al
ver su gesto, añadió—:
Pero me voy a sentar porque aquí estaba y
disfrutaba de las
burbujas. (jajajjajajjaja que idiota xD)
Ella sonrió.
En el fondo, su sentido
del humor le gustaba aunque no lo quisiera
reconocer. Cuando Tom se
sentó en el jacuzzi, ella se metió. Él clavó su
mirada en su depilado
monte de Venus en forma de corazón y su excitación
se redobló. Deseaba
saborearlo. Abrirla de piernas y meter su boca entre
ellas hasta hacerla
chillar de placer. _____ fue a sentarse sobre él, pero Tom
la paró.
—Antes de... quiero verte
y saborearte.
—No hay tiempo —protestó—.
La mujer que esperas vendrá y...
—He dicho que quiero
verte y saborearte —la cortó implacable—.
Sube un pie al borde del
jacuzzi y muéstrate a mí como yo me he mostrado
a ti.
—Esto ¿qué es, un
mercadeo de carne?
Apoyado con chulería, él
la miró y respondió:
—Piensa lo que te dé la
gana, preciosa..., me es indiferente.
Excitada por lo que le
pedía, subió un pie al borde del jacuzzi.
Rápidamente, él la sujetó
para que no se escurriera y le pidió:
—Ábrete los labios con
los dedos y agáchate sobre mi boca para que
pueda saborearte.
La respiración de ______
se aceleró. Lo que le pedía era tentador. Muy
tentador. Pero a ella
tampoco le gustaba que le dieran órdenes y cuando fue
a negarse, él le dio un
azote en el trasero y con voz de mando exigió:
—Hazlo. Estoy esperando.
Acalorada al sentir las
manos de él sobre su piel, hizo lo que le pedía
y cuando su húmeda y
caliente boca se acercó y con la lengua le rozó el
clítoris, se tuvo que
agarrar a sus hombros para no caerse. ¡Dios, cómo le
había gustado aquello!
—Sí... —murmuró
extasiada.
Como un lobo hambriento, Tom
la escuchó gemir. Durante unos
segundos, la lamió y
succionó su hinchado clítoris, disfrutándolo.
—Hueles a fresa —murmuró,
volviéndola loca.
Su olor... su sabor era
increíble. _______ no sabía como el resto de las
mujeres. Pero al ver el
efecto ocasionado en ella, con toda su fuerza de
voluntad Tom se retiró y
dijo:
—Vale..., dejémoslo.
Tienes prisa. Siéntate sobre mí.
Jorobada porque no
hubiera continuado con lo que había empezado,
resopló. Quería que
continuara con su boca entre sus piernas, lo deseaba,
pero no pensaba rogarle.
Ya era mucho que hubiera dado su brazo a torcer
y hubiera ido a él. Sin
hablar, se le sentó encima y Tom comentó en tono
íntimo:
—Tienes unos pechos muy
monos.
—¿¡Monos!?
Él, tocándole los pezones
con los dedos hasta ponérselos duros,
insistió, picándola:
—No están mal.
______ resopló y Tom, al
ver su gesto, le dio un nuevo azote en el
trasero y ella lo amenazó.
—Como vuelvas a pegarme,
te rompo la nariz.
Él soltó una carcajada y
azotándola de nuevo, musitó mientras le
tocaba el trasero:
—Bonita..., no seas
mojigata. He visto qué tipo de sexo practicas y
azotitos como éstos te
gustan. —Y sin dejarla protestar, preguntó—: ¿Te
molesta que no me enloquezcan
tus pechos?
—No.
—Entonces, ¿por qué pones
esa cara?
—Porque soy un bicho
raro, ¿no lo recuerdas?
Eso los hizo reír a ambos
y sujetándola con fuerza para sentirla sobre
él, Tom murmuró:
—Me gustan los pechos
grandes, pero...
—Y a mí los hombres con
el pene enorme —lo cortó ella.
Alucinado, parpadeó y
preguntó, dispuesto a defender su virilidad:
—¿Acaso mi pene no es lo
bastante grande para ti?
—Los he probado mejores y
más grandes.
—¿De tus amiguitos
americanos?
—No lo dudes.
La expresión molesta de él
la hizo sonreír y acercándose a su oído,
dijo:
—Muñequito, donde las dan
las toman...
—Serás chulita...
Al ver la diversión en
los ojos de ella, sonrió. Fue a decir algo, pero
______ lo apremió:
—Vamos, hazlo ahora.
—¿Te refieres a que te
folle?
Sin saberlo él, le estaba
provocando un ardor extremo. Cómo le tocaba
los pezones, la miraba,
la retaba y en esos momentos cómo le hablaba la
estaba excitando mucho y
musitó:
—Sí.
—Pues pídemelo.
—Te lo acabo de pedir —susurró
______.
Tom, acercando su boca a
la de ella, le insistió:
—Pídemelo con morbo y con
deseo. Pídemelo de esa manera que se
pide cuando lo deseas con
todo tu ser y que a uno le calienta hasta las
entrañas cuando lo
escucha.
______ sonrió y con un
descaro que a él efectivamente le calentó las
entrañas, acercó su boca
a la suya y con voz tentadora murmuró:
—Aquí me tienes, James
Bond. Fóllame y déjame disfrutar de tu
cuerpo.
Sin demora, Tom asintió
y, paseando su boca por sus mejillas,
ronroneó:
—Ironwoman... ahora sí
que te he entendido.
Se acercó más a ella y _______,
al ver sus intenciones, lo paró.
—No me beses en la boca.
—¿Por qué? —preguntó sin
separarse de ella.
—No tengo que dar más
explicaciones. No lo hagas y punto.
Tom, con malicia y sin
retroceder, deslizó sus tentadores labios sobre
los de ella. Los tocó
ligeramente al tiempo que guiaba su pene hasta el
centro de su deseo, y
mientras la penetraba poco a poco, susurró:
—No creo que pueda
resistir mis ganas de besarte.
—Tendrás que hacerlo —murmuró
_______, extasiada, encajándose
totalmente en él.
Ambos cerraron los ojos
de placer cuando sus cuerpos se
ensamblaron. Perfección. Ambos encajaban
perfectamente. Aquello era
magnífico, colosal y cuando Tom jadeó, ella preguntó:
—¿Sorprendido?
Él asintió y, agarrándola por la cintura, la apretó contra su
pene,
deseoso de más profundidad. ______ gritó extasiada y Tom
murmuró:
—¿Sorprendida?
Aquello era pura lucha de titanes.
Ambos lo sabían y eso los excitaba cada segundo más.
________, agarrándose a su cuello, aclaró mientras movía las
caderas.
—Voy a tomar lo que deseo. Soy egoísta y busco mi placer.
—Entonces ya somos dos, guapa.
Estimulado por la fuerza y la fiereza que veía en aquella
mujer, Tom
clavó los dedos en su cintura y la movió a su antojo mientras
ella cerraba
los ojos y echaba la cabeza hacia atrás, extasiada. Era
preciosa, diferente,
tentadora y le gustaba mucho... cada día más y ahora, tras
aquel encuentro,
estaba seguro de que todo cambiaría.
Pasados unos minutos en que el control fue de él, cuando soltó
una de
sus manos para cogerla del cuello y besarla, _______ lo
rechazó con maestría.
—Mi boca no...
—Sí...
—No...
Ahora era ella quien controlaba lo que hacían, mientras Tom,
maravillado, la dejaba hacer. ______ subía y bajaba sobre su
pene con un
ritmo estimulante que no quiso ni pudo parar y cuando vio que
ella jadeaba
y volvía a echar la cabeza hacia atrás, la agarró de la nuca y
acercó sus
ardientes labios a los de ella.
—Tu boca sí... —susurró.
Lo necesitaba...
Lo anhelaba...
La posesión de él hizo que ella no se retirara. Al contrario,
abrió la
boca y respondió con un asolador beso que a ambos los
enloqueció,
mientras Tom tomaba de nuevo las riendas de la posesión y _______
era ahora
quien no quería que parase.
Durante varios minutos continuó ese ataque.
Dos rivales en busca de su propio placer.
Dos contrincantes disfrutando del asalto del otro.
Dos amantes dispuestos a arder de pasión.
Su potente pene la penetró al máximo mientras ella se abría
gustosa
para recibirlo y jadeaba de placer. Por primera vez en mucho
tiempo era
otro hombre y no Mike quien la poseía y la hacía jadear
mirándola a los
ojos. El olor de Tom, su fiereza en el acto y su posesión la
enloquecía y
gritó cuando él, sorprendiéndola, incrementó el ritmo.
—Vamos, chulita..., vamos..., dame lo que busco.
Acalorada y enloquecida, buscó su boca mientras sentía cómo su
vagina vibraba y lo succionaba. Perturbada por ver los ojos de
Tom y no
los de Mike, acercó sus ardientes labios a los suyos y lo
besó. Lo disfrutó.
Lo volvió loco. Aquellos besos de lenguas enredadas,
enloquecidas, la
hicieron subir al séptimo cielo y no quería bajar.
Sin descanso, le ofreció su húmeda lengua y Tom la saboreó con
ansia justo en el instante en que ella volvía a tomar las
riendas de la
situación. El combate continuaba y los dos querían dejar muy
claro quién
mandaba allí. Moviendo las caderas a un ritmo frenético de
adelante hacia
atrás, _______ se empaló de nuevo en él, que soltó un gemido
gutural mientras,
enloquecido, la apretaba y la besaba.
Alucinado por lo que le hacía sentir, de nuevo la dejó hacer.
No
lograba entender qué le ocurría. Quería llevar él las riendas
del encuentro,
como siempre, pero _______ lo anulaba para tomarlas ella.
Así estuvieron durante varios minutos hasta que Tom le cogió
los
pechos con las manos y no pudo más. Soltó un jadeo varonil, se
dejó ir en
el mismo momento en que ella gritaba y se abrazaron mientras
sus cuerpos
temblaban ante lo ocurrido.
Con la respiración agitada, continuaron abrazados una encima
del
otro, sin mirarse. Cada uno a su manera pensaba en lo ocurrido
y no lo
entendía. ________ no había pensado en Mike, y Tom sólo había
pensado en
ella y no en sí mismo, como solía hacer.
Con _______ pegada aún a su pecho, sin pensarlo le besó con
delicadeza el
cuello. Le encantaba su olor a fresas. Necesitaba aquel
contacto dulce y
tentador y sintió que ella se encogía y lo besaba mimosa. Así
permanecieron varios minutos, hasta que, separándose, _______
murmuró:
—No ha estado mal.
—¿Otro cumplido? —Ella sonrió y él añadió—: Me voy a
acostumbrar a tus halagos, preciosa.
—No deberías, capu...
Al ver la mirada de él calló y, con un íntimo tono de voz, Tom
dijo:
—Gracias por cortar esa desagradable palabrita. Verdaderamente
lo
que acabamos de hacer no ha estado nada mal, pero sé que tú y
yo lo
podemos superar, ¿no crees?
Durante unos segundos, ambos se miraron a los ojos. Los dos
intuían
que el sexo entre ellos podía ser un fogonazo de pasión y ella
sonrió.
Aquella dulce sonrisa que nunca antes le había dedicado, a Tom
lo
bloqueó y más aún cuando, con delicadeza, ______ le besó la
punta de la nariz
y murmuró:
—No dudo que lo podemos superar.
Ahora el que sonrió fue él. Estaba claro que los dos estaban
muy a
gusto y no querían que el momento se acabara.
—¿Por qué siempre hueles a fresa?
Divertida, respondió.
—Debe de ser el gel que utilizo en casa. Regalo de mi hermana.
Tom la volvió a oler y sin identificar la fragancia con
ninguna de las
que utilizaban las mujeres con las que solía salir, musitó al
obtener algo de
información de ella:
—Vaya, tienes una hermana.
—Sí.
—¿Y es tan chulita como tú?
_______ sonrió y contestó:
—A ti te lo voy a decir.
Ahora fue Tom el que soltó una carcajada. Le mordió el cuello
y al
ver que ella se encogía, le preguntó:
—¿Cosquillas?
—Muchas —afirmó divertida, al notar de nuevo la boca de él en
su
cuello.
Durante un rato, jugaron en el jacuzzi como dos tontos
adolescentes y
Tom disfrutó de una faceta de ella que no conocía. Eso le
encantó. Se
mordieron. Se tentaron. Se divirtieron hasta que _______ vio a
la mujer que
acompañaba a Tom entrar en la sala junto a Carl. Eso la hizo
regresar a la
realidad.
—Llega tu acompañante.
Él la vio y, sin soltarla, deseoso de continuar jugando con
ella, afirmó:
—Ahora tú eres mi acompañante. Juguemos todos.
_______ cambió su gesto. Y consciente de que aquella mujer
buscaba a
Tom, retiró los brazos de su cuerpo y ordenó:
—Suéltame.
—¿Por qué?
Volviendo hacia él su mirada fría e impersonal, _______
respondió:
—Porque lo digo yo.
Aquel tono de voz...
Aquella mirada dura...
Eso fue lo que hizo que la soltara.
Sin moverse, la observó salir del jacuzzi. ¿Qué había
ocurrido? ¿Por
qué tan pronto pasaba de ser un dulce maravilloso a ser un
cardo
borriquero?
Sin mirarlo, _______ cogió el albornoz que había quedado en el
suelo, se
lo puso y se marchó mientras él la observaba irse.
Que no se lo pusiera fácil le gustó.
Lo tentó.
Lo sedujo.
Minutos después, cuando su acompañante y Carl estaban ya en el
jacuzzi, Tom no se podía concentrar. El olor a fresas estaba a
su alrededor
y, levantándose, miró a la mujer que lo miraba y se disculpó:
—Lo siento Kristel, pero tengo que irme.
HOLA!!! BUENO AQUI ESTA LO QUE QUERIAN LEER!! YA SE LA HECHO ... JAJJAJA BUENO YA FOLLARON .... CONTENTAS?? BUENO YA SABEN 4 O MAS Y AGREGO SINO NO ... ADIOS :))
Yo feliz!! Ya era hora Virgii *.* Me encantooo.. Siguelaaaaa :)
ResponderEliminarAYYYYY POR FIN, me encanta me encanta y me encanta, dios esta genial sube pronto que tengo curiosidad por saber que pasara
ResponderEliminarSigueeee×2
ResponderEliminar(Ahora comento por todas las veces que no pude comentar jajajajaja)
:O:O Poooor fiiin, me encantooooo gracias virgiii, Tom y (Tn) se gustan aunque lo nieguen jajaja q lindos de verdad, espero los próximos caps!!!
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